Los niños no piden la careta del Guasón. Los niños quieren ser Batman, Spiderman, Hulk o el Capitán América. Cuando se sientan frente al televisor observan nerviosos la batalla de turno y esperan el triunfo del Superhéroe.
En el fútbol, Messi es el héroe de los dibujitos animados. Correcto por donde se lo mire. Silencioso hasta cuando lo provocan. ¿Le pegan? Se levanta y juega sin chistar. El jugador que todo árbitro desea en la cancha.
El fútbol parecer tener la necesidad de contar siempre con un ídolo de turno. Para la FIFA es una poderosa herramienta de marketing.
Luis Suárez, en cambio, es el héroe que rompe con la perfección. Es contestatario cuando le pegan o lo provocan. Protesta absolutamente todo. Discute con árbitros y rivales. Si hasta tuvo un cruce con Diego Godín, su compañero de toda la vida en la selección.
Luis no es Pelé, ese ídolo correcto cercano al poder. Luis es Maradona. Aquel que se peleaba contra todo. La comparación no es futbolística, queda claro, sino que apunta a determinados aspectos de la personalidad.
Diego hizo un gol con la mano en un Mundial y se tiró a toda Inglaterra encima. Fue acusado de tramposo. Luis salvó un gol con la mano en Sudáfrica 2010 y fue condenado por los puritanos ingleses.
Maradona era mal visto por la FIFA. A Suárez se le aplicó una pena jamás impuesta en la historia del fútbol por morder a un rival en el Mundial de Brasil de 2014.
Luis está siempre desafiando la lógica. Siempre. Como si le sedujera estar enfrentado a un problema para superarlo. Si hasta parece que le encanta meterse o que lo metan en líos. Fue acusado de racista, no saludó a Evrá, le rompió la boca a Godín, se enloqueció y agarró a trompadas el banco de suplentes cuando Tabárez no lo puso en un partido. Mordió a dos rivales (uno en la Premier y otro en el Mundial). Tiró para afuera a Inglaterra de un Mundial. Le aplicaron la pena más grande de la historia del fútbol. Lo echaron de Barcelona considerando que estaba acabado.
Cuando el salteño jugaba en Inglaterra, los uruguayos se despertaban a mirar la Premier. Muchos se hicieron hinchas de Liverpool. Y esperaban el gol de Luis, siempre.
Tal vez no logró la misma empatía en Barcelona porque era un club grande plagado de estrellas y los uruguayos suelen identificarse con el que pelea en desigualdad de condiciones. Pero bastó que Suárez fuera echado de Barcelona para que la identificación fuera total.
Y como se fue al Atlético que es garra y corazón, el Uruguay se volvió a vestir de rojo y blanco, como en las mejores épocas de Diego Godín. Potenciado el interés por esa sed de venganza que generó su salida del club catalán.
LaLiga española está a punto de terminar y Suárez quedó a un paso de cumplir el deseo de más de la mitad de los uruguayos. Ser el Superhéroe que demuestra que no estaba acabado.
Edi, el héroe bueno
Neymar tomó la pelota como si fuera el dueño del cuadro. Discutió con Cavani y no le importó nada. En aquel equipo de París Saint Germain, Edi pasó de capitán a no ser ni siquiera convocado. Era el goleador histórico del club. La gente lo pedía en las tribunas. Le faltaron el respeto.
Sobre aquel incidente Edi declaró en nota con ESPN: “Yo pongo siempre los objetivos grupales por delante de los personales. Hay futbolistas que capaz que tienen una capacidad increíble y luchan y pelean por esos objetivos porque son objetivos que los motivan para dar lo mejor, pero a mí siempre lo que me motiva para dar lo mejor es el otro objetivo, el grupal. Ese objetivo que queda grabado en el club, en los hinchas, en la historia de tu país o el equipo que te toca jugar. Un trofeo personal queda en la vidriera y un hijo el día de mañana hasta capaz que te lo tira, pero los grupales quedan en la vitrina de un club, en la historia del fútbol”.
Edi se terminó alejando de París. Los uruguayos se alinearon con Cavani.
Se refugió en su Salto natal a recargar pilas. Edi, a diferencia de Luis, es el correcto Superhéroe de los dibujitos animados. De hablar pausado, no discute, juega. En la cancha es generoso como pocos.
Después de algunas dudas terminó resolviendo su futuro fichando por Manchester United.
Y, vaya paradoja del destino, al igual que Luis también tuvo problemas con los puros ingleses. Una devolución en redes sociales generó tremendo revuelo porque para la Premier, lo expresado por Edi, fue catalogado de racismo.
Otra vez los uruguayos indignados contra lo que consideraban una injusticia. Por si fuera poco, el técnico de Manchester United le daba pocas oportunidades a Cavani, lo que causó más rebeldía por estas tierras.
Pero Edi es como ese héroe de los dibujitos animados que cuando parece que su vida se apaga, se levanta, se sacude la ropa, y vuelve a pelear.
Sus goles metieron al United en la final de la Europa League. Como pocas veces el Manchester tuvo tantos hinchas por estas tierras.
La misma felicidad que generó en millones de uruguayos ver a Neymar afuera de la pelea en la Champions, es la que se generó el domingo cuando un gol de Luis, sobre la hora, tiró para afuera a Barcelona encaminando al Atlético Madrid a ganar la liga española.
Es tan increíble como real, pero Suárez y Cavani se transformaron en los Superhéroes de la injusticia para los uruguayos.