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El Deportivo La Coruña revive su único título de La Liga, en el 20 aniversario de su triunfo

Turu Flores, del Depor, en acción de la Champions League frente al Milan, en diciembre de 2000. Deportivo La Coruña venía de salir campeón de La Liga en la temporada 1999-2000. Getty Images

Viernes 19 de mayo de 2000. Primeras horas de la noche, tal día como hoy, hace 20 años. El autobús parte del Hotel Atlántico, con una multitud agolpada a las afueras del establecimiento. A unos kilómetros de distancia, en Cuatro Caminos, punto de reunión de multitudes, todo se prepara para albergar la fiesta más grande que haya visto esta ciudad... si pueden celebrarla. Algunos no se atreven a creer que será así, luego de lo ocurrido la última vez que intentaron algo así. Han pasado seis años, pero el amargo recuerdo sigue presente en la mente de muchos. Sigue doliendo. Dios, cómo duele. El autobús se retira e inicia su trayecto, dejando atrás a miles de personas vestidas de azul y blanco; con el aire lleno de humo, pasando frente a los apartamentos donde cuelgan banderines de los balcones. Se dirigen al estadio de Riazor, donde el Deportivo de La Coruña se enfrentará al Espanyol.

Y a su destino.

En ese año 2000, habían pasado nueve años desde el regreso del Deportivo a la primera división del fútbol español. No había transcurrido mucho tiempo desde que el club gallego jugaba en Segunda B, la tercera categoría semi-amateur. Incluso, la tercera división regional no parecía muy distante. El Depor descendió de primera división en 1973 y por un lapso de dos décadas, estuvo más cerca de caer en bancarrota que de regresar al primer nivel del balompié español. Durante gran parte de la década de 1980, su estadio de Riazor era un lugar donde apenas se congregaban 5,000 aficionados en la mayoría de las semanas. No obstante, las cosas estaban a punto de cambiar.

Un gol de Vicente Celerio en el último día de la temporada 1987-88 rescató al Depor del descenso de segunda división a Segunda B, aparte de una muerte casi certera, luego de 81 años de existencia: se ha afirmado que el papeleo que formalizaría la desaparición del club estaba listo para entregar a la Federación Española de Fútbol.

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En 1988, Augusto César Lendoiro asumió la presidencia del club. Había llevado al Liceo, el equipo local de hockey sobre patines, a cosechar éxitos, ganando la copa en 1983. Lendoiro afirma que ser presidente del Deportivo era lo último que quería, pero el club estaba desesperado, inmerso en una crisis institucional y deportiva y nadie más deseaba asumir esa responsabilidad. El club estaba hundido en deudas y solo contaba con 4.000 socios. Tres años después, había vuelto a primera división y asombrosamente, al año siguiente, competía por el título de liga. Ahora, el Depor era un equipo grande.

Pero no tan grande aún.

Era el nacimiento del "Súper Depor", equipo liderado por Arsenio Iglesias, quien había entrenado al club en tercera división. Comenzaron a fichar jugadores, compitiendo de tú a tú con los mejores, formando un núcleo de futbolistas brasileños. El club fue tercero en 1993 y segundo en 1994, quedando muy, muy cerca de alcanzar la gloria. Por el contrario, el Deportivo quedó con un profundo trauma que les acechó hasta el final. En 1995, volvieron a quedar en la segunda posición, y una vez más terceros en 1997. Pero no lograron títulos de liga. Y muchos temían que no lo podría lograr. Parecía que esos días eran cosa de un remoto pasado.

Sin embargo, en mayo de 2000, aquí se encontraba el Deportivo: pasó de empezar el torneo sin expectativas, a rozar la historia. Era el último día de la temporada y ahora, la gloria estaba a su alcance. Todo lo que necesitaban era sumar un punto para alzar el primer título de liga de la franquicia. Fue un corto trayecto en autobús, media milla que recorrieron lentamente; pero habían llegado muy lejos.

Estaban a punto de llegar aún más lejos.

Ese fue su día y esta es su historia, contada por los hombres que hicieron historia al ganar el único título de liga del Deportivo de La Coruña, tal día como hoy, hace 20 años. Es un aniversario que celebran con cierta nostalgia, pensando en la gloria perdida: actualmente, el Deportivo se encuentra en zona de descenso en segunda división. Han vuelto al mismo lugar donde comienza esta historia.


Cómo se armó este equipo

Augusto César Lendoiro, presidente del club, 1988-2014: Cuando llegamos al club en 1988, el Deportivo había pasado casi 20 años fuera de primera división, relegados entre Segunda, Segunda B y Tercera divisiones. En 1991, fuimos promovidos y frente a 20.000 personas en la Plaza de María Pita, me atreví a proclamar: "Barça, Madrid... ya estamos aquí". Todos se rieron de mí, decían que estaba loco. Pero esa fue una premonición. Entre 1993 y 2005, peleamos contra ellos, como iguales.

