Parece una absoluta incoherencia, pero Mauricio Pochettino no tendrá una tarea fácil. Porque en el fútbol, la suma de estrellas no siempre forma una constelación luminosa. El trabajo del entrenador de PSG debe ser preciso y meticuloso, porque juntar talentos sin una idea colectiva clara puede servir para ganar un partido o para sortear una circunstancia particular, pero no es suficiente para ganar torneos ni para el éxito a largo plazo.
Ningún otro plantel de esta época (y quizás de otras épocas) tiene las individualidades del cuadro parisino. De eso sí que no hay dudas. Hay cantidad y calidad en todas las líneas. Hay futbolistas para jugar con cualquier sistema, de cualquier manera. De todos modos, está claro que PSG será un equipo que propondrá, que saldrá a imponer condiciones, que buscará ganar por peso propio. No hace falta profundizar demasiado en el análisis para afirmar esto. Eso iba a ocurrir sin Lionel Messi y con él será todavía más evidente.
La cuestión que deberá resolver el cuerpo técnico liderado por el santafesino es cómo formar un once que potencie las virtudes de sus estrellas y al mismo tiempo esté tan compensado como sea necesario para ganar partidos. Nadie espera que PSG que sea un equipo rocoso en defensa, sino que tenga una estructura capaz de sostener el juego de los atacantes. Que Messi, Neymar Jr. y Kylian Mbappé cuenten con la libertad necesaria para hacer lo que se espera de ellos, que es mucho.
Pochettino juega con línea de cuatro en el fondo, el esquema que mejor le viene y más conoce el flamante número 30. En Barcelona, dos de sus sociedades más recordadas fueron con Daniel Alves y Jordi Alba, marcadores de punta. Por eso, los ojos están puestos en los candidatos a ocupar esas posiciones. El que está más claro es el derecho.
El fichaje de Achraf Hakimi había sido el que más expectativas despertaba desde lo futbolístico hasta el arribo estelar de Leo. El marroquí, uno de los mejores laterales del mundo, ya demostró en la primera fecha de la Ligue 1 lo valioso que puede ser su aporte en ofensiva. Los hinchas parisinos se frontan las manos imaginando las paredes entre el exInter y el exBarcelona.
En cambio, por izquierda no está tan clara la situación. Juan Bernat parte con ventaja, pero por problemas físicos nunca pudo terminar de consolidarse. Estuvo en carpeta de Barça en más de una ocasión y, por cualidades técnicas, no es difícil pensar que podrá entenderse bien con el astro rosarino. El otro candidato es Abdou Diallo, quien jugó como titular en la Champions pasada pero no terminó de convencer.
La dupla central será Marquinhos-Sergio Ramos. Es decir, una absoluta garantía. Técnica, personalidad, velocidad, carácter y presencia. El brasileño es el capitán del equipo y nadie le quitará ese liderazgo. El español llegó para potenciarlo y para darle aún más experiencia y jerarquía a la zaga. Con ellos, habrá solidez asegurada.
Por detrás de ellos, como si se necesitara una custodia todavía más potente, estará quizás el mejor arquero de Europa en la actualidad y quien está llamado a ser el mejor del mundo por varios años. El campeón de la Euro Gianluigi Donnarumma también llegó gratis al Parque de los Príncipes y será el dueño de un arco que ya tenía en Keylor Navas a una verdadera estrella. La opulencia de PSG.
En el mediocampo es donde se definen los partidos, suelen decir entrenadores y analistas. En términos generales, es la zona donde se concibe el juego y donde se disputa el dominio. Y, aunque un equipo como este de PSG en ocasiones puede darse el lujo de prescindir de la elaboración y la recuperación para reposar en el talento de sus armas ofensivas, Pochettino sabe que allí también cuenta con muchas y buenas variantes.
Los titulares dependerán de la idea de cada partido, ya que el esquema puede variar de un 4-3-3 a una especie de 4-2-4. Porque hacerle un hueco a Messi representará quitar a un mediocampista. Marco Verratti, por características y por ascendencia, tiene su puesto asegurado. Puede jugar como mediocampista central o como interior, algo que ha hecho más en los últimos tiempos. Georginio Wijnaldum llegó para sumar recorrido, llegada al área rival y conducción en esa zona, mientras que Leandro Paredes ya demostró que puede ser el mediocampista central tanto de su club como de su Selección. Los tres parten con ventaja, aunque Danilo Pereira puede jugar partidos más complicados que requieran más músculo, lo mismo que Idrissa Gueye.
En ataque, la fiesta en movimiento. La resurrección de la sociedad Ney-Leo y una tercera pata que le quita el sueño a todos los amantes del fútbol del mundo entero. El trío que formarán los dos amigos con Mbappé no tiene techo. Ni siquiera importa demasiado cómo se situarán desde lo táctico, porque cada uno puede cumplir cualquiera de las funciones de ataque. A ellos podría sumarse Ángel Di María, otro compinche de Messi que también se ha entendido a la perfección con los otros dos.
PSG tiene todo para marcar una época. Solo resta que los fenómenos logren formar un gran equipo.