En un estruendoso silencio llegó el Tri a su hotel de concentración
CHAPEL HILL -- La Selección Nacional de México tuvo un recibimiento atípico en Chapel Hill, Carolina del Norte, ciudad que es sede del segundo y último duelo de preparación, ante Turquía, previo a la Copa Oro. El equipo comandado por Javier Aguirre llegó la noche del domingo a su última 'base' antes de trasladarse a Los Angeles, pero lo hizo con una “anormalidad”.
El Tricolor mexicano es local en casi todas las ciudades de los Estados Unidos y decenas y cientos de fanáticos normalmente se hacen presentes para ver a sus ídolos. La afición mexicana nunca deja solo al combinado, pero en esta ocasión fue diferente.
Ni un solo aficionado acudió a su hotel de concentración en Chapel Hill, hecho que contrastó con el arribo del equipo en la ciudad de Salt Lake City, Utah, ciudad sede previa para el juego ante Suiza donde, incluso, la policía intervino debido a la presencia de seguidores mexicanos.
El arribo a Chapel Hill fue poco antes de las 21 horas (tiempo del Este de los EE.UU.) en medio de una absoluta calma. El Tricolor alquiló un hotel para ellos solos y estar sin que los molestaran debido a lo pequeña que es la ciudad, pero ningún aficionado se acercó a recibirlos ni a pedir fotos o autógrafos, por lo que los seleccionados bajaron con mucha calma del autobús.
El primero en salir fue Javier Aguirre. Posteriormente lo hicieron cada uno de los elementos del conjunto nacional y algunos solo se limitaron a saludar a los medios de comunicación.
En un estruenduoso silencio fue como se fueron a sus habitaciones para descansar luego del viaje y el entrenamiento que sostuvieron por la mañana en Salt Lake City, mismo que fue regenerativo y en el que Johan Vásquez continúa entrenando de forma diferenciada.
La última vez que la Selección Nacional jugó en Carolina del Norte fue el año pasado en octubre, cuando tuvo un amistoso ante Ghana, pero lo hizo en la ciudad de Charlotte. En aquella ocasión, Hirving Lozano y Uriel Antuna fueron los anotadores del encuentro que terminó 2-0.
Este frío recibimiento contrasta con el de Salt Lake City, ciudad en la que siempre hubo aficionados afuera del hotel de concentración y que, incluso, hasta les llevaron serenata la noche previa al partido ante Suiza, misma que se cortó por quejas del personal del hotel, por lo que intervino la policía.