Después de 1994, cuando pudimos haber ganado la liga en la última fecha, muchos aficionados creían que nunca tendríamos otra oportunidad, pero yo estaba convencido. Siempre decía que España nos debía una liga.

Slavisa Jokanovic, centrocampista del Deportivo, 1999-2000: Había tanta calidad en ese plantel del Depor, y jerarquía también: contaban con más de 20 futbolistas que jugaban un fútbol brillante, quienquiera que fuera. En la delantera, estaban Turu Flores, Roy Makaay, Pauleta... poco después, llegaron Diego Tristán y Pandiani, como si no tuvieran suficientes goles. Noureddine Naybet fue un jugador increíble; Mauro, Djalminha, Víctor, Fran, Flavio, Donato... Djalminha pateaba el balón de una forma que yo no había visto jamás, un ganador nato, que podía hacerlo todo. Táctica, técnica y sicológicamente, era un jugador brillante.

Víctor Sánchez del Amo, centrocampista del Deportivo, 1999-2006: [Djalminha era] un genio. Esa es la palabra: genio. La gente solía ver nuestras sesiones de entrenamiento y podían decir, sin temor a equivocarse, que veían a Djalminha hacer cosas que jamás se habían visto hacer a cualquier otro jugador. Estaba Roy Makaay, uno de los mejores artilleros de Europa, un botín de oro: pie derecho, pie izquierdo, cabezazos... aunque a él no le gustaba cabecear. Jabo [Irureta, director técnico] comenzaba a gritar: "¡Cabecea, hijo mío!", pero [Djalminha] daba un paso atrás, para patear una volea hacia la esquina superior. "Sí, pero mira dónde fue a parar el balón".

No creo necesitar explicar lo buen jugador que era Mauro Silva: hablamos de un campeón mundialista con la selección de Brasil en 1994. Era increíblemente fuerte y sumamente inteligente por la mitad del mediocampo, con una mentalidad competitiva asombrosa. Nunca, nunca bajaba la guardia. Si querías hacerle enfadar, le quitabas el balón. Si eras capaz de hacerlo, vamos, su ira era increíble. Lo detestaba. Un tren podía impactarle a 300 kilómetros por hora y no perdía su posición. Y también teníamos a Donato: te parabas allí, asombrado. Posiblemente él fue el jugador más inteligente que yo haya visto y quizás sea esa la razón por la cual él pudo seguir jugando a sus 40 años. Ese día, él tenía 37...

Jokanovic: Y no te dabas cuenta. No importa si Donato tenía 17 años o 37. Y era rudo. La mínima pérdida de concentración y él vendría para dejarte sin piernas.

Jabo Irureta, director técnico, 1998-2005: Fran [extremo izquierdo] había pasado toda su carrera jugando con el Depor, incluyendo Segunda. Es una figura muy importante en la historia del club. No era hombre de muchas palabras, pero era un jugador fenomenal y titular indiscutible bajo mi mando. Cuando llegué al equipo, le di la capitanía.

Lendoiro: Me reuní con Luis Aragonés y llegamos a un acuerdo para que él asumiera la dirección técnica del club, pero todo se cayó debido a las exigencias de su agente. Por eso, aprovechamos el error cometido por el Celta, cuando no le concedieron a Irureta los dos años que él había pedido.

Irureta: Lendoiro logró meterse; siempre ha sido un hombre muy astuto. Recuerdo haber tenido que salir del estadio por la puerta de atrás. Y mi primer partido a cargo del Deportivo fue en Vigo, contra el Celta... wow. Los rivales locales del Depor y mi club anterior. El Depor no era uno de los equipos más grandes, pero competíamos de manera consistente.

Especialmente en esa temporada 1999-2000. El Deportivo ocupaba el puesto 12 de la tabla antes de la llegada de Irureta, y esos días en los que podían luchar por el título parecían haber terminado. En su primera campaña, terminaron en el sexto lugar. Y volvieron a fortalecer la plantilla. Ese verano, el Deportivo buscó en el mercado español, siendo Roy Makaay, delantero de la selección holandesa, la pieza más cotizada. Firmó con el Depor por €8 millones, proveniente del Tenerife, donde había sido su líder goleador en la campaña anterior. Terminó marcando 22 goles esa temporada. Posteriormente, fue ganador de la Bota de Oro Europea. Era un buen jugador y todos estaban conscientes de ello; pero nadie esperaba que alcanzara semejante nivel. De hecho, nadie era capaz de imaginar que cualquiera de los jugadores de la plantilla podría alcanzar semejante nivel.

