El United no vio peligrar nunca un triunfo que le devuelve fuerzas para su lucha por puestos europeos
Dos carreras del hispano-argentino Alejandro Garnacho frenadas en indiscutibles penaltis que aprovecharon primero Bruno Fernandes y después Marcus Rashford, frenaron en apenas 36 minutos el desplome del Manchester United, en un triunfo plácido ante un Everton inofensivo que aumenta sus problemas (2-0).
La inseguridad defensiva del Manchester United, el nerviosismo en el que se ha instalado con las derrotas recientes ante Fulham y el derbi ante el City, encontró consuelo en un rival que está peor. Un partido que por momentos fue un pulso de endeblez defensiva, cayó de un lado por las virtudes de Garnacho y los regalos del Everton.
No vence un partido desde mitad de diciembre el Everton. Un desplome peligroso, dramático si alguno de los tres equipos en descenso enganchase algún resultado positivo. Víctima de su inseguridad defensiva y de la ausencia de pegada. Valiente para presionar arriba al Manchester United en Old Trafford y perdonarle antes de ponerle en bandeja el triunfo del consuelo.
Había arrancado el partido con un duelo curioso de 'Onanas'. El portero del United salió vencedor el día que volvió a dejar su puerta a cero. Lanzándose rápido para dejar con el molde del balón al Onana defensa del Everton, un rechace con aroma de gol tras una acción a balón parado.
Las pérdidas incomprensibles de un jugador de la trayectoria de Casemiro, aumentaban la incertidumbre del United. Dominado de inicio pero encontrando en la opción de Rashford al espacio y, posteriormente en Garnacho, la solución perfecta. A los diez minutos, en una acción escorada sin aparente peligro, Tarkowski cometió un error infantil. Se comió el recorte del rival y lo derribó. Bruno Fernandes no desaprovechó la pena máxima.
No sería la única porque cuando el Everton, a espaldas de McNeil, rondaba el gol. Con una volea de su zurda de altos quilates, un disparo de Harrison y la habitual intervención salvadora de Onana a Garner. Cuando Casemiro y Mainoo perdían la batalla del centro del campo con serias dificultades para construir. Encontró de nuevo el premio en forma de penalti.
Con poco logró mucho el United. A balón parado había incluso acariciado el segundo, cuando Pickford detuvo el tiempo en el aire para sacar a mano cambiada de la escuadra el disparo colocado de Bruno Fernandes. Había suspirado Old Trafford ante otra acción de McNeil que acariciaba el poste con su zurdazo. Cuando de nuevo Garnacho generó desequilibrio con un eslalon que fue frenado de forma abrupta por Godfrey.
Cambió el lanzador con el mismo resultado. Marcó Rashford y a los 36 minutos murió el partido. Porque no anda el Manchester United, plagado de bajas de importancia, como para exhibiciones. Por mucho que Garnacho se empeñase con sus ganas de más, errático en las dos acciones que tuvo claras para aumentar el castigo al contragolpe. Y porque el Everton es pura impotencia ofensiva.
Todos los intentos de estrechar el marcador y volver a meterse en el partido, acabaron en desacierto. Docouré, apagado sin gol en 2024, fue la mejor muestra. Perdonando un balón muerto plácido para marcar y topándose por bajo con Onana cuando lo hizo con poco espacio para el gol. El canterano del Everton Dobbin lo empeoró, fallando la más clara en el segundo palo, con todo a su favor. El Manchester United no vio peligrar nunca un triunfo que le devuelve fuerzas para su lucha por puestos europeos.