<
>

Mundial Qatar 2022: Blanqueamiento deportivo, seguridad y fútbol

play
Un Tren a Qatar: La gran mezquita de Doha (4:43)

Martin Ainstein nos transporta al interior de uno de los templos del islam más importantes de Qatar. (4:43)

Casi 12 años después, sigue siendo un momento que desafía toda lógica.

El expresidente de la FIFA Sepp Blatter se ubicó detrás de un podio en Zúrich, Suiza, y preparó a los dignatarios convocados para el segundo anuncio de la noche sobre la sede del Mundial de Fútbol. Pocos momentos antes, se había otorgado a Rusia el derecho a organizar la Copa del Mundo 2018 y Blatter eligió la decisión como algo que "haría mucho bien para [esa] parte del mundo". Luego, centró su atención en 2022. Blatter mencionó a las sedes candidatas (Australia, Japón, Corea del Sur, Qatar y Estados Unidos de Norteamérica) antes de pronunciar la frase que se ha repetido sin cesar en la década posterior: "El ganador, que organizará el Mundial de Fútbol FIFA 2022, es Qatar".

La decisión sólo pudo entenderse con mayor claridad luego que el Departamento de Justicia estadounidense declaró que varios ejecutivos de la FIFA fueron sobornados para que aseguraran los derechos de organización a Rusia y Qatar. En aquel momento fue una decisión sorprendente. El evento deportivo más popular del planeta se dirigía a un pequeño estado del Golfo Pérsico, que carecía de una cultura futbolística predominante y con un tórrido calor veraniego, infraestructura mínima y múltiples preocupaciones sobre el historial de derechos humanos de ese país. Todo lo anterior debió haber servido para descartar su candidatura de inmediato.

Qatar, una península que se adentra en el Golfo Pérsico desde la costa noroccidental de Arabia Saudita, ocupa una superficie aproximadamente similar a la del estado norteamericano de Connecticut. Su población de aproximadamente 2.5 millones de personas es comparable a la de Chicago y su territorio es menor que la de todos los estados de Estados Unidos con la excepción de dos. "Nos dirigimos a nuevas tierras", expresó Blatter a la multitud. "El Medio Oriente esperaba... y yo diría que el mundo árabe llevaba mucho tiempo esperando organizar el Mundial de Fútbol. Ahora lo tienen".

Fuera de su región, la importancia cultural de Qatar era prácticamente inexistente, comparada con otros países del Medio Oriente. Incluso, con el Mundial próximo a inaugurarse este 19 de noviembre, existen fuertes argumentos que nos indican que esto sigue siendo cierto. Para Qatar, más que nada, este próximo mes girará en torno a cambiar esa situación. Es la oportunidad más significativa, como parte de una estrategia con varias décadas de desarrollo, para que la nación petrolera se establezca dentro del escenario mundial, adquiera "poder blando" y catapulte el proceso de diversificación de su economía.

Entonces, ¿de qué se trata todo esto para Qatar? ¿Su condición de anfitriona del Mundial forma parte de un proceso de "blanqueamiento deportivo"; o sea, esa frase que se aplica a cualquier país o régimen con cuestionable historial de derechos humanos o dictadores autocráticos que utilizan su poder financiero para adquirir un papel y posición prestigiosa dentro del mundo deportivo? ¿O hay razones más sutiles y diversas?

Las múltiples inversiones deportivas de Qatar

Europa es la gran potencia del fútbol mundial, siendo el continente que ostenta a los clubes y competiciones más prestigiosas del mundo. En el ranking Football Money League 2022 de la consultora Deloitte, podemos ver que Europa es la sede de todos y cada uno de los 20 clubes que generan más ingresos en el balompié mundial. Sólo un club entre los seis principales (Manchester United) no se ha beneficiado de un respaldo financiero importante originado en la Península Arábiga.

Qatar Sports Investments (QSI), organización de composición accionaria privada con sede en Doha, reinvierte sus ingresos en las industrias del deporte y entretenimiento de Qatar. Es dueña del Paris Saint-Germain, el club más grande de Francia, y recientemente adquirió el 22% de la propiedad del SC Braga de Portugal, convirtiéndose en accionista minoritaria. Los acuerdos de patrocinio firmados por Qatar se extienden por todo el mundo, en el fútbol y otras disciplinas deportivas.