Roy Makaay, delantero del Deportivo, 1999-2003: Ellos cambiaron la filosofía con la cual afrontaban los fichajes: ya habían contratado jugadores brasileros, pero ahora se atrevían a buscar futbolistas españoles, u otros que ya habían jugado en España como yo, Jokanovic, Víctor, César. Todo encajó, desde el primer día. Víctor y yo, Mauro, Flavio, Djalminha, Fran por la izquierda; Naybet, Schurrer o Donato; Manuel Pablo y Romero, Songo'o en la portería.

La estructura era clara. Todo ese año, jugamos de la misma forma, prácticamente con el mismo equipo. Si alguien salía, el chico que lo reemplazaba, lo hacía sin problemas. Scaloni, Flores, Jokanovic, César... El objetivo era quedar entre los cuatro primeros, lo que era realista: quedaron sextos en el torneo anterior. Pero el título de liga no era un objetivo, para nada.

Víctor: Lendoiro rejuveneció el equipo. Teníamos una plantilla muy competitiva y con hambre de triunfos.

Makaay: Cuando llegué al equipo, la gente no hablaba del trauma por lo vivido en la temporada 1993-94. Pero sí lo hacían a medida que nos acercábamos al final de la campaña.

En 1994, el Deportivo quedó a poco de ganar el título de liga. Todo lo que necesitaban hacer era vencer al Valencia en la fecha final de la temporada. O por lo menos, igualar el resultado logrado por el Barcelona, que jugaba contra el Sevilla en el Camp Nou. En el último minuto, el Deportivo cobró un penal. Eso era todo: un remate, una patada, para ganar el primer título de liga en la historia del club. Sin embargo, la presión era insoportable. Miroslav Djukic cobró desde el punto penal con un disparo algo débil, mostrando temor. El tiro fue atajado con facilidad, negándole el título al "Súper Depor". Al final, el Barça alzó el campeonato por diferencia de goles. Al principio, Djukic parecía aterrorizado, ahora se mostraba perdido en la cancha. Fue un penal que jamás debió cobrar.

Donato, centrocampista del Deportivo, 1993-2003: Yo debí haberlo cobrado. El técnico [Arsenio Iglesias] nunca me había sacado de un partido, pero lo hizo ese día. Nadie lo entendió. Yo nunca lo entendí. Creo que él tampoco. Ese penal pudo haber sido cobrado por tres de nosotros: Bebeto, que no tuvo valentía para hacerlo. Djukic, quien lo falló. Y yo. De haber estado en la cancha, habríamos ganado la liga.

No sé si hubiese anotado, pero sabía bien hacia dónde se dirigiría el portero. Había estado practicando durante toda la semana. Incluso en el hotel, me lo imaginaba, diciéndome: "por la izquierda, por la izquierda, por la izquierda..." Y él viene y me saca del partido y en el último minuto, se produce un penal. Madre mía, ¿Cómo puede estar sucediendo? No era la voluntad de Dios que ganáramos la liga ese día.


La última fecha de la temporada 1999-2000

Seis años después, el Depor esperaba que éste fuera el momento, luego de tanto tiempo. En la temporada 1999-2000, el Deportivo asumió el liderato en la Fecha 12 y nunca cedió esa posición. El club gallego se impuso al Barcelona en condición de local, se encontraba a cuatro unidades de ventaja del Atlético y a cinco puntos del Madrid y Sevilla. A pesar de que la situación en la tabla hacía ver que era cosa fácil y que el Depor marchaba triunfante hasta el título, la realidad era muy distinta. El club de A Coruña apenas alcanzó cinco triunfos en condición de visitante y a medida que la temporada se acercaba a su fin, no lograba asegurar la corona. Una vez más, todo se definiría en la fecha final.

El título de Liga estaba al alcance de tres equipos: el Deportivo, que tenía 66 puntos; Barcelona, dueño de 63 unidades, y el Zaragoza, que también contaba con 63. El Deportivo necesitaba asegurar un resultado favorable en Riazor. Nuevamente, tenía al Barcelona respirándole en la nuca. Los recuerdos de 1994 seguían acechándoles.

Irureta: Nos habíamos metido en la tabla, entre Real Madrid y Barcelona, peleábamos con ellos, les causábamos nervios. La temporada 1999-2000 fue reñida, competitiva. En estos tiempos, los equipos suman más puntos [al final, obtuvimos 69 unidades], pero todo se mantuvo muy igualado, hasta el último momento. Asumimos el liderato temprano y no fue la lucha más difícil, pero sí se complicó más de lo debido. Empatamos contra Racing y Zaragoza; por ello, teníamos que conseguir el triunfo en la fecha final. Y 1994 seguía muy presente, era una pesada carga sobre nuestros hombros.

