Barcelona gana de visita pero no acaba de entrar en ritmo en LaLiga, a pesar del debut de los refuerzos
BARCELONA.- Al campeón Barcelona le cuesta entrar en LaLiga y sus tres primeros partidos de visita los ha sufrido al límite. Si en Villarreal conquistó una victoria insólita (por el baile del marcador), en Pamplona ganó como acostumbra: sufriendo hasta la extenuación. Estuvo cerca de dejarse dos puntos como en Getafe y, tal como ocurrió en el estreno del campeonato, su juego quedó lejos de las expectativas.
Cuando el protagonismo del mercado acabó (por fin) y regresó el fútbol al escenario, el Barça, otra vez, prometió mucho más de lo que ofreció en el terreno de juego. Un zambombazo al palo de Frenkie de Jong apenas al comenzar, un cabezazo soberbio de Jules Koundé a la red rozando el descanso, el penalti (discutido pero existente) sufrido y transformado por Robert Lewandowski...
Y sufrimiento para amarrar tres puntos frente a un Osasuna que se bastó con imprimir intensidad innegociable para discutirle el triunfo. La tercera victoria consecutiva del equipo azulgrana en el campeonato no borró las dudas. Al contrario, las aumentó, dejando en un segundo lugar los debuts de Joao Cancelo (discreto), Joao Félix (inédito) e Íñigo Martínez (arriesgado).
Ter Stegen sacó una mano soberbia en la primera mitad y apenas pudo seguir con la mirada el balón en el golazo del Chimy Ávila y el fútbol control impuesto por Xavi Hernández no tuvo la continuidad, verticalidad y menos aún superioridad esperada.
Tiene el Barça las piezas adecuadas, ha logrado redondear una defensa soberbia con la llegada de Cancelo y se le adivina un centro del campo (en faceta ofensiva) magnífico con la llegada final de Joao Félix. Y, sin embargo, alcanza el primer parón por selecciones muy lejos de mostrar todo aquello que promete. ¿Superior a Osasuna? Sin duda lo fue... Pero a este Barça le cuesta horrores provocar ocasiones claras. Baste señalar que el 0-1 llegó a la salida de un corner que remató, imperial, Koundé (probablemente el más destacado del campeón) y el definitivo 1-2 de penalti.
Le falta, sin embargo, ritmo y rapidez en el juego de combinación y sin ello el resumen de cualquier partido despierta más dudas que certezas. Son, solo, cuatro partidos. Falta acoplar a un equipo nuevo y confiar. Por encima de todo eso: confiar.