Abu Dabi, sus vecinos del Golfo, asumieron en 2008 el control del Manchester City. Esta operación fue catalogada por Amnistía Internacional como un acto de "blanqueamiento deportivo". Por su parte, el Fondo de Inversiones Públicas de Arabia Saudita (PIF), presidido por el Príncipe de la Corona Mohammed bin Salman, es dueño mayoritario del Newcastle United, en otro caso que ha despertado sospechas de "blanqueamiento deportivo". El PIF también financia el LIV Golf, el tour recién creado que ha causado una fuerte controversia en el mundo del golf, persuadiendo a gran parte de los mejores exponentes de la disciplina a nivel mundial a darle la espalda al PGA Tour y ganar una fortuna jugando en la novedosa competición.

Independientemente de si estas operaciones se consideran o no como intentos para distraer la atención de los abusos a los derechos humanos y la ausencia de libertad, la realidad es que sus vínculos con el deporte han causado el efecto diametralmente opuesto, intensificando el escrutinio sobre esos temas por toda la región.

Se podría decir que Qatar ha sido el país con mayores dificultades en su tránsito por el mundo deportivo. Caso contrario al de Arabia Saudita, un país con situaciones de derechos humanos conocidas desde hace largo tiempo (y otras naciones conocidas como Rusia y China, ambas sedes olímpicas), Qatar no tenía una imagen global que blanquear. En pocas palabras, recibir el derecho a organizar el Mundial hace 12 años fue la introducción de ese país a nivel internacional. Sin el Mundial de Fútbol, la problemática del país en cuanto a derechos humanos, el trato a trabajadores migrantes (problema que ya existía en ese país antes del Mundial), los derechos de las mujeres y el trato a la comunidad LGBTQIA+ podían haber pasado desapercibidos.

Las relaciones íntimas entre personas del mismo sexo son ilegales y los hombres acusados de participar en ellas pueden enfrentar hasta siete años de prisión. Por su parte, otras leyes prohíben las relaciones sexuales entre personas que no han contraído matrimonio, independientemente de su orientación. Según el Informe por Países de Derechos Humanos publicado por el Departamento de Estado de Estados Unidos en 2021, las mujeres solteras corren el riesgo de ser acusadas judicialmente si declaran sus embarazos y "hubo casos de hospitales que denunciaron a las autoridades a madres solteras".

Asegurar los derechos de organizar un Mundial de Fútbol nunca buscó esconder esos elementos de la sociedad qatarí bajo un velo. Por el contrario, fue una decisión calculada para exponerse al escrutinio occidental con el fin de ganar territorio en otros temas. Qatar ha trabajado durante aproximadamente tres decenios para llegar a su sitial actual, según indica Chris Doyle, director del Consejo para el Entendimiento Árabe-británico, organización sin fines de lucro con sede en Londres que promueve los derechos humanos, resolución de conflictos y la sociedad civil dentro del mundo árabe.

"Si nos remontamos a 1995, cuando el emir anterior [Jeque Hamad bin Khalifa Al Thani] llegó al poder, Qatar estaba asentada sobre un gran yacimiento petrolero sin explotarlo", indicó Doyle a ESPN. "Era sumamente conservador y no había visto la explosión que tenemos ahora en el ramo de la construcción".

"Era muy cerrado al mundo exterior, como uno de los estados más conservadores de la Península Arábiga, y el Jeque intentó cambiarlo de múltiples maneras. Al-Jazeera [el canal de noticias 24 horas propiedad del estado qatarí que emite en árabe, inglés e idiomas balcánicos] fue parte de ello, abriendo el espacio mediático. Además, albergar la base [militar] estadounidense en Al Udeid; sin embargo, probablemente lo más importante en este aspecto fueron los grandes cambios a nivel educativo, permitiendo el establecimiento de campus universitarios occidentales en Qatar".

Al Thani se propuso abrir a Qatar al resto del mundo, y la organización de eventos deportivos fue parte importante de dicha estrategia. Tenía dos objetivos fundamentales: ayudar a diversificar la economía con la expansión del turismo y propiciar una mayor colaboración internacional".

