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Los errores de Miami rescatan a Tano Ortiz de sus errores

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"Entendimos bien por donde iba el partido, aunque nada está decidido" (1:21)

Fernando Ortiz sobre el accionar de Monterrey ante Inter de Miami y lo importante de salir con la ventaja en el juego de ida. (1:21)

Rayados pudo emerger en medio de los errores de Miami para un sufrido triunfo por 2-1; la ventaja parecería suficiente para meterse en su estadio, pero Monterrey tiene derecho a desconfiar por los antecedentes del Tano.


LOS ÁNGELES -- Un momento de lucidez de Fernando Ortiz y varios momentos de estupidez de Inter Miami le dieron a Rayados de Monterrey una victoria sufrida (1-2) que le permite administrar con ventaja la vuelta de los Cuartos de Final de la Concachampions.

Queda claro, como lo evidenció desde América, los grandes desafíos desatan grandes dudas y escalofríos en El Tano. Ante Inter, un planteamiento timorato, con un temor reverencial ante un equipo de ideas y piernas torpes.

Y sus balbuceos emocionales son contagiosos. Los jugadores de Rayados saltaron viendo fantasmas que se quedaron en la tribuna, escoltando a un Lionel Messi aquejumbrado por dolencias.

¿El momento de lucidez del Tano? ¿O habrá sido de desesperación? Cuando ingresa a dos atacantes genuinos en gónadas y en dignidad: Jordi Cortizo y Germán Berterame. Claro, le ayuda la casi inmediata expulsión de David Ruiz, y si a Martino se le complica coordinar a sus once, ya con diez, le dio una severa migraña.

Rayados nunca quiso desde lo emocional, nunca supo desde lo táctico y nunca pudo desde el bloqueo mental con el que se presentó en Fort Lauderdale, facilitando el trabajo de un Gerardo Martino que fue el primer sorprendido al ver cómo su equipo tomaba ventaja desde el minuto 19, cuando El Toto Avilés remata un servicio bobalicón entre las tobilleras temblorosas de los regios.

Mucho se habló antes en el feudo de Rayados acerca del rival. Demasiado. El Tano se curó en salud, sacó el paraguas y habló del proteccionismo a Messi, de sus dudas sobre el árbitro Walter López, quien tuvo una gestión casi perfecta, y tal vez lo único lúcido dentro de la perorata lacrimógena de Ortiz fue dejar en claro los voraces y descastados intereses de Concacaf por arrullar una Final con la presencia más de Messi que del Ínter.

Ya los jugadores de Rayados habían cruzado la pasarela del ridículo antes del partido. Con Esteban Andrada y Maxi Meza como líderes de los groupies, de bastoneras, como cheerleaders, gruñían, ruñían y reñían por la camiseta del que estaría ausente. Reverenciaban más el trapo de Leo que la gloria deportiva del equipo.

Y sí, al final no estuvo Messi, pero Rayados no supo entender que, sin él, quedaban palurdos futboleros más allá de los vestigios que aún guardan jugadores como Luis Suárez, Sergio Busquets y Jordi Alba. La quieta –casi impávida– figura de Leo en un palco, parecía, para las cabecitas regias, el Cid Campeador ahuyentando desde la carcasa intrascendente.

Pero, Rayados pudo emerger en medio de los errores de Miami, desde la expulsión, los cambios histéricos del Tata, hasta los errores de marca, el hacinamiento desesperado en su área, incluyendo el pase con el hombro del mismo Busquets para el gol de Maxi Meza, quien hasta entonces había estado desconcentrado e impreciso, pero oportuno en el 1-1.

La ventaja parecería suficiente para meterse en su estadio, pero Rayados tiene derecho a desconfiar por los antecedentes del Tano Ortiz con América y Rayados, incluso, por su impericia emocional, intelectual y táctica para resolver lo que ya parece resuelto.

Ojo: Rayados pierde para la vuelta a su mejor bastión anti-Messi, si es que hay alguno totalmente efectivo: El Corcho Rodríguez, quien llega a Rayados como emergencia y como el mejor relevo en esa zona desde la época de Celso Ortiz. El Corcho firmó el 2-1, pero es el único futbolista en Rayados capaz de accionar el mecanismo de emergencia para, eventualmente, intentar contener a Leo.

Necesario resaltar el impacto brutal que generaron en el equipo los ingresos de Berterame y Cortizo, en especial, éste, quien mostró una habilidad todo terreno para recuperar, organizar, relevar y ofrecer opciones de ataque más allá de pundonor y dignidad.

Ahora, Rayados tendrá que administrar su vía crucis inmediato. Enfrentar al urgido Cruz Azul, al presunto kamikaze de Miami, y después el clásico ante Tigres, con siete partidos más en abril, que pueden ser nueve si, como parece, avanza a las Semifinales de la Concachampions.