El FC Barcelona y el Gremio de Porto Alegre negocian los últimos detalles para cerrar un acuerdo que adelante el fichaje de Arthur Melo, previsto para enero de 2019 y que se incorporaría a la plantilla de Valverde en este mes de julio. En Brasil daban por hecho un pacto, que desde el Camp Nou no se quiso confirmar, entre los dos clubs que estaría muy cercano a ser oficial.
De acuerdo a una información de UOL, el fichaje inmediato del mediocampista brasileño le supondría al Barça un pago adicional de 3 millones de euros, a sumar a los 30 pactados inicialmente y los 9 ligados a diversos variables, aunque según lo publicado por Mundo Deportivo el trato solo supondría para el club azulgrana pagar el fichaje al contado (estaba acordado en 2 plazos).
La incorporación de Arthur fue acordada en una reunión que mantuvo la nueva estructura deportiva del Barça, en la que Ernesto Valverde dio su visto bueno a la decisión liderada por el manager Pep Segura y secundada por Eric Abidal y Ramón Planes, argumentada en que la marcha de Iniesta y las dificultades en encontrar un jugador de primer nivel (el club mantiene los ojos puestos en Pjanic) aconsejan adelantar la llegada del brasileño, por más que se sospeche que su integración al equipo no será más fácil de la que tuvo la pasada temporada Ousmane Dembélé.
YERRY MINA, SENTENCIADO
El fichaje de Arthur provocará la salida de Yerry Mina, a quien su condición de extracomunitario dejará sin plaza en la plantilla de Valverde y al que el club azulgrana trabaja ya en encontrarle un destino, preferiblemente como traspasado con opción a recompra o, como última solución a través de una cesión.
El Barça no tiene prisa en concretar el asunto del defensa colombiano porque mantiene la esperanza en que su figura acabe destacando en el Mundial, aunque en el primer partido frente a Japón no jugó ni un minuto, y es por ello que ni tan solo se ha comunicado con Jair Mina, su tío y que además hace las labores de representante, para hacerle saber los planes que maneja el club.
El futuro de Yerry Mina hace meses que era un secreto a voces en el entorno del Camp Nou, donde se intenta minimizar el impacto negativo que ante la opinión pública supondrá su marcha, medio año después de su fichaje, deprisa y corriendo, y que supuso una inversión que rozó los 12 millones de euros a los que sumar un contrato hasta 2023 que, obviamente, defenderá antes de aceptar su salida.