"El emir quería... atraer el comercio, el turismo, influencia", indica Doyle. "Otro elemento de esta estrategia fue Qatar Airways y la creación del centro internacional del Aeropuerto Hamad International. En otras palabras: quería convertir a Qatar en rival de Dubái, pero también deseaba que la gente llegara a Qatar".

"En este aspecto, fue muy importante permitir la venta de alcohol en los hoteles, lo que no estaba permitido en el pasado. Por eso, era evidente la creación de un plan, aunque a veces se implementaba dando dos pasos adelante y uno atrás".

Uno de los eventos deportivos de mayor perfil es el Abierto de Tenis de Qatar, que el país organiza cada año desde 1993, y ese plan se extiende a múltiples deportivas. Qatar fue sede del Campeonato Asiático de Balonmano en 2005 y el Campeonato Mundial de Ciclismo UCI en 2016, entre otros eventos.

"Quería abrir su país al mundo exterior; por eso, asegurar la sede del Mundial puede considerarse como el apogeo de su ambición", expresa Doyle. "No se produjo sin críticas internas, que se preguntaban si invertir una cuantiosa cantidad de dinero en el Mundial valía o no la pena; sin embargo, encajaba dentro de este patrón".

La ubicación geográfica de Qatar es otro factor clave dentro de su deseo de estrechar nexos con Occidente. Comparte un yacimiento petrolífero con Irán y fronteras terrestres con su vecino al oeste: Arabia Saudita, igualmente poderoso e influyente. Al sur, se encuentran los Emiratos Árabes Unidos. Ambas naciones tienen un extenso historial de rivalidades y sospechas mutuas, con un Dubái consolidado como destino turístico de la región. Al noroeste está Kuwait, un estado similarmente diminuto que se hizo rico con sus recursos naturales y que fue invadido por su vecino más poderoso de Irak en 1990.

La invasión iraquí a Kuwait sirvió como lección sobre lo peligroso que puede ser el panorama para un pequeño estado de la región. El incidente, que desencadenó la llamada Operación "Tormenta del Desierto", jugó un papel en los deseos de Qatar de adquirir "poder blando," según el profesor de la Universidad de Georgetown-Qatar Danyel Reiche, coautor del libro "Qatar y la Copa del Mundo FIFA 2022: Política, Controversia, Cambio". El "Poder Blando", término diplomático acuñado en la década de 1980, es una filosofía de relaciones exteriores que aprovecha la cultura economía y diplomacia.

Todos esos elementos son importantes para Qatar. Por ello, la seguridad, aparte del "blanqueamiento deportivo", son los motores tras el deseo de ese país de convertirse en sede mundialista.

"El fútbol y el deporte sirven a la protección del país", indica Reiche. "A su visibilidad, influencia y asuntos exteriores; la seguridad nacional, y también como una forma de establecer una marca interesante para turistas e inversores. Además, para iniciar un proceso de diversificación económica. Creo que esos son los motivos".

Establecer a Qatar en el escenario mundial

La incursión qatarí en las inversiones en el fútbol comenzó aproximadamente en la misma época en la que se le otorgó la sede del Mundial. Sirvió como un ejercicio para establecer su marca y funcionó, en parte, para establecer al país como destino turístico.

Entre 2010 y 2013, las camisetas del Barcelona tenían estampadas el logo de la Qatar Foundation en el anverso hasta que fue sustituido por la estatal Qatar Airways hasta 2017. El momento fue casual o quizás, intencional: Lionel Messi, que posiblemente fue el deportista más visible del mundo en dicho periodo, tenía una estrecha asociación con Qatar. Eventualmente, el Barça no renovó el patrocinio mientras buscaba nuevos patrocinantes por "cuestiones sociales", pero no antes de que la sociedad con la aerolínea le hiciera ganar al club un estimado de $151 millones entre 2012 y 2017.

El Bayern Munich recibe $20 millones anuales pagados por Qatar Airways como parte de un contrato por cinco años como patrocinantes estampados en las mangas de sus casacas. El Bayern también recibió $10 millones al año como parte de un contrato de auspicio con el Aeropuerto Hamad International de Doha.

