Anselmi tiene todo el derecho de renunciar y buscar mejores horizontes. Pero hay formas. Sin embargo, la propuesta es generosa: dirigir en Europa
LOS ÁNGELES -- Y se fugó. Martín Anselmi desertó. Aún con la amenaza de Cruz Azul de inhabilitarlo ante FIFA por incumplimiento de contrato, aún así, se escabulló la noche del jueves.
Anselmi estará este fin de semana en el Estadio de El Dragón observando al FC Porto ante Santa Clara, y el próximo jueves dirigiendo ante el Maccabi Tel-Aviv en la Europa League.
Cruz Azul levantará en armas a su aparato legal. No busca justicia deportiva, sólo busca un consolador cheque de cinco millones de dólares, por la cláusula de rescisión. Si el cheque no llega, picapleitos y leguleyos celestes trataran de congelar al técnico inmediatamente ante FIFA.
Anselmi no está solo. Lo protegen desde las penumbras su propio exdirector deportivo, Iván Alonso, y la caterva de promotores que se agazapa en la reconstrucción de Cruz Azul: Christian Bragarnik, Fernando Pavón, Merino y Uriel Pérez, estos dos últimos achichincles del primero, y ninguno de ellos tiene licencia FIFA.
Como todo, hay dos caras, yuxtapuestas y contrapuestas. El bien y el mal.
1.- Desleal, ingrata y vergonzosa la forma en que huye Anselmi. Su trabajo con Cruz Azul había sido notable. Le faltó el título y exigió que le armaran un plantel para buscarlo este 2025. Y sin embargo, se fugó. Por la puerta de atrás y a oscuras, como los maleantes. Debajo del pelambre de animal noble se ocultaba una hiena. Pobre de Cruz Azul, pero más aún, pobre de su familia.
El equipo de La Noria exige a Martín Anselmi que se presente a entrenar el viernes, en caso de no hacerlo, él y su equipo enfrentará consecuencias jurídicas.
2.- Había formas de irse sin el escarnio de la cobardía y el miedo. Pudo presentarse este viernes a entrenar, citar a conferencia de prensa, dar la cara a los cuestionamientos, y ofrecer una explicación –no disculpas–, a la afición, a la que le prometió seguir peleando por un título. Pero, eligió la violencia propia de la infidelidad y la traición. Sólo Fernando Gago se había atrevido a tanto.
3.- Martín Anselmi tiene todo el derecho de renunciar y buscar mejores horizontes. Pero, insisto, hay formas. Sin embargo, la propuesta es generosa: dirigir en Europa, a uno de los clubes más importantes de Portugal, y, por supuesto, el nivel de vida para su familia, sin las angustias propias de la Ciudad de México. Ahora en Oporto, podrá vivir las generosidades culinarias bajo el Puente de María Pía a las orillas del Duero.
4.- Y el salario, un argumento irrebatible y un derecho inalienable. Cruz Azul le pagaba, según versiones, medio millón de dólares por año. Seguramente más de quince de sus futbolistas ganaban más que eso. Y, según versiones, Porto le estará pagando 2mdd por año. ¿Mercenario? Posiblemente, pero el dinero es la cereza de un pastel prodigioso como es sentarte con comensales europeos.
5.- ¿Podrá Cruz Azul congelar a Anselmi? Difícilmente. Ocurrirá como en el caso de Fernando Gago con Chivas. Entre el técnico y su ahijado de bodas –Bragarnik–, pagaron la rescisión de contrato al Guadalajara. Ahora el mismo Bragarnik puede cubrir el pago a Cruz Azul, porque seguramente entre él e Iván Alonso ya pactaron que Vicente Sánchez se quede hasta el final del torneo. Con el manejo de voluntades que tienen en el vestidor celeste todos ellos, apueste Usted porque La Máquina va a ganar, gustar y golear al Puebla.
César Caballero desde el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México con el reporte de la salida de Martín Anselmi rumbo a Portugal.
6.- Recuérdese que hay riesgos. ¿Cuántos entrenadores procedentes de México han triunfado en Europa? Podemos poner aparte al Vasco Aguirre, pero sin olvidar el triste pasaje de Nacho Ambriz; Hugo Sánchez al menos rescató al Almería. Y yendo con extranjeros, con más pena que gloria, pasaron Diego Alonso, El Turco Mohamed, Chacho Coudet, y Diego Cocca, quien suma tres derrotas y una victoria con el Valladolid. ¿Qué tienen en común estos cuatro entrenadores? A todos los representa o los ha representado Bragarnik… al igual que a Anselmi. Ah, pero algunos bobalicones insisten en que es un mito urbano.
Por lo pronto, más allá de los aspavientos legales que hace Cruz Azul, su directiva está atada de manos, pies y amordazada. Ni necesario es tratar de llevar calma a un vestidor que no controla ni controlará. Pagará los salarios de sus jugadores, pero no tiene autoridad sobre ellos. Le pertenece cada uno de los jugadores laboralmente, pero ni remotamente en el aspecto moral, emocional o deportivo.
Pero la afición puede estar tranquila este fin de semana. Verá a un Cruz Azul más rústico, pero igualmente competitivo... por el momento.