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Las imperdibles frases de Ghiggia y Míguez sobre la final de Maracaná

Cada 16 de julio, es imposible que en Uruguay no se repase la historia más extraordinaria que protagonizó la camiseta celeste: la victoria en la final de la Copa del Mundo de 1950 en Maracaná. Los hechos son conocidos: Uruguay venció a Brasil 2 a 1 de atrás y a poco del cierre, cuando estaba todo preparado para la celebración local. En este artículo, repasamos frases de Alcides Edgardo Ghiggia y Óscar Omar Míguez, campeones de esa final, que fueron publicadas en 1970 en la revista “100 años de fútbol”, en un número a cargo de Nilo J. Juburú en una colección dirigida por Franklin Morales.

Ghiggia: “Me bañé en silencio, mientras todos festejaban”

* La previa de la final: “El día del partido fuimos mucho antes al Estadio. Los vestuarios eran una cosa bárbara y nos tiramos a descansar hasta la hora de cambiarnos en unas colchonetas. Gambetta se durmió y hubo que despertarlo. Cuando salió Brasil a la cancha la gritería y el ruido parecían mentira. Cohetes, bombas; Maracaná se caía de gente. Soltaron globos que decían: ‘Brasil campeón’ y ‘Brasil 4 goles’. Nosotros, cantamos el himno uruguayo cuando lo tocaron”.

* El basurero del hotel: “El basurero que pasaba todas las mañanas nos hacía señas con la mano de que nos hacían cuatro. Nosotros, nada. A la mañana siguiente de la final, le habíamos colgado en la ventana una camiseta celeste y un letrero. No pasó”.

* De la influencia de Obdulio Varela: “Obdulio fue una cosa bárbara. Al empezar el partido, yo enfrenté dos veces a Bigode, me hamaqué y me fui. A la tercera, se me tiró fuerte con los dos pies. Entonces, Obdulio se acercó, lo agarró y le hizo señas de ¡ojo! Cuando la agarró Bigode, Obdulio lo cruzó fuerte y siguió. Nunca más se me tiró mal”.

* Sobre los últimos minutos del partido: “Nunca vi minutos más largos, le preguntaba la hora a Juancito y siempre faltaba lo mismo. El susto más grande lo llevé en el último córner, cuando Gambetta la agarró con las dos manos. Yo no había oído el pitazo final del juez”.

* Sobre los festejos: “Esperamos en la cancha y no entraban nunca a darnos la Copa. Entonces Obdulio dijo: ‘Vámonos, total… con Copa o sin Copa los Campeones somos nosotros’. Al final, la recibimos y dimos la vuelta olímpica. Nos aplaudieron. Cuando llegué al vestuario, guardé bien el equipo, no sea cosa que me lo robaran, y me bañé en silencio, mientras todos festejaban. Es que uno era joven y todavía no tenía conciencia de lo que era la gloria, de las páginas de la historia que estábamos escribiendo. Recién ahora me estoy empezando a dar cuenta de lo que fue aquello”.

Míguez: “Ese campeonato no se perdía”

* Sobre la presión de los locales: “Ellos tenían mucho que perder y nosotros, nada. Total, si perdíamos no pasaba nada. Todos decían que nos goleaban. Además, ya los conocíamos de la Copa Río Branco, que habíamos jugado unos meses antes, ganando y perdiendo”.

* Del favoritismo de Brasil: “¿Por qué nos iban a ganar? ¿Quiénes eran? Nosotros nos teníamos confianza; si usted entra sugestionado es peor. Hay que entrar a la cancha pensando lo que nos decía Hugo Bagnulo: ‘Omar, mirá qué cara de bobo tiene el arquero ese, ¿cómo no le vas a hacer dos goles?’. Y era verdad. Por eso yo le dije a Juan (López) antes del partido: “Estese tranquilo, Juan, que para mí es un partido cualquiera, yo lo voy a jugar igual que los otros”.

* Sobre la falta de confianza de los dirigentes: “Algunos dirigentes no pensaban lo mismo, se vinieron antes. Los dirigentes son unos vivos, si pierden echan al técnico o culpan a los jugadores; si ganan, ellos son los primeros en bajar del avión, sonrientes. La mañana del partido le dije a ‘Cacharpa’ Pérez que me iba a cortar el pelo y él me dijo que me acompañaba. Vinieron también Roque (Máspoli) y el dirigente Jacobo. En la peluquería, ¿sabe lo que me dijo Jacobo? Y tengo a ‘Cacharpa’ y a Roque de testigos: ‘Míguez, si les hacen tres, estamos cumplidos’. ¡Linda manera de alentarnos! Menos mal que Roque le contestó que si a él le hacían uno, ganábamos igual porque Uruguay hacía dos goles, por lo menos”.

* Sobre su “influencia” en el segundo gol: “Cuando el gol de Ghiggia, yo venía de atrás, pidiéndosela. A lo mejor fue por eso que (Moacir) Barbosa se abrió un poco. Pero no sé cómo se le ocurrió patear. Yo se lo dije después del gol. Pero él me contestó: ‘dejala, que está bien allá adentro’. Y tenía razón”.

* Del triunfo marcado por el destino: “Ese campeonato venía bien barajado. Quedamos solos con Bolivia en la serie; después, dimos vuelta todos los partidos. Ese campeonato no se perdía. Si en la final, Roque (Máspoli) jugaba de centroforward, capaz que hacía tres goles y si yo jugaba de arquero, atajaba dos penales”.