La asociación comercial del campeón de la Bundesliga con Qatar ha llevado a seguidores y socios del club a exigir al Bayern que no renueve el contrato tras su vencimiento en 2023. Sin embargo, el jefe ejecutivo Oliver Kahn no se comprometió a satisfacer dicha exigencia en su discurso durante la asamblea general de socios del Bayern celebrada el mes pasado. "Qatar ha hecho progresos en cuanto a derechos laborales y humanos", expresó Kahn. "Nadie ha sugerido que Qatar sea un país que cumple con los estándares europeos. Pero, si quieres cambiar e iniciar algo, hay que reunirse con la gente, conversar con ella e intercambiar ideas, en vez de excluirla".

El Manchester City es propiedad del Jeque Mansour bin Zayed Al Nahyan de Abu Dabi, que financia al club. Sus camisetas y estadio portan el nombre de Etihad Airways (aerolínea internacional de los Emiratos Árabes Unidos) por una cantidad de dinero sin revelar. El principal patrocinante de las camisetas del Real Madrid es Emirates, aerolínea internacional de Dubai, que le paga al actual campeón de Europa $70 millones al año para estampar su logo en las casacas merengues. Emirates también auspicia al Arsenal de la Premier League.

El Paris Saint-Germain es propiedad de QSI, que lo financia y controla. Y aunque el Manchester United no ha negociado importantes pactos comerciales con Qatar o los Emiratos Árabes Unidos, el club anteriormente ganaba $10 millones al año como parte de un contrato de patrocinio con la empresa Saudi Telecom.

En pocas palabras, hasta los clubes más poderosos del mundo dependen fuertemente de los recursos económicos provenientes de la Península Arábiga, al igual que las grandes confederaciones. Qatar Airways fue patrocinante principal de la Eurocopa UEFA 2020 y es mencionada como auspiciadora socia del Mundial FIFA. En 2021, Qatar Airways anunció una alianza multianual con la CONCACAF, que regula el fútbol en Norte y Centroamérica. Cada vez que se disputa un importante encuentro futbolístico, existen grandes probabilidades de que se haya organizado con la ayuda de una sociedad económica con raíces en la Península Arábiga.

"En estos momentos, el fútbol es altamente dependiente del dinero proveniente del Medio Oriente", afirmó a ESPN Chris Brady, profesor de estudios de gerencia y director del Centro de Negocios Deportivos de la Universidad de Salford en Inglaterra. "Pero, si se les llega a quitar esa fuente de ingresos, vendría alguien a sustituirá, porque el fútbol es un deporte global e inmenso. El fútbol podría seguir una ruta más ética en sus finanzas".

"En el pasado, múltiples disciplinas deportivas tenían una dependencia similar con los recursos financieros provenientes del auspicio de tabacaleras, hasta que su publicidad fue prohibida en muchas partes del mundo. No obstante, sobrevivieron. El fútbol sobrevivió".

"Cuando los dueños estadounidenses empezaron a adquirir equipos de Premier League hace casi 20 años, conversé con uno de ellos y le pregunté por sus motivos tras la operación. Me contestó que no existe otro negocio que acapare 1,000 millones de televidentes dos veces por semana. También me dijo que habían sido unos tontos por haberse tardado tanto en darse cuenta del poder del fútbol. Así que, si bien el fútbol depende actualmente del dinero del Medio Oriente, no tiene por qué seguir siendo así".

Quizás no tenga la cultura futbolística centenaria de Europa y Suramérica, pero el fútbol es importante para Qatar y el Medio Oriente. De muchas formas, la región se ha convertido en el gran titiritero del fútbol, aprendiendo cómo y cuándo mover las cuerdas.

Defensa, energía y educación

El gran rival de Qatar por la sede mundialista de 2022 fue Estados Unidos. Ambos países llegaron a la votación final en 2010, antes de que 14 de los 22 miembros del Comité Ejecutivo de la FIFA votaron a favor de Qatar. Es un proceso que, al menos en parte, contribuyó a la caída de Blatter como presidente de la FIFA, poniendo fin a un periodo de casi dos décadas al mando. El Departamento de Justicia de Estados Unidos determinó que Blatter había recibido sobornos por parte de los qataríes.

Para aquellos cuya percepción del mundo pasa por el prisma del deporte, es posible que estos eventos sirvan para demostrar una rivalidad entre ambos países; sin embargo, nada dista más de la verdad desde el punto de vista geopolítico. Qatar y Estados Unidos establecieron relaciones diplomáticas en 1972, un año después que Qatar recibiera su independencia del Reino Unido. Desde entonces, se podría argumentar que Qatar se ha convertido en el aliado más cercano de Estados Unidos en el Medio Oriente.