Deportivo 2-0 Espanyol (Donato 3', Makaay 34')

Víctor: A medida que nos acercábamos al pitazo final, sabíamos que los hinchas iban a ingresar al terreno. Lo podíamos imaginar. Estábamos allí, diciéndole al juez: "Da el pitazo final". Intentábamos acercarnos un poco al túnel, para evitar que los aficionados pudieran alcanzarnos. Parecía que la cancha tenía un tobogán que nos hacía llegar al túnel. No sabes lo que podría pasar. No era que nos preocupábamos, pero si muchas personas intentan abrazarte, podían terminar sofocándote.

De hecho, los aficionados se comportaron estupendamente: nos dejaron pasar. Aunque ciertamente, llegamos al túnel vistiendo menos ropa de la que teníamos al principio. Fran solo tenía los pantalones puestos. Alguien me había quitado mis pantalones y tuve que luchar para quedarme con mi camiseta. En el camerino, todos cantaban, coreaban, abrían botellas. Y volvimos a salir. Era una imagen increíble.

Víctor: En el vestuario, prepararon todo para teñir nuestros cabellos de blanco en un gesto de celebración: todo el equipo tenía que hacerlo. Entonces, allí estábamos todos, con nuestras cabezas envueltas en aluminio. Se suponía que quedaríamos con el pelo blanco, pero nadie iba a quedar sentado por suficiente tiempo, con todo lo que estaba ocurriendo. Amarillo, naranja, los colores fueron un desastre... [El delantero] Turu Flores fue quien quedó peor. Parecíamos un arcoíris. Fui a la final de la Copa de Europa para ver al Madrid con mi cabello aún teñido de blanco.

Makaay: Todos teníamos que hacerlo. O lo permitías o te retenían. Todos lo hicimos, con la excepción de dos jugadores que estaban a punto de casarse, o algo así. Se les permitió usar un tinte que se removía con un lavado de cabello. El mío quedó amarillo, pero afortunadamente mi esposa es peluquera y ella lo arregló. Me incorporé a la selección de Holanda que jugó la Eurocopa del 2000 con mi pelo de ese color hasta que un día, un peluquero local me ayudó a recuperar el color original de mi cabello.

Donato: Viajé a Brasil con el pelo aún teñido de rubio. Parecía un pagodeiro, una estrella de las escuelas de samba. Muy apuesto.

Irureta: Para quienes jugaron en 1994 [Donato, Mauro Silva, Fran], fue un acto de liberación. Pensé en ellos, en su director técnico Arsenio Iglesias, y pensé en lo malo que debió haber sido para ellos. Sin ellos, no habríamos llegado a ese punto. Esa liga fue una forma de completar el trabajo hecho por el equipo de 1994, de destacar lo que ellos habían logrado. La gente decía: "el fútbol le debe una liga al Deportivo". Nadie debe nada a nadie, pero sí fue una forma de decir: "calma, lo hemos logrado: finalmente tenemos un título de liga".

Donato: La gente suele referirse a ese equipo [de 1994] como "Súper Depor" y eso te dice algo. Todos aportaron para obtener el título; también eran campeones. Esa fue la cumbre para mí. La liga era una espina en mi costado y ese día, me la quité. Y también, haber marcado gol... Esa fue la culminación de mi trabajo en España, el momento cumbre.

Víctor: En el Real Madrid, estás obligado a ganar títulos. Cuando dejas ese equipo y juegas en otra parte, te das cuenta de lo difícil que es: no puedes competir con ellos en lo financiero. Ganar la liga con el Deportivo es un logro inmenso, algo grande. Como deportista, estás consciente de lo que lograste, de su significado.

Makaay: Por supuesto que es el mejor momento [de mi carrera]. Gané dos títulos en Alemania con el Bayern y fueron maravillosos; pero lograrlo con un club que no se lo esperaba, formar parte del equipo que gana el título por única vez en su historia, lo hace mucho más especial. Viendo desde el autobús, parecía que la cantidad de gente en las calles superaba la población total de A Coruña.

Había felicidad, emoción, el trauma por lo vivido en 1994 lo hacía mucho más significativo. El primer título del club, el único hasta ahora, le causó tanta felicidad a toda la ciudad.

Irureta: Había tanta gente en las calles. La fiesta se extendió por toda la noche. No sé que hora era cuando volvimos: las ocho de la mañana, quizás. ¿Qué dije cuando finalmente cerramos la puerta y estábamos a solas? "Mil demonios, lo logramos".