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Los insólitos errores de Peñarol que irritan a su hinchada

El juego del Carbonero irrita a sus hinchas. 1950foto

La frase del técnico de Peñarol, Leonardo Ramos, es elocuente: “Estamos en un momento en el que no podemos fallar en nada”. Sin embargo, su pensamiento se choca de cara contra la realidad. Su equipo no despierta, por el contrario, el rendimiento sigue siendo preocupante como lo expresó el propio entrenador luego del triunfo contra el último de la tabla, Cerrito: “No hay mucho comentario de lo que desplegamos en el campo de juego. No podemos hablar ni de 45, ni de 60, ni de 90 minutos, rescato los puntos y me preocupa porque vamos a tener que mejorar muchísimo. Jugamos mal”.

El equipo comete errores insólitos que terminan teniendo un alto costo e irritando a su gente. Las pruebas son contundentes. El gol que recibió Peñarol ante Cerrito es una clara muestra.

El equipo salió con la pelota desde el fondo y el lateral Ezequiel Busquets recibió y tocó sin mirar atrás. El delantero de Cerrito, Flavio Scarone, se percató del error y fue por el balón. El zaguero aurinegro Hernán Menosse quedó a mitad de camino y Scarone lo dejó atrás en velocidad. Y al golero Dawson le quedó la duda. Menosse le hizo señas con la mano, pero el golero se quedó. Salir podía implicar el riesgo de cometer una falta que determinara su expulsión. Optó por esperar y achicar el arco, pero Scarone no falló y empató el partido. El gesto del técnico Leo Ramos fue elocuente. Se mordió los labios.

El error tuvo menos impacto porque, debido a la sanción, Peñarol debió jugar sin su público en las tribunas. De lo contrario, la presión hubiese sido otra.

No fue el único error que cometieron los aurinegros en lo que va del Clausura. Siete de los 11 goles que recibieron fueron producto de equivocaciones o malas decisiones de sus futbolistas.

En el debut de Leonardo Ramos, ante Defensor Sporting en el Franzini, Peñarol se puso en ventaja 2 a 0. Pero el gol que propició la reacción de su rival se gestó por un error. El volante Sebastián Cristóforo tocó la pelota de cabeza atrás y se la regaló a Adrián Balboa que marcó el descuento.

En el juego contra Danubio, se cometieron dos errores. El primero en el gol de la franja donde Cristóforo no llegó a cerrar un centro bajo que terminó con la definición de Guillermo May.

Y en el segundo tiempo se produjo la expulsión de Menosse que quedó fuera del clásico. El zaguero salió a barrer con vehemencia una pelota en el medio de la cancha y el árbitro le mostró la segunda amarilla.

“Lo expulsan más por la vehemencia que por el golpe”, expresó el técnico Ramos.

En el clásico, Peñarol tomó un gol a la salida de un lateral donde nadie marcó a Luis Suárez. Y cuando el equipo se había puesto en partido, tras el descuento de Kevin Méndez, los defensas perdieron la pelota en la salida y pagaron caro su error.

¿Qué pasó? El zaguero Da Silveira pretendió salir jugando y perdió el balón en el área. La pelota derivó a Bonifazi, que tampoco pudo restar, y terminó con el gol de Cándido. El técnico Ramos reconoció los errores diciendo: “Sufrimos desconcentraciones en el segundo y tercer gol”.

En la séptima fecha, contra Rentistas en el Campeón del Siglo, el equipo aurinegro recibió dos goles.

El primero de Luis Acevedo que cabeceó solo en el área, pero con la complicidad de Mathías Aguirregaray que se resbaló en la incidencia y perdió la marca.

El segundo gol de los rojos, se inicia tras una pifia del zaguero Rak, que no pudo ni restar, ni controlar el balón. La pelota derivó a la puerta del área donde Acevedo le ganó la posición a Menosse y cedió a Matías Acuña que marcó el tanto. “Me tiene mal, me tiene preocupado. Aciertos tuvimos pocos y errores muchísimos”, declaró su entrenador al final del partido.

Hasta que se llega al insólito gol que recibieron los carboneros el domingo ante Cerrito en el CDS. Parece demasiado para un equipo que, como dijo su técnico, no puede fallar.

Siete de los once goles que recibió el equipo aurinegro en el Torneo Clausura fueron producto de resbalones, pelotas mal pasadas o perdidas. Situaciones que irritan a su hinchada.