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Los equipos sudamericanos aportan hinchas europeos en el Mundial de clubes

En la Copa del Mundo de clubes, los hinchas europeos no se han involucrado con el torneo todavía. En lo que va de la primera fase, pocos simpatizantes llegados desde Europa se han visto en las calles estadounidenses. Como si estuvieran esperando las instancias definitorias en las que sus equipos serán animadores, aún no se comprometieron sentimentalmente con este certamen. Al menos no como colectivo, porque sí hay algunas historias singulares que destacar.

Leszek es polaco. Su país no estuvo ni cerca de tener un club participante en el Mundial. Jamás ganó un título grande europeo y no está cerca de hacerlo. Sin embargo, Leszek emprendió el viaje hacia la muy lejana Seattle para seguir al cuadro de su corazón. Él no tiene ningún vínculo hereditario con Argentina, pero los lazos del fútbol a veces son más fuertes que los de la genética. Es un hincha de River Plate tan apasionado como los que llegaron desde Nuñez.

"Soy de River desde 1996, cuando en la TV polaca transmitieron el partido contra Juventus (la Copa Intercontinental que ganaron los italianos). Yo no conocía al equipo pero me encantó. Me enamoré de la camiseta", afirmó vestido con la banda roja casi treinta años más tarde.

Seattle es un destino muy lejano y muy caro para el público argentino en general. Por eso, cada hincha que emprendió la travesía es valorado y respetado. La de Leszek es una historia particular, pero su sentimiento por River es el mismo de todos. "Un día envié una carta y me respondieron con un autógrafo de Marcelo Gallardo. Ahí fue cuando dije 'este es el club de mi vida'". De hecho, su bandera con la leyenda "Polonia" se mezcla de forma natural con las de "Hurlingham" y "Villa de Mayo".

En 2013 pudo viajar a Buenos Aires y vivió un Superclásico en el Monumental. Uno de los partidos de fútbol más apasionantes del planeta. Quizás el más intenso de todos. Esa experiencia fue suficiente para terminar de consolidar su relación sentimental con el club, que llegó hasta su vida personal, porque en uno de sus viajes conoció a una argentina, que hoy es su esposa.

"La locura más grande que hice por River es un tatuaje. Antes de la final de Madrid hice la promesa de que si ganábamos me lo hacía, así que ahora tengo un solo tatuaje: el escudo del club". Leszek camina por Seattle con el orgullo de todo hincha que exhibe sus colores por donde vaya.

Es una incógnita qué trascendencia le terminarán dando los hinchas de los clubes europeos a este torneo. Tal vez la distancia y el hecho de que se juegue en el verano boreal haga que los estadios estadounidenses no cuenten con el colorido habitual de la Champions League. Sin embargo, el resto del mundo está viviendo este torneo con emoción. Sean nacidos en esas tierras o hinchas foráneos.