BUENOS AIRES -- La historia del fútbol argentino podría definirse a partir de un antes y un después de César Luis Menotti.
En 1974, cuando David Bracuto, por entonces presidente de la AFA, le ofreció el puesto de técnico de la Selección argentina, reinaba la improvisación. Organizar y programar el trabajo de las selecciones nacionales a largo plazo era algo insignificante, anecdótico para la época. Eran palabras reservadas para los equipos chicos, sin historia.
¿Para qué, si con la materia prima que tenemos en el país nos sobra? ¿Para qué, si los argentinos somos los mejores del mundo? Ese pensamiento chocaba con la realidad, claro, porque "los mejores del mundo" nunca habían ganado un Mundial, por ejemplo, y se conformaban casi siempre con ser los "campeones morales".
"Los mejores del mundo" venían de sacar cuatro puntos sobre 12 disputados en el Mundial de Alemania 74, de quedar eliminados en la clasificación al Mundial de México 70, de frustraciones sucesivas en Inglaterra 66, Chile 62, Suecia 58...
Por primera vez en mucho tiempo los jugadores de la selección empezaron a trabajar de acuerdo a un plan trazado con antelación, que se fue cumpliendo de acuerdo a lo pautado.
Dejaron de juntarse dos días antes de un partido porque ya sabían que el calendario decía que tal fecha se jugaba un amistoso contra determinado rival. Se había armado un calendario internacional, una utopía cuando Menotti se hizo cargo del equipo, y la selección pudo medirse seguido con las potencias del fútbol europeo...
Muchas cosas que hoy son tan básicas como el pan y la leche (bueno, en realidad no tan básicas con el paro agropecuario que vivió la Argentina) para los que seguimos el fútbol, no lo eran tanto en esos tiempos.
En este cambio histórico mucho tuvo que ver Menotti, sin duda, pero también influyó en gran medida un dato fuerte: la Copa del Mundo, por primera vez, se iba a jugar en la Argentina. Era clave que la Selección tuviera una destacada actuación en el país, para satisfacer a un pueblo netamente futbolero y para tapar -con el Proceso militar más sangriento de la historia en el poder- las atrocidades cometidas por los dictadores.
Menotti nació el 5 de noviembre de 1938, en Santa Fe, donde dio sus primeros pasos como jugador, primero en Unión América de Fisherton y luego en la Liga Carcarañense. Más tarde llegaría a Rosario Central, club en el que debutó, luego jugaría en Racing y en Boca.
Antes de retirarse, iba a darse el gusto de pasar por el Generals de Estados Unidos, el antecesor del Cosmos, y el Santos de Pelé. Estaba claro que lo suyo iba a estar vinculado a la dirección técnica, y a eso se dedicó tras retirarse cuando todavía tenía paño para seguir en el fútbol profesional.
En 1970 fue asesor de Miguel Antonio Juárez en Newell's, y un año después llegaría el gran desafío de su carrera: Huracán. Con el Globo, en 1973, se consagró campeón, y dejó marcado su sello en un equipo que era un deleite para la vista. Brindisi, Babington, Avallay y Houseman, entre otros, fueron abanderados del discurso menottista. De allí, el trampolín al conjunto nacional.
Dueño de un mensaje motivador, con claridad de concepto, sin complicaciones para el jugador, Menotti armó una selección que privilegió a los buenos jugadores y tuvo como premisa el buen trato de la pelota. Ardiles, Valencia, Alonso, Villa, Kempes, Houseman, Bertoni, Luque y Ortiz pueden dar fe. Su discurso siempre le dio prioridad al buen fútbol antes que al resultado. O mejor: para llegar al resultado (ganar) hay que jugar bien al fútbol.
Y consiguió que, definitivamente, la Selección argentina asumiera un protagonismo que hasta su llegada no tenía, que saliera a jugar los partidos sin miedos, de igual a igual con las grandes potencias. Con Menotti llegó el primer título mundial de mayores, y un año más tarde, en 1979, el primero también en juveniles, con Maradona como abanderado.
De aquellos tiempos difíciles en el país quedan los reproches por su actitud pasiva ante los miembros de la Junta Militar. Era habitual ver a Massera, Lacoste y Agosti, entre otros, caminando y dialogando amablemente junto al técnico en la concentración de la Selección. Reproches que Menotti aceptó hace pocos días, en una entrevista que le concedió al diario italiano Corriere della Sera, cuando reconoció: "Fui usado por la Dictadura".