El empate clásico 1 a 1 entre Nacional y Peñarol en el Gran Parque Central por la segunda fecha del Torneo Apertura tuvo varias acciones que generaron polémica, tanto por acciones de juego como por temas extra deportivos.
La primera situación de alto voltaje se vivió a los 40 minutos, cuando un encendedor voló desde la tribuna e impactó en la cabeza de Jaime Báez, que se aprontaba para realizar un saque lateral. El jugador aurinegro permaneció algunos minutos tendido en el césped tras el golpe recibido, y cuando los ánimos empezaban a calmarse y Maximiliano Olivera se preparaba para reanudar el juego, una petaca fue arrojada desde las gradas y la misma cayó a pocos centímetros de Báez. El capitán de Peñarol tomó el envase de vidrio y se lo entregó al árbitro, quién mantuvo un diálogo con los encargados de seguridad antes de que el partido volviera a tomar su curso normal.
La jugada más polémica del encuentro se dio a los 64', cuando tras un tiro de esquina se produjo un entrevero en el área y la pelota terminó rebotando en la mano de Rodrigo Pérez, provocando la reacción y el pedido de penal de todo Nacional. La acción fue observada por Ostojich, que a instancias del VAR terminó desestimando la posibilidad de sancionar la pena máxima.
Sobre esa jugada, el entrenador del conjunto tricolor, Martín Lasarte, habló y contó lo que dialogó con el cuarto árbitro.
"Yo no la vi, pero el cuarto árbitro me dijo que la pelota dio en la mano. Despés me explicó que como la pelota antes había dado en otra parte del cuerpo no era sancionable".
La última gran polémica de la noche la protagonizó Diego Polenta, quién ni siquiera había llegado a ingresar durante el partido. Cuando Ostojich indicó el final del encuentro, el experimentado defensor de Nacional se acercó a reclamarle al árbitro la jugada del penal, pero se extralimitó en sus dichos y terminó viendo la tarjeta roja.