BARCELONA -- Domingo 1 de marzo de 1981. El Barça acababa de golear al Hércules por 6-0 y seguía su persecución salvaje al Atlético de Madrid en la Liga. En los últimos cuatro meses el equipo azulgrana, liderado por el recién llegado Bernd Schuster y catapultado por los goles de Quini, había pasado de la 11ª a la 2ª posición en la jornada 26 y amenazaba el liderato de un Atlético al que debía visitar la siguiente semana... Pero la noche acabó con alarma. Quini fue secuestrado.
Enrique Castro Quini, apodado 'El Brujo' y de quien el sábado se cumplieron tres años de su muerte, fue un goleador de época en España. Un futbolista estimado allá donde fue, legendario en el Sporting de Gijón, con el que sumó 247 goles y muy querido en Barcelona, con el que jugó cuatro temporadas, entre 1980 y 1984, con un rendimiento notable, ganando cinco títulos y marcando 74 goles que valieron muchas alegrías...
Pero se le resistió la Liga, la maldita Liga que tantas veces se le escapó al equipo azulgrana de maneras inverosímiles. En 1982, por ejemplo, la regaló en una recta final de campeonato (que dominaba de manera absoluta) vergonzante con cuatro derrotas y dos empates en las últimas seis jornadas que borró los 5 puntos de ventaja que tenía (quedaban 12 por disputarse).
El año anterior ocurrió algo diferente. Muy diferente. Viniendo desde atrás, con una remontada rabiosa en la clasificación, el Barça tenía a tiro el primer puesto a una semana de visitar al líder. Y el uno de marzo de 1981 todo cambió...
Se cumplen 40 años de un suceso que no solo cambió la suerte de una temporada en azulgrana, sino que provocó un drama absoluto alrededor del club. Quini había fichado en el verano de 1980 , ya con 31 años y después de no varias temporadas de intentos infructuosos. Sus inicios en el equipo no fueron nada fáciles puesto que en las primeras nueve jornadas apenas si marcó un gol, pero el fichaje de Schuster a finales de octubre y la revolución que significó el regreso de Helenio Herrera al banquillo en sustitución de Ladislao Kubala la primera semana de noviembre cambiaron el escenario.
4-2 de entrada al Atlético en el Camp Nou y a partir de ahí apenas dos derrotas (4-1 Athletic y 1-0 Espanyol) en 17 las siguientes 17 jornadas. Quini recupera el olfato y marca siete goles en las primeras seis jornadas con el nuevo entrenador y el Barça recupera un entusiasmo olvidado. Vuela en la Liga casi sin freno y el líder empieza a sentir su aliento en esa persecución frenética... Hasta que todo salta por los aires.
LA BOMBA
El Barça ganó aquel primero de marzo por 6-0 al Hércules con un doblete de Quini (17 goles en 17 jornadas) y el asturiano, feliz y sonriente se marchó a su casa, cercana al Camp Nou. Nadie volvió a verle. Su familia debía regresar la misma noche desde Asturias y al llegar a casa se la encontró vacía, con las luces encendidas, la ropa desordenada sobre la cama, la televisión encendida... Algo extraño. Y alarmante cuando al cabo de dos horas, pasada la medianoche, no había rastro del jugador.
Su esposa llamó a Alexanco, central del equipo y gran amigo de Quini, y al cabo de otras dos horas se presentó denunciar en comisaria por su desaparición. A primera hora de la mañana siguiente se encontró el coche y a mediodía ya se tiene certeza del secuestro, inicialmente reivindicado por un llamado 'Batallón Catalano Español' que explica la acción para evitar que "un equipo separatista pueda ganar la Liga" y afirmando que el jugador será liberado tras jugarse el partido ante el Atlético la siguiente semana... Obviamente es una falsedad.
Quini permaneció secuestrado durante 25 días interminables para el barcelonismo y dramáticos para su familia. De entrada se especuló con la suspensión de la Liga pero los clubs, principalmente Atlético y Real Madrid, rechazaron tal posibilidad. El golpe para el Barça fue durísimo. Schuster, a quien Quini convenció de no marcharse a Alemania una semana antes cuando se produjo el intento de golpe de estado, quiso negarse a jugar, como varios compañeros, y solo la labor psicológica del entrenador, Helenio Herrera, pudo mantener al equipo mínimamente concentrado.
HUNDIMIENTO
El Barça jugó en el Calderón la semana siguiente, sin el '9' en la alineación y con Ramírez, '14' en la camiseta cuando en la época se vestía del 1 al 11, en su lugar. Perdió el Barça por 1-0 en una actuación insulsa... Y enlazó dos derrotas más y un empate en las siguientes tres jornadas.
De poder situarse líder en el campo del Atlético a caer en la peor de las depresiones, el Barcelona se hundió sin remisión. El 25 de marzo es liberado Quini, hecho que se anuncia durante el amistoso que España disputa en Wembley frente a Inglaterra, y cuatro días después, aún sin él (se pasó aquellos 25 días encerrado en un zulo de apenas cinco metros cuadrados en Zaragoza) el Barça es goleado (3-0) por el Real Madrid en el Bernabéu. Habiendo sumado apenas uno de los últimos doce puntos (las victorias contaban dos en la época), la Liga se ha acabado para los azulgranas.
El campeonato, que tenía claro color colchonero, acabó siendo, sin embargo, para la Real Sociedad en una jornada final de locos, después de que un par de arbitrajes sospechosos, uno escandaloso ante el Zaragoza (1-2) en el que expulsaron a dos jugadores rojiblancos y no se señalaron dos penalties muy evidentes a su favor, dejasen la pelea entre Real Madrid y Real Sociedad, con ventaja de un punto en la última jornada para los vascos.
El Madrid ganó en Valladolid y la Real, a la que le valía el empate, perdía 2-1 en Gijón en el minuto 89. Y mientras los jugadores merengues celebraban eufóricos la conquista, Zamora recogió un balón muerto en el área del Sporting y marcó con un fuertre remate que le dio el primer título liguero de su historia al equipo donostiarra.
Acabó la Liga con el Barça quinto, habiendo ganado solo dos de los últimos ocho partidos del campeonato y la denuncia de haber sido víctima de una Liga adulterada desde la noche que Quini fue secuestrado. Fue un secuestro, histórico, que lo cambió todo y que aún hoy, al cabo de cuarenta años, se recuerda alrededor del Camp Nou.