Luis Chávez es un tipo pensante dentro y fuera de la cancha. Lejos de marearse y dejarse convencer por el dinero que Monterrey puso sobre la mesa, el futbolista del Pachuca se mantuvo firme en su objetivo principal que es jugar en Europa.
Desde luego que media Sultana del Norte tomó como una afrenta y desdén la negativa de Chávez para vestir los colores de Rayados, como si el mediocampista hubiese rechazado la oportunidad de su vida.
Nada más alejado de la realidad. Demostrado está y con casos recientes en la mano, que los futbolistas que se dejaron seducir con el ‘canto de las sirenas’ de algún equipo regio, no tuvieron progreso alguno, salvo el de su cuenta en el banco.
Rodolfo Pizarro y Luis Romo, por mencionar dos ejemplos frescos y palpables. El primero nunca fue el mismo de Tuzos ni Chivas; y el segundo está a años luz de parecerse al bastión que ayudó a Cruz Azul a terminar con 23 años sin un título de liga.
¿Es abismal la diferencia, hablando de clubes de futbol, entre Pachuca y Monterrey? Para nada, los de Hidalgo cuentan con instalaciones de primer mundo, con entrenadores y personal en todas su áreas que tienen una preparación por encima del promedio, y por si fuera poco, la institución prioriza al ser humano por encima del deportista. Pocos entes deportivos en el país pueden presumir de eso.
En Monterrey se habla de una falsa exigencia por la rivalidad que existe con Tigres y el despilfarro de dinero que suele hacer cada semestre, pero más allá de eso, en el resto del país no es un club que revista gran interés, sin que esto quiera decir que no es una institución respetable y con un poderoso respaldo económico.
Chávez no dejó pasar la oportunidad de su vida, todo lo contrario, apostó por la paciencia, que muchas veces rinde frutos, así que si alcanza o no el sueño de emigrar a Europa, podrá estar tranquilo, pues uno nunca debe arrepentirse de las decisiones que se toman con el corazón, y sin duda que mantenerse en Pachuca por ahora tuvo mucho o todo que ver con el cariño y agradecimiento que tiene por esos colores.
Luis fue el mejor jugador de la Selección Mexicana no solo en la Copa del Mundo de Qatar, si no en los meses previos en los que el barco se caía a pedazos, y él con un desparpajo como si se tratara de un veterano del Tricolor, dio la cara y era una esperanza refrescante entre tanta medianía.
Chávez, con el debido respeto a Rayados, merece más que jugar en un club rico, sus alcances son mayores y con todo y que su edad (próximo a cumplir 27 años) complica un eventual traspaso al extranjero, no baja los brazos y el “no” que tanto irritó en Monterrey es un primer paso que vale oro.