Según indica Tim Davis, confirmado como embajador estadounidense en Qatar en agosto pasado, la relación entre Estados Unidos y Qatar se basa en tres componentes fundamentales: defensa, energía y educación.

"Es una relación construida durante los últimos 50 años para ser positiva y sólida, basada en esos tres pilares", expresó Davis a ESPN. "Asimismo, pensamos en lo que vendrá después, en cómo expandir la relación y cómo apoyar sus objetivos a nivel regional y global. Todo ello, mientras esta relación nos es útil a Estados Unidos".

La influencia estadounidense es una de las grandes responsables de la rápida transformación de Qatar, pasando de ser un peso ligero a nivel económico a uno de los países más ricos del mundo en cuanto a ingreso per cápita. En gran medida, se debe a la participación en el país de la gigante del sector petrolero Mobil (antes de fusionarse con Exxon) a partir de los inicios de la década de 1990. La experiencia de Mobil en el sector del gas natural licuado fue el detonante para que Qatar llegara a convertirse, por momentos, en el mayor exportador de gas natural licuado del mundo.

Asimismo, Qatar invirtió más de $1,000 millones en construir la Base Aérea de Al Udeid en 1996, a pesar de no contar en ese momento con un componente militar aéreo. El proyecto fue iniciado pensando en las fuerzas estadounidenses, ya que Qatar razonó que albergar a la Fuerza Aérea de ese país le aportaría una capa de seguridad que no podía procurarse por sí misma. No fue hasta septiembre de 2001 que la Fuerza Aérea de Estados Unidos comenzó a operar en Al Udeid, haciéndolo en secreto como una de sus ubicaciones estratégicas tras los ataques terroristas del 11 de septiembre. Actualmente, en cualquier momento, Al Udeid puede congregar a miles de efectivos estadounidenses, siendo el cuartel general avanzado del Comando Central de Estados Unidos, según indica Davis.

"[Al Udeid] fue importante porque incluye el comando y control de la región. Es el centro neurálgico operativo de nuestras fuerzas militares", indica a ESPN Susan Ziadeh, que laboró como embajadora de Estados Unidos en Qatar entre 2011 y 2014. "Una vez que albergaron [a la Fuerza Aérea], se convirtieron en un elemento invalorable para nosotros y nuestros aliados, bien sea en la región o en Europa Occidental, Asia, etcétera".

En marzo pasado, el presidente de Estados Unidos Joe Biden designó a Qatar como "Aliado Principal no-OTAN", nombramiento calificado por el Departamento de Estado como "símbolo poderoso de la estrecha relación" y que incluye beneficios relacionados con defensa, comercio y cooperación en temas de seguridad.

Una faceta importante de la estrategia de defensa y "poder blando" de Qatar ha sido la búsqueda de universidades extranjeras para que establezcan núcleos en el distrito de la Ciudad Educativa de Qatar. Ocho universidades extranjeras tienen presencia en el desarrollo inmobiliario de 12 kilómetros cuadrados de extensión, incluyendo a seis estadounidenses: Carnegie Mellon, Cornell, Georgetown, Northwestern, Texas A&M y Virginia Commonwealth. "Así que, no sólo tenemos los intercambios que regularmente se producen entre países, sino que también hay universidades estadounidenses educando a la próxima generación de qataríes", expresa Davis.

Una de las consecuencias de esta relación tan cercana ha sido la participación del gobierno estadounidense en los preparativos previos a la Copa del Mundo. Ziadeh asumió la representación diplomática estadounidense en Qatar poco después de habérsele otorgado la sede del Mundial. Como parte de sus funciones, la funcionaria abogó para que la organización del evento utilizara bienes y servicios estadounidenses en las instancias en las que fuera posible. Confiesa que no sabía mucho de fútbol; no obstante, junto con un colega, desarrolló la idea de invitar a varios miembros del comité organizador del Mundial de Qatar a Estados Unidos con el fin de exponerlos a la infraestructura deportiva estadounidense y facilitar contactos con su comunidad empresarial.

