Fútbol Americano
Nicolás Baier 1y

Cien historias rumbo a Qatar 2022: Lionel Messi, la gran motivación de la Selección Argentina

Todos corren detrás suyo. En las prácticas, en las concentraciones y en los partidos. Es el ídolo de los primeros pasos en el fútbol, el ejemplo, el líder.

Sufrieron la derrota de la final de 2014 ante Alemania tanto por la Selección Argentina como por él. Porque se sabe que después de aquella final de Mundial también se cayó en dos definiciones de Copa América contra Chile. Pero esa del Maracaná era especial para Lionel Messi.

Labios apretados, sonrisa nerviosa. Resignación: “¿Qué querés que te diga? Una lástima. Nos vamos a arrepentir toda la vida de esas ocasiones que tuvimos y no pudimos meterla adentro”, le confesó Leo a la FIFA al rememorar seis meses después las imágenes de aquel 13 de julio, cuando pasó por al lado de esa Copa esquiva. La única cuenta pendiente para uno que se da el lujo de sentarse en la mesa de los mejores de la historia.

Lisandro Martínez vio la definición de 2014 en la pensión de Newell’s y recuerda sobre todo el gol que le anularon a Gonzalo Higuaín. Lautaro Martínez, en la pensión de Racing. Incluso Leandro Paredes confesó que se largó a llorar cuando el 10 falló su penal en la final perdida ante Chile en la Copa América Centenario 2016.

Los actuales futbolistas de la Selección lo tienen al lado, comparten el día a día y lo tratan de igual a igual. Eso le gusta al capitán. Poder descontracturarse y ser, al menos por un rato, como cualquier otro.

“El 'pequeño' es una persona normal. Mueve un montón, pero a él le gusta que lo tratés así, que lo jodas. Sentirse en un lugar donde pueda ser Leo y no Messi”, le contó Rodrigo De Paul a Sebastián Vignolo en los Especiales Star+ Qatar, En Primera Persona.

Uno de sus más compinches en el grupo sabe cómo tratarlo: “Cuando está fastidioso, no lo jodo. A veces hay que dejarlo un rato solo. Con el tiempo vas entendiendo los momentos…”.

Emiliano Martínez, quien se metió en el plantel justo antes de la Copa América 2021, también se refirió al vínculo con el 10: "Es un pibe súper abierto. Siempre tenés respeto, pero yo soy muy jodón. Él disfruta mucho también". "Cuando salimos campeones, Leo parecía un nene. Todos parecíamos en un viaje de egresados. Estuvimos 45 días juntos y no hubo una pelea, eso unió un montón al grupo", sintetizó Dibu.

El arquero de Aston Villa repitió hasta el cansancio que siempre le importó más coronarse por Messi que por él. En la misma línea fue Paredes, uno de los que comparte los mates de la mañana con el capitán y Papu Gómez: "Como argentinos, todos queríamos que Messi logre el título con la Selección".

Licha Martínez, por entonces en Defensa y Justicia, se quedó impactado cuando le estrechó la mano en el primer encuentro y recibió un abrazo. A Alexis Mac Allister le temblaron las manos. Cristian Romero, todavía sorprendido por compartir cancha con su ídolo de la PlayStation, se queda más con su forma de ser, su sencillez y su humildad.

La nueva generación apostó por las redes sociales para mostrar la intimidad y eso, sumado lógicamente a los brillantes resultados conseguidos, generaron una rápida empatía con la gente. Pudo verse el asado que organizaron Kun Agüero y Nico Otamendi en un cumple de Leo y cuando los futbolistas improvisaron regalos inesperados que le sacaron más de una sonrisa al homenajeado.

El propio Messi, hace un tiempo criticado por su supuesta falta de personalidad, fue el que le sugirió al equipo que se abrace durante el himno en un símbolo de unidad, antes de la semi de la Copa América contra Colombia. El mismo que conmovió a todos con sus sentidas palabras en la arenga de la final frente a Brasil. Un referente, un guía y al mismo tiempo, una persona de carne y hueso como todas. Capaz de transmitirle tranquilidad a un De Paul que lo pinchó la mañana del Maracanazo, pero que reconoció en el documental “Sean eternos” el “cagazo” (sic) que le generaba perder otra final.

Más allá de su talento con la pelota en los pies, la mejor lección que le deja Leo a los que sueñan con jugar al fútbol es nunca rendirse. Seguir intentándolo, no bajar los brazos. Fueron muchos años de frustraciones y palos hasta que llegó la recompensa.

Y ahí va, ocho años después de aquel 2014, rumbo a Qatar 2022, donde quizás juegue su último Mundial. Empezando a disfrutar de su experiencia en PSG, lejos de su segunda casa: Barcelona. Con una mochila un poco más liviana por su revancha en Río de Janeiro siendo campeón de la Copa América 2021 y por el título en la Finalissima frente a Italia en Wembley.

Ya con 35, con el mismo hambre de gloria y con un grupo de compañeros que está dispuesto a darlo todo para que de una vez por todas, pueda ver a esa Copa a los ojos, con una sonrisa en la cara.

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