BARCELONA -- Discutido, criticado y hasta denostado por algunos en el pasado, Arturo Vidal completó en el Benito Villamarín su mejor actuación desde que llegó al Barcelona y provocó el elogio unánime.
Valverde le colocó en detrimento de Coutinho para reforzar el centro del campo y la actuación del chileno se entendió trascendental para explicar, más allá de la genialidad mostrada por Leo Messi, la contundente victoria de un Barça que anulando al Betis en la zona de creación le sentenció de manera inequívoca.
Vidal erró dos pases en los compases iniciales del partido y a partir de ahí no volvió a fallar más. Recorriendo más de 12 kilómetros fue tan trascendente en la contención como brillante acompañando al juego ofensivo, destacando un excelente pase a la carrera de Messi que acabó con un remate de Suárez, cerca del descanso, que no fue gol por muy poco.
Innegociable en el despliegue físico, su tarea de presión a la salida de balón del Betis motivó un auténtico cortocircuito en el grupo de Quique Setién, personalizado en Canales, jugador vital en los esquemas del equipo verdiblanco y que no solo pasó desapercibido en ataque, sino que tuvo que emplearse más en defensa provocando, sin ir más lejos, la falta que desembocó en el 0-1 de Messi como mejor ejemplo de su obligado cambio de rol en el partido.
“El mister planteó el partido perfecto”, elogió Messi, y en esa perfección tuvo mucho que ver la prestancia de Vidal, cuya disciplina táctica resultó extraordinaria para descubrir a un futbolista que ya se entiende fundamental en el entramado azulgrana.
“He cambiado de fútbol varias veces. He tratado de adaptarme lo mejor posible y hoy me siento cómodo, la gente me lo hace sentir” explicó el futbolista chileno al acabar el partido en Sevilla, dando a entender esa consideración que ya se ha ganado en el Camp Nou… Y que ninguno de sus compañeros le discute en el vestuario.
Imprescindible en la Juventus e intocable en el Bayern de Guardiola, Vidal llegó al Barça para ocupar la plaza de Paulinho en una operación que provocó más dudas que aplauso. Alejado, se proclamó, del ADN azulgrana, su entrada en el equipo no fue precisamene sencilla.
Apenas sumó 64 minutos divididos en los primeros 6 partidos de la temporada que provocaron su disgusto público y motivaron que el propio Valverde admitiera que le llamó al orden de puertas adentro. Poco habituado a un rol secundario durante su carrera, su adaptación fue más problemática que sencilla, no entrando en la rueda del equipo hasta bien entrado el mes de noviembre, pero si en sus primeros 20 partidos solo fue titular en 8 de ellos (completando apenas 3), de los siguientes 19, hasta el de este domingo, jugó 13, 12 como titular y 7 completos.
Y llegado el mes de marzo, encarando la recta final de la temporada, Arturo Vidal ha dejado de ser el ‘intruso’ que algunos le consideraron allá por el mes de septiembre. Hasta el punto de recoger todos los elogios y ganarse al barcelonismo, entregado a su entrega innegociable… Y a su trascendencia evidente