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Remontada en Sevilla permite al Barça pisar talones merengues

El Barcelona sigue a la caza del Real Madrid tras responder a la victoria merengue en Pamplona con una remontada enorme en Sevilla, sobre el Betis y en un partido eléctrico que terminó por ganar por 2-3, tras 90 minutos peleados sin descanso.

Entre el cielo y el infierno, a Quique Setién parece darle igual cualquier circunstancia, porque se mantiene impasible en su idea del toque sin importar la presión del rival. Así nació la jugada, magnífica, del 1-1 y así desarrolló el campeón, en medida de lo posible, un partido que supo sufrir cuando debió y llegó a gustarse, menos de lo deseado, cuando pudo, porque sufrir, lo hizo de lo lindo.

El partido se le puso cuesta arriba al Barça en un abrir y cerrar de ojos. Al tratar de imponer su juego de toque ante la presión rival, el cuadro catalán perdió un balón en la salida para que Nabil Fekir se plantase en el área, soltase un zambombazo y el codo de Clément Lenglet desviase la pelota para provocar, a través del VAR, el penalti que transformó Sergio Canales.

Cinco minutos se cumplían y el Barça parecía encaminarse a un suplicio del que le salvó la magia combinada de Lionel Messi y Frenkie De Jong.

El holandés, quien completó su mejor actuación de la temporada, inició un ataque imperial que definió personalmente al entrar como un cohete en el área y recibir el pase bombeado de Leo para controlar y rematar a gol antes de llegarse a los 10 minutos y devolver la paz, momentánea, al campeón.

A partir de allí, el equipo de Setién disfrutó de sus mejores momentos. Controlador, serio, intenso, colocado, combinativo e insistente, se adueñó del juego ante un rival que no bajaba los brazos, que le presentaba pelea, pero que se sabía superado hasta que Arturo Vidal perdió un balón en el centro del campo. Carles Aleñá le dio un pase profundo a Fekir y el francés, al aprovechar el espacio que, incomprensiblemente, le permitía Umtiti, lanzó un remate raso y cruzado que volvió a adelantar al Betis.Partido nuevo, otra vez.

Esta vez, el Barça sí acusó el golpe, que perdió la brújula en la misma medida que creció el liderazgo de Fekir, inmenso, para darle el control del juego al Betis, que rozó en ventaja el descanso hasta que una falta sobre Vidal la botó Messi para que, dentro del área, la recibiera Busquets, controlase y rematase a puerta ante las protestas locales por una supuesta falta de Lenglet a Marc Bartra que no atendió el árbitro.

A tumba abierta
El Betis quería más tras el descanso y el Barça, sin excusa, lo necesitaba y la combinación de ambas pretensiones condujo a un segundo tiempo en el que se adivinaba cualquier cosa.

Los de Rubi cedieron la iniciativa, buscaron la contra y el Barça comenzó a convertir el duelo en un ejercicio de insistencia, entre la paciencia y la resolución, al buscar la necesaria remontada para no ceder más terreno al Real Madrid.

Con sendos paradones, Joel Robles evitó en dos ocasiones que Messi rompiera su mala racha ante el gol lejos del Camp Nou, pero el argentino volvió a lanzar una falta magnífica y Lenglet, al elevarse por encima de todos, la remató de cabeza a la red para solventar lo que se entendía una remontada enorme.

Desde ese momento, el duelo se convirtió en una guerra de nervios. Fekir provocó estúpidamente su expulsión por protestar de mala manera una amonestación y con el Betis casi arrodillado, Lenglet le respondió en la tontería con una falta innecesaria a Joaquín que provocó su segunda amarilla.

Ya con el ambiente encendido, el Betis quería por todos los medios y el Barça intentaba plasmar su futbol para no sufrir.

El equipo andaluz quiso dar un último arreón al desplegarse a tumba abierta en busca del empate y el Barcelona se intentó colocar, al tocar con calma el balón y salir a la contra para buscar la sentencia y casi la encontraron cuando, en tiempo añadido, Messi fue agarrado por Bartra en el área de forma tan evidente como escandalosa, pero no se marcó el penalti.

De cualquier forma, el Barcelona se llevó el triunfo. Trabajado, sufrido y merecido.

La Liga sigue abierta.