"No puedo hablar sobre otros países; pero creo que somos geniales en la fusión deporte con los medios de comunicación y el entretenimiento", expresa Ziadeh. "Cómo reunimos esos tres elementos para que se convierta en un evento realmente grandioso e impactante".

En la Costa Oeste, Ziadeh lideró a un contingente conformado por cerca de 12 funcionarios qataríes (incluyendo a Hassan Al Thawadi, secretario general del Comité Supremo para la Entrega y Legado) en una gira por Los Ángeles; Portland, Oregón; y Seattle. En Los Ángeles, conocieron el Rose Bowl y la arena entonces conocida como Staples Center. En el Noroccidente del Pacífico, visitaron la sede de Nike y el Providence Park, hogar de los Portland Timbers y Thorns, y el complejo de entrenamientos del Seattle Sounders.

Durante un viaje distinto, los qataríes visitaron Miami y Atlanta. Parte del plan era que los funcionarios aprendieran lecciones de la incursión de Atlanta como sede de los Juegos Olímpicos de Verano de 1996 y de la hostelería que caracteriza a Miami. Dichos periplos no solo fueron diseñados con el Mundial en mente, sino también pensando en el futuro. A pesar de que las reservas qataríes de gas natural ocupan el tercer lugar entre las más extensas del mundo, el país está consciente de que no puede depender por siempre de sus exportaciones energéticas. Es obligatorio emprender un proceso de diversificación económica, y la expansión del sector turístico ha sido una prioridad, mucho antes de que escenificar un Mundial se convirtiera en una posibilidad factible.

Desde la distancia, la estrecha relación diplomática entre Estados Unidos y Qatar y el apoyo oficial del primero a los preparativos para el Mundial podría servir como ejemplo de una dinámica incómoda en lo que derechos humanos se refiere.

El informe del Departamento de Estado estadounidense sobre las prácticas de derechos humanos en Qatar, publicado en 2021, identificó varias "informaciones creíbles" sobre problemas significativos de presuntas violaciones de derechos humanos. El documento resaltó la existencia de restricciones a la libertad de expresión; interferencias sustanciales a las protestas pacíficas; restricciones a la libertad de movimiento de los trabajadores migrantes; poca investigación a hechos de violencia de género y la penalización a las conductas sexuales entre personas del mismo sexo.

Posteriormente, el Departamento de Estado publicó su informe de 2022 sobre la trata de personas en Qatar, que resaltó otras problemáticas en este sentido. Si bien reconoció el incremento de los esfuerzos del gobierno qatarí sobre el tema, determinó que el país aún no cumple con los estándares mínimos para la eliminación del tráfico de personas. Citó varios ejemplos de autoridades que arrestaron, detuvieron y deportaron a individuos por violaciones migratorias, prostitución, o por abandonar a sus empleadores o patrocinantes. Asimismo, el informe pidió se diera prioridad a varias reformas que acercarían a Qatar a los mínimos aceptados por el gobierno de Estados Unidos.

Todo lo anterior plantea interrogantes sobre el rol desempeñado (o que debió haber desempeñado) Estados Unidos para influir en la obtención de cambios en estos aspectos durante la previa del Mundial.

"Hemos sostenido esta conversación con los qataríes por largo tiempo", indica Davis. "Te contestarán que, como parte de su Visión Qatar 2030 (y su insistencia en dicho documento en la dignidad humana) que, es cierto, hubo cierto impulso [al cambio] debido al Mundial, pero que creen tener la responsabilidad de asegurar la dignidad del ser humano, independientemente de que organicen un evento importante o no".

Los cambios significativos llevan su tiempo

Uno de los elementos que hizo tan sorprendente la elección de la candidatura de Qatar fue que ésta se refería a la construcción de siete nuevos estadios y la remodelación sustancial de otro, ya que Qatar no contaba con una sola edificación considerada como adecuada para escenificar el torneo. Asimismo, se requería un plan ambicioso para construir la infraestructura necesaria en Doha y sus alrededores para albergar a la cantidad tentativa de más de un millón de visitantes.

