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Memo Ochoa: Entre los aplausos y la condena

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Guillermo Ochoa y Santiago Giménez destacan en lo mejor del fin de semana (2:12)

Repasa la actividad de los mexicanos en Europa. 'Chaquito' consiguió su décimooctavo gol en la presente temporada. (2:12)

Guillermo Ochoa divide opiniones. En un bando están sus defensores a ultranza que lo consideran el mejor portero en la historia de México, y en el opuesto los críticos que subrayan los tropiezos de su carrera y las carencias que nunca pulió.

Desde que se fue a Italia, cada actuación del guardameta desata un debate colectivo en el que no hay perdedores ni ganadores, pues tan merecidos son los aplausos por sus grandes atajadas, como certeros los señalamientos en cuanto a sus deficiencias para jugar el área o manejar el balón con los pies.

Ochoa es un futbolista histórico para el balompié nacional y eso difícilmente puede cuestionarse. Es el primer guardameta mexicano que fue al futbol europeo, igualó a Antonio Carbajal al asistir a cinco Copas del Mundo y tiene actuaciones inolvidables con la camiseta Tricolor.

Sin embargo, no pueden omitirse los oscuros pasajes en los que ha sido una de las ‘cabecillas’ del conjunto azteca, como las derrotas históricas ante Estados Unidos (tres consecutivas con Gerardo Martino), el 7-0 frente a Chile en la Copa América Centenario y la nefasta eliminatoria rumbo a Brasil 2014 en la que México acabó yendo de milagro, gracias a Graham Zusi, entre otras.

En su paso por Europa el común denominador han sido los equipos chicos en los que Ochoa, por un lado luce con un sinnúmero de salvadas, mientras a la par es castigado por una lluvia de anotaciones exorbitante.

Con el Granada en España recibió 80 goles en una temporada para superar un récord negativo de 1995 (78 tantos) y se convirtió en el portero más goleado en la historia de LaLiga.

Antes en el Ajaccio de Francia sucedió algo similar: más de 70 anotaciones permitidas en una campaña y a los libros negros de la Ligue 1.

Esto no quiere decir que Memo sea el único responsable de tan penosos capítulos, pero es imposible pasar por alto los dos descensos sufridos en los clubes citados lineas arriba.

Hay una realidad hoy en día: no existe punto medio cuando se habla de Guillermo Ochoa. Cumple con una buena actuación en el Salernitana y de inmediato salen sus fans, los periodistas aplaudidores y la prensa ‘amiga’ (los ‘Pacomemistas’) para colocarle la etiqueta del mejor de todos los tiempos y asegurar que en 2026 tiene que estar, sí o sí, en el arco nacional para que asista a su sexto Mundial.

Y cuando se equivoca: se enaltecen sus yerros, se pide un recambio generacional en el Tri y se recuerdan los turbios episodios que ha encabezado tanto a nivel Selección como en sus clubes en el Viejo Continente.

Su deseo de asistir a otro Mundial es legítimo, por supuesto, y cobra fuerza cuando al voltear la mirada no existe competidor alguno que pueda siquiera amenazar su titularidad en el conjunto nacional. Tendrá 41 años en 2026, pero si siguen así las cosas, en una de esas se postula para el 2030 también.

No es culpa de Ochoa la crisis en cuanto a generación de guardametas en México y ha sabido sacarle jugo a la situación. Con 37 años apostó por dejar la comodidad en el América siendo uno de los mejores pagados de la Liga MX, para ir a probar suerte a la Serie A a un equipo pequeño que de entrada lo contrató solo por seis meses y para cubrir la baja de su portero titular que estaba lesionado.

Apostó y el presente dice que ganó. Salernitana no le ha ofrecido la renovación de contrato —al menos que se sepa—, pero interesados en llevárselo con todo y su veteranía no faltarán.

Así las cosas, en esta tendencia en la que es casi una obligación escoger un bando, ser blanco o negro, Memo Ochoa está entre adoradores y críticos severos. ¿Quién tiene la razón, cuándo terminará el debate?

Nadie y nunca.