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Hernán Cristante, toma dos

Hay detalles que Hernán debe cuidar y mucho; el más importante para mí tiene que ver con su carácter

MÉXICO -- Rolando Hernán Cristante Mandarino no tardó en volver a su casa, la que junto con otros extraordinarios futbolistas, edificó para convertirla en una verdadera mansión del balompié mexicano. Sólo transcurrieron un año y nueve meses desde que dejó el remodelado Nemesio Diez para volver a tener la oportunidad de ocuparlo y dirigir al equipo de sus amores. Tan grande es ese sentimiento que le tiene al escudo formado por tres grandes letras, que en su presentación expresó que llegar a Toluca era tan especial, como cuando lo hace cada vez que viaja a la Argentina a visitar su señora Madre.

Haber logrado en cinco ocasiones el campeonato de Liga con los Diablos Rojos, lo convierte automáticamente en leyenda viviente de los Pingos. Como dato aparte, en México, sólo otro portero ha conseguido levantar ese mismo número de títulos ligueros y ese fue nada más y nada menos que el mítico Miguel Marín. Por lo tanto, no cabe la menor duda en cómo se pertenecen mutuamente el nacido en La Plata y el centenario equipo que lleva orgullosamente el nombre de la capital del Estado de México.

La primera etapa de Hernán con el Toluca significó, a su vez, su primera gran experiencia como entrenador, aunque poco antes había debutado como tal en la extinta Liga de Ascenso con Coras de Tepic. Desde el 31 de mayo de 2016 y hasta el 24 de febrero de 2019, entre otros datos estadísticos, consiguió implantar el récord de 9 triunfos consecutivos en toda la historia de la Liga MX, hasta que lo rompió más tarde el León de Nacho Ambriz en el Clausura 2019. En 137 partidos dirigidos, 'Nani' obtuvo 62 victorias, 34 empates y perdió en 41 ocasiones. Se recuerdan muy bien las finales de Copa y de Liga en 2018 que lamentablemente perdió ante Necaxa y Santos, respectivamente. Estuvo cerca, muy cerca de convertirse en el primer hombre en la historia del Deportivo Toluca en ser campeón de Liga como jugador y posteriormente como entrenador. Rozó la gloria, pero no la alcanzó.

La vida, y particularmente los pésimos resultados que ha arrastrado el Toluca en los últimos torneos cortos, primero con Ricardo Antonio La Volpe, y luego con José Manuel 'Chepo' De la Torre, le han vuelto a abrir las puertas a Cristante para intentar dar el paso definitivo hacia el éxito como entrenador dentro del club donde se hizo grande, el cual, tal parece, está encantado en darle sus segundas oportunidades a varios directores técnicos que en su momento fueron campeones con los Diablos Rojos, como los arriba mencionados y otros más. No tengo claro si ésta “política” corresponda a un genuino agradecimiento de las altas esferas choriceras a quienes contribuyeron a la grandeza del equipo o sea producto de una romántica idea empujada por la añoranza de aquellos buenos tiempos que forman parte del pasado, que se ven más y más lejanos, y que se niegan a regresar.

Como sea, un grande del Toluca ha vuelto. Y se habla además del retorno de un llamado “Club de la Pelea”. Pero ojo, hay detalles que Hernán debe cuidar y mucho. El más importante para mí tiene que ver con su carácter. Recuerdo la exorbitante cantidad de expulsiones que recibió por sus reclamos al cuerpo arbitral o aquel agarrón de cuello que le aplicó al 'Piojo' Herrera en el Azteca. Vio muchos partidos desde la tribuna pero eso no fue lo peor. Su equipo reflejó esa explosividad y pésima canalización de las emociones en el terreno de juego, ocasionando que varios jugadores vieran la tarjeta roja con sus obvias consecuencias negativas.

Recuerdo la entrada de Rubens Sambueza al 'Conejito' Brizuela lesionándolo por un largo periodo de tiempo, así como las tres expulsiones en 30 segundos en un partido de Copa contra Monarcas que recibieron Jesús Méndez, Alfredo Talavera y Enrique Triverio, quien además agredió al árbitro de ese partido, lo que pudo costarle la inhabilitación por un año pero que al final libró.

Por otro lado, y me parece muy importante decirlo. Hernán, al haber aceptado esta segunda nueva aventura con sus Diablos, debe estar seguro de ser apoyado, ahora sí, de manera unánime y contundente por la directiva que encabeza Francisco Suinaga Conde. Y debe de serlo por absolutamente TODOS los integrantes al interior de la organización. Estoy seguro de que si se dejan de lado los intereses particulares y se priorizan los colectivos, su proyecto echará raíces y rendirá frutos a mediano o largo plazo. De lo contrario, el fracaso estará garantizado, una vez más.

La realidad es que al Toluca le hacen falta campeonatos. Y se está tardando demasiado en conseguirlos. Más de una década ha pasado desde que levantaron el trofeo del Bicentenario 2010 y esta cantidad de años comienza a desesperar a una afición que ha sufrido decepción tras decepción y que parece a nadie importarle, particularmente en la directiva y alguno que otro en la cancha. No pueden ni deben vivir de las glorias pasadas, aunque hayan llamado a una de ellas para redimirse.