El alcance del plan para rectificar esa situación podía resumirse en la frase: "Lo construiremos todo, somos ricos". Para los votantes de la FIFA, eso fue más que suficiente. Si había alguna preocupación por las condiciones de trabajo y normas para albergar a los obreros extranjeros que se necesitarían para construir los estadios (ni hablar de las construcciones necesarias en Doha y sus alrededores), pues no se manifestó de forma significativa.

"Este desarrollo tan rápido no pudo ser posible sin la intervención de obreros provenientes del extranjero", dijo Reiche. "La población local es demasiado pequeña. Es la mayor dependencia de mano de obra extranjera en todo el mundo, en Qatar. Sólo uno de cada 10 habitantes del país es ciudadano. El resto son sólo residentes".

La mayoría de los obreros llegaron como parte del sistema de patrocinio kafala, una práctica antigua en el mundo árabe que funciona para obtener mano de obra extranjera a bajo precio. A través del sistema kafala, el patrocinante suele responsabilizarse de los gastos de viaje y alojamiento de los individuos, con la promesa de que ganarán más dinero del que podrían procurar en sus países de origen. En el caso de Qatar, muchos provienen de Nepal, Bangladesh e India.

Se suele asociar a los trabajadores extranjeros con el sector de la construcción; sin embargo, también acaparan gran parte de la oferta laboral de la industria de servicios y su presencia es necesaria para el funcionamiento del país.

"Cuando se les otorgó el derecho de organizar el torneo, no conocíamos que la situación de la población migrante era tan desesperada", expresó al programa "E:60" de ESPN Nicholas McGeehan, activista de derechos humanos. "Estaban prácticamente esclavizados por el sistema kafala".

Cuando "E:60" visitó Qatar en 2014, el equipo periodístico encontró a muchos trabajadores viviendo en condiciones precarias. Se les habían sustraído sus pasaportes y fueron obligados a laborar en medio de un calor insoportable, sin posibilidades de cambiar de trabajo o volver a casa. Los pagos eran irregulares y a veces, inexistentes. Mientras salían a la luz más informaciones similares (principalmente por parte de medios de comunicación y ONG estadounidenses), Qatar y la FIFA se enfrentaban a un escrutinio cada vez mayor.

Era un escenario totalmente predecible. "Los miembros del Comité Supremo de la Copa del Mundo y otros funcionarios gubernamentales estaban sumamente conscientes de que todas las miradas se posarían sobre Qatar. Lo entendían muy claramente. Entendían que serían juzgados con respecto a una amplitud de temas", expresó Ziadeh. "Entendían que serían puestos bajo un microscopio y entendían que los derechos laborales serían uno de los ámbitos en tela de juicio. Así que, desde el inicio, emprendieron varios pasos para trabajar dentro del gobierno y otros sectores privados para conseguir una forma de crear un sistema que funcionara mejor para ellos, funcionara mejor para los obreros; y es un mejor sistema, en líneas generales".

"Muchas veces, escuchas a distintos grupos externos decir: 'Los presionamos para que hicieran esto y les exigimos que hicieran aquello', y hasta cierto punto es verdad. Las influencias externas ayudan, pero eso no resta del hecho que se produjo un entendimiento genuino desde el inicio y se emprendieron pasos sinceros para atender muchos problemas. Creo que es importante entenderlo".

Sin embargo, los cambios significativos se demoraron en llegar. No fue hasta agosto de 2020 que se implementó un salario mínimo mensual para los nuevos contratos, que se empezó a aplicar a los contratos existentes en marzo de 2021. Sin embargo, el salario mínimo es sumamente bajo en comparación con los estándares de occidente: $275 por sueldo básico, $82 para gastos alimenticios y $137 para quienes no reciben beneficio de vivienda. Según la Organización Internacional del Trabajo, más de 400,000 trabajadores (o el 20% de la fuerza laboral) recibió un aumento de sueldo a consecuencia de los cambios.

"Espero que veamos incrementos graduales al sueldo mínimo; sin embargo, también debemos reconocer que es el primer salario mínimo que se implementa en la región", indica Reiche. "Mejoró las vidas de muchas personas de un día al otro, y se han producido otros cambios inmediatos. Se puede salir del país sin la aprobación de tus empleadores; puedes cambiar de empleo; extendieron el horario en el que no se permite el trabajo al aire libre".

