Las apariciones en redes sociales de Javier Hernández son tan lastimosas como su desempeño en la cancha; ‘Chicharito’ no se ha enterado que su carrera está en plena decadencia y cree que con ironías y burlándose de la prensa cambia la realidad
De aquel muchacho decente, centrado, humilde y educado que en 2010 cumplió el sueño de su vida al ser fichado por el Manchester United, no queda nada.
Javier Hernández no se ha enterado —y nadie se lo ha dicho— que la decadencia lo alcanzó, y ya perdió hasta la dignidad.
Acorde con los tiempos que se viven, el otrora goleador intenta modificar la realidad con base en discursos distorsionados y la promesa de un futuro distinto.
Como si fuera poca cosa que después de casi 10 meses de su regreso a las Chivas sólo acumule lesiones, actuaciones penosas y un triste gol, el ‘Chicharito’ tiene la osadía de pensar en seguir al menos un año más en el futbol.
Sus apariciones en redes sociales son tan lastimosas como su desempeño en la cancha. Con esos aires e ínfulas de superioridad que ha adquirido gracias a su gurú espiritual que acabó por arruinarle la carrera, Hernández se exhibe sin reparo.
Cree de forma equívoca que la prensa habla de él porque “vende”, cuando hace mucho, mucho tiempo que la figura de Javier Hernández sólo es utilizada para darle vida a innumerables memes. En eso está convertido.
En lo que no se equivoca es en que nadie podrá borrar la brillante carrera que forjó en Europa, eso es incuestionable; sin embargo, hoy se le juzga por un precario nivel y por sus acciones fuera de la cancha que no corresponden a la figura ejemplar que debería ser. Es un ídolo, en enero pasado su sola presencia y la expectativa por su regreso bastaron para llenar el estadio Akron (más de 45 mil aficionados).
La decadencia es un estado natural de la vida y alcanza a los deportistas, al abogado, al médico, al periodista y a todo el mundo. En un escenario ideal, tendría que asumirse y aceptarse de la mejor manera posible. Dejarse llevar por lo que el paso del tiempo dicta.
Hernández optó por negarla, sencillamente cree que su presente futbolístico “no se está dando al súper mega 100”, y presume que el Guadalajara llegó a una semifinal en su primer torneo, como si él hubiese sido factor para que eso ocurriera. Ademas, ufanarse de disputar una semifinal en un equipo del tamaño de las Chivas es no entender en dónde está parado.
Es triste presenciar el final de una brillante trayectoria, y doblemente triste que el protagonista de la historia haya perdido la dimensión de la realidad. Perdió hasta la dignidad.