El sábado 26 de junio del 2010, Uruguay le ganó Corea del Sur 2 a 1 por los octavos de final del Mundial de Sudáfrica con dos goles de Luis Suárez, quien llegaba a trece tantos con la camiseta celeste y se confirmaba con 23 años como el centrodelantero del combinado charrúa.
Al conmemorarse 15 años de aquel inolvidable encuentro, la cuenta de la red social X de la Selección Uruguaya (@Uruguay) publicó una foto del festejo del 2-1 del 'Pistolero' y preguntó: "¿Fue ese partido del Mundial de 2010 un antes y un después en la carrera de Luis Suárez con La Celeste?".
Poco después, el propio delantero respondió a la pregunta, expresando: "¿Puedo opinar yo? Puede ser que sí, fue una noche increíble", manifestó el máximo goleador histórico del combinado Charrúa.
Claro que puede elegirse otro partido como su consagración. Antes, en setiembre del 2009, ya le había anotado a Colombia y en octubre convirtió en la altura de Quito ante Ecuador, en dos triunfos fundamentales para que los dirigidos por Tabárez dijeran presente en el primer mundial africano. Incluso días atrás un gol suyo había significado el triunfo ante México para que Uruguay se afirmase en la primera posición del Grupo A de esa Copa del Mundo.
Sin embargo, en ese partido contra Corea del Sur Suárez despejó cualquier tipo de dudas sobre su voracidad en el área rival; no lo hizo en su primer gol tras buscar la pelota inocente de Diego Forlán, es en el 2 a 1 donde Suárez se plantó como el número 9 de la Selección Uruguaya.
El reloj del partido indicaba que en 10 minutos y cuatro segundos terminaría el encuentro, hacía instantes el marcador ya reflejaba el segundo gol celeste y Suárez saltaba por encima de la estática y de los fotógrafos porque nadie lo iba a detener en su carrera. Sebastián Abreu, con el chaleco de suplente, se agarra la cabeza y piensa que su compañero está loco, o por el gol o por ese salto, o por ambas; el minuano denota que presencia una locura que curiosamente no lo tiene como protagonista principal.
Nicolás Lodeiro intentó perseguir a Luis pero tampoco se animó a saltar a los fotógrafos. La lluvia era intensa en Puerto Elizabeth y hacía instantes el Nico había asistido de cabeza a Suárez que de derecha puso la pelota contra el palo para volver a ponerse en ventaja ante Corea del Sur, que había empatado al minuto 67.
Su primer gol con Uruguay lo había convertido con el 9 en la espalda. Fue el 13 de octubre del 2007 en la primera fecha de las Eliminatorias rumbo a Sudáfrica; Suárez fue quien a los cuatro minutos inició el triunfo ante Bolivia y el camino a un nuevo Mundial.
Antes, ya había jugado con la Celeste dos encuentros: amistosos ante Colombia en Cúcuta y frente a Sudáfrica en Johannesburgo. En su debut ante los cafeteros curiosamente jugó con la 10 (el 9 fue Gonzalo Vargas), pero ante Sudáfrica ya fijó su casaca y hasta su retiro de la Celeste en septiembre de 2022.
El repaso de los mejores delanteros que tuvo la Celeste
En Brasil 1950, Óscar Omar ‘El Cotorra’ Míguez fue el primer nueve de Uruguay en un Mundial (en 1930 no hubo dorsales) y parece ser (por calidad, capacidad goleadora y participación en la segunda Copa del Mundo obtenida por la celeste) uno de los pocos que puede ‘discutirle’ a Suárez el rótulo del mejor delantero uruguayo de toda la historia.
Míguez también repitió en el Mundial de Suiza 1954 y por motivos que aún se desconocen no jugó las semifinales ante Hungría, donde Uruguay perdió el invicto mundialista. Así, el delantero de Peñarol surgido en Sud América, finalizaba su participación en Copas del Mundo (la celeste no clasificó a Suecia 1958) con ocho goles en siete encuentros.
El sensacional ‘Pepe’ José Sasía fue el nueve en los mundiales de 1962 y 1966, anotando dos goles en la Copa disputada en Chile. Para 1970, el volante Víctor Espárrago fue el improvisado centrofóbal del combinado charrúa y logró convertir el gol más importante: el 1 a 0 en alargue ante la URSS para clasificar a semifinales.
En 1974, portó la referida camiseta el máximo goleador del fútbol uruguayo, Fernando Morena, pero el rendimiento del equipo estuvo muy por debajo de las expectativas. Uruguay marcó solo un gol en el torneo (Ricardo Pavoni ante Bulgaria) y se volvió en primera fase. Para México 1986, el designado con la 9 fue Jorge da Silva que no pudo convertir en ninguno de los cuatro partidos (jugó de titular los primeros dos, luego sustituido por Wilmar Cabrera).
Quien llevó ese dorsal en Italia ’90 fue Enzo Francescoli (en México había jugado con el ‘10’) y la celeste solo pudo convertir dos goles: ante Bélgica (Pablo Bengoechea) y ante Corea del Sur con el cabezazo del número 19 Daniel Fonseca. En esa Copa dirigida por Tabárez, Uruguay llevó como atacantes a Carlos Aguilera, Ruben Sosa, Antonio Alzamendi y Sergio Martínez.
En Corea del Sur y Japón 2002, el número 9 era Darío Silva, aunque las referencias del área fueron Sebastián Abreu (titular con la 13) y Richard Morales (suplente con la 18); de ellos, el único que convirtió fue el Chengue en el empate ante Senegal en la fase de grupos, donde Uruguay sólo pudo sumar dos puntos.
Abreu repitió con su número 13 en Sudáfrica 2010 y ya Suárez tenía la nueve. En Brasil 2014, Edinson Cavani fue el centro delantero en el primer partido (gol de penal en la derrota ante Costa Rica) y luego acompañó en ataque cuando Luis se recuperó de su lesión de meniscos. El ‘9’ convirtió los dos goles ante Inglaterra y luego sería expulsado del torneo por su mordida al italiano Chiellini.
En Rusia 2018, Suárez se convirtió en el primer 9 uruguayo en repetir tres mundiales, marcó el gol de la victoria ante Arabia Saudita y abrió el marcador ante el local en la última fecha de la fase de grupos, llegando a siete goles en trece partidos mundialistas. En Qatar 2022, Lucho superó su propia marca, transformándose en el primer 9 Celeste en disputar cuatro Copas del Mundo.
Tiempo después de su doblete ante Corea del Sur, Suárez pudo convertirse en el máximo goleador histórico de la Selección con 69 goles (aquí, el detalle), promediando un tanto cada dos encuentros. El ya fallecido Míguez (con una media de 0,69 goles por partido) tiene un gol mundialista más que el salteño.
Lo indudable es que en aquel momento exacto en que superó hasta a los fotógrafos, luego de derrotar, otra vez, a un golero, Suárez se tatuó el número 9 en la espalda y habrá que esforzarse mucho para sacarle esa tinta, labor tan difícil como no sentir nostalgia al recordar el fantástico camino que transitó con la camiseta Celeste.
