Bajo un clima gélido, el Barcelona recuperó la memoria y ganó un partido por amplia ventaja frente a un Getafe entregado.
BARCELONA -- El Barcelona, que no ganaba en Montjuïc por más de un gol de ventaja desde septiembre, disfrutó de una goleada imprevista (4-0) ante el Getafe, único rival que en LaLiga había conseguido (en la primera jornada) mantener su portería a cero frente al campeón.
El Getafe pasó de ser un rival incómodo a ser el mejor amigo para el Barcelona, que le metió cuatro goles como pudieron ser siete. Bajo una temperatura gélida, los goles, y el juego, le devolvieron la alegría.
La tarde más fría que se recuerda, que provocó una de las entradas más flojas del curso (36 mil 803 espectadores), se encontró un Barça muy distinto al equipo ramplón que acostumbraba a aburrir, cuando no desesperar, en Montjuïc.
Apareció con ganas el equipo de Xavi y se benefició de la apuesta ambiciosa, ofensiva y casi se diría suicida de Bordalás, que lejos de cederle el control del juego al Barça dispuso un Getafe tan vertical como adelantado, con una presión arriba... que acabaría por condenarle.
Xavi cambió tres jugadores respecto al partido ante Napoli y la jugada le salió redonda. Magnífico Pau Cubarsí atrás, Raphinha marcó y asistió y João Félix reapareció con una actuación muy convincente, que redondeó con un gol poco antes de ser sustituido.
Para entonces, 3-0 en el marcador, el barcelonismo se frotaba los ojos, incrédulo de presenciar una victoria tan clara y que no disfrutaba desde el mes de septiembre.
Jugó el Barça y respondió mientras pudo el Getafe, que dejó atrás un hueco de tales dimensiones que llegó al descanso perdiendo por la mínima de milagro. A los 20 minutos un pase de Koundé lo convirtió en gol Raphinha, que ya antes pudo marcar, como Joao Félix y como Robert Lewandowski. Hasta cinco veces llegó el campeón en jugadas verticales y claras y solo aprovechó una, esperándose una segunda parte abierta que no fue tal.
Luis Milla, a los tres minutos, se encontró con Marc-André ter Stegen y el palo para evitar el empate que habría podido cambiar el rumbo del partido, pero lo que provocó fue un arrebato de Xavi y la reacción de sus jugadores, a los que animó a volver a buscar la espalda de la defensa rival. ¿Resultado? El 2-0 de Joao Félix, a placer y asistido por Andreas Christensen, convertido en extremo casual.
No ganaba el Barça en Montjuïc por más de un gol de ventaja desde el 19 de septiembre, cuando goleó por 5-0 al Amberes, tres días después de hacer lo propio con el Real Betis. Tanto tiempo hace ya de eso (cinco meses), que el Getafe debió olvidar que buscar arriba a un equipo herido no parece la mejor decisión.
Lo pagó caro el grupo de Bordalás, arrodillado ya sin remisión con el 3-0 de Frenkie de Jong y más ocupado a partir de ahí en minimizar los terribles daños sufridos que en intentar una remontada imposible.
Hasta cayó un cuarto gol, de Fermín López en tiempo añadido, para que la fiesta fuera redonda. Helada, pero redonda en la mejor tarde que se recuerda en Montjuïc.
El Barça, al menos hasta el lunes, es segundo en la clasificación y hasta que juegue el Madrid ante el Sevilla en el Bernabéu está a cinco puntos del líder. Dimitido de LaLiga desde hace semanas, este equipo que regaló una victoria insólita al Villarreal o un empate inverosímil al Granada en este mismo estadio llegará al mes de marzo aún en pie.
Pensar en el título es una quimera. O no...