Durante la primera década de preparativos con miras al Mundial, la ley prohibía que los trabajadores laborasen al aire libre entre las 11:30 a.m. y las 3 p.m. desde el 15 de junio hasta el 31 de agosto debido al calor inclemente. En 2021, el periodo se extendió entre 10 a.m. y 3:30 p.m. y se añadieron 15 días al periodo de tiempo en cada extremo.

"Creo que la problemática de derechos laborales probablemente sorprendió [a los organizadores qataríes] y la ferocidad con la que se le hizo seguimiento", indica Doyle. "Sin embargo, si te remontas al estado de dicha problemática cuando se les otorgó la sede del Mundial, la situación de verdad ha cambiado y se han producido avances. Eso no significa que se ha llegado al punto que me gustaría, pero indudablemente hay cambios. Van mucho más allá de un saludo a la bandera".

En un viaje a Qatar hecho a principios de año con la finalidad de hacer seguimiento durante la producción del programa "E60: Qatar’s World Cup", el equipo de producción halló cambios significativos en comparación a su visita de 2014. Esos hallazgos también se vieron reflejados en las entrevistas hechas a líderes de la OIT y la Confederación Sindical Internacional. Sharan Burrow, secretaria general de la CSI que había calificado hace ocho años a Qatar como "estado esclavista del Siglo XXI", reconoció los esfuerzos de cambio del gobierno.

"Te puedo decir que el sistema kafala ha muerto. Por eso, ahora ves a un Qatar muy distinto", expresó Burrow a "E:60". "No es perfecto, porque el reto radica en su implementación; no obstante, las leyes ya no son leyes que permiten la esclavitud y explotación moderna".

Human Rights Watch, ONG con sede en Nueva York que investiga y emite informes sobre abusos en todo el mundo, tiene una posición similar. La organización reconoció "reformas significativas al sistema laboral"; sin embargo, indicó que éstas "han demostrado ser sumamente inadecuadas para proteger los derechos de los trabajadores y son aplicadas de forma deficiente".

'Cerraremos la brecha entre Oriente y Occidente'

Durante el próximo mes, Qatar asumirá el protagonismo internacional de una forma inédita para una nación de su tamaño. En mayo pasado, el actual presidente de la FIFA Gianni Infantino indicó que espera que el torneo sea presenciado por al menos 5,000 millones de personas a nivel mundial.

En parte, esa es la razón por la que Qatar consideró que valía la pena invertir la cifra estimada de $220,000 millones para hacerlo posible, a pesar de estar conscientes de que el impacto económico de la organización del torneo a corto plazo no estará cerca de dar dividendos. Qatar nunca consideró el Mundial como un objetivo final. Su valor potencial radica en lo que puede dejar al país una vez se haya alzado el trofeo tras la final del 18 de diciembre.

En parte, se busca cambiar la percepción del Medio Oriente más allá de la región. En el libro escrito por Reiche y su coautor Paul Michael Brannagan, éstos cuentan en detalle la aparición de Al-Thawadi en una conferencia de diplomacia deportiva celebrada en la Universidad de Oxford en 2018.

"En 2022, los hinchas de todo el mundo visitarán Qatar, con la gran mayoría visitando por primera vez un país árabe y del Medio Oriente", expresó Al-Thawadi. "Estoy seguro de que, gracias al fútbol, la gente verá a nuestro país y región en una luz positiva. Se acabarán los estereotipos negativos y (gracias al fútbol) cerraremos la brecha entre Oriente y Occidente".

Hasta la fecha, eso no ha ocurrido. Y tampoco es posible predecir hasta qué punto un Mundial de Fútbol marcará la diferencia. Especialmente, considerando que existen grandes probabilidades de que se escenifiquen protestas y se levanten críticas, coincidiendo con el pitazo inicial.

"Los últimos 10 años han sido vertiginosos para los qataríes en algunos de estos temas", indica Davis. "Nuestra labor es asegurarnos de que estas cosas sigan creciendo y expandiéndose. Pero el modo en el que han llegado a este punto después de los últimos 10 años es, a mi criterio, un ejemplo del progreso al que puede llegarse en una región, que a veces ha sido muy lenta para avanzar con respecto a estas problemáticas".

El dilema al que muchos se enfrentan es cómo conciliar los avances importantes hechos en materia de derechos humanos con las problemáticas que aún persisten en territorio qatarí.