Lucas Villalba narró su trayectoria en el fútbol hasta llegar a Primera división y contó una particular e inteligente observación que le fue de gran ayuda y que coincide con lo hecho por el brasileño Casemiro cuando fue a probarse en São Paulo.
El extremo derecho nació en Montevideo el 11 de mayo de 2001, hizo baby futbol en Vélez Sarsfield de la Liga Palermo y luego a los 15 años quiso volver al camino del fútbol, pero no le fue fácil retomarlo, tanto que luego de varios meses de intentos, consiguió una prueba en Boston River, pero como él había otras decenas de aspirantes.
La velocidad hasta para responder y la coincidencia con Casemiro
En Quiero fútbol (Radio Sport 890), Villalba recordó: “Había muchísimos chiquilines en esa prueba de Boston en el complejo de Manga; estábamos todos sentados y empiezan a preguntar. ‘¿Golero?’ Levantó la mano uno. ‘¿Lateral derecho?’ Cuatro levantan la mano y eligen a uno. ‘¿Zaguero derecho?’ Un montón. Zaguero izquierdo lo mismo. ¿Lateral izquierdo? Ahí vi que nadie levantó la mano y la levanté yo”.
El uruguayo explicó: “Yo quería jugar, que me vieran, había tanta gente que lo único que quería era entrar a la cancha y jugar donde sea. Me imaginaba que en volantes y delanteros iban a estar llenos y me tiré donde no había nadie. Me fue bien y empecé a quedar para volver al otro día. ‘Vení mañana’. ‘Vení mañana’. Después me cambiaron de posición, pero ya había pasado lo más importante. Fernando Rodino, que era técnico de la Cuarta, es el que me va dejando y hace que me fichen en Quinta, donde luego vino Diego Garay. Empecé a jugar de carrilero por derecha, me fue bien y ahí empecé mi carrera”.
El brasileño Casemiro tiene una historia bastante parecida: con once, doce años fue a probarse como delantero en São Paulo.
El hoy mediocampista de Manchester United recordó en Universo Valdano (Movistar+, 2019): “Había 300 jugadores, y a lo mejor ese día elegían a cincuenta. Yo jugaba de delantero, tenía un buen físico. Me acuerdo muy bien que el entrenador preguntó ‘¿Quién es portero?’ Y tres levantaron la mano. ‘¿Quién es delantero?’, y vi que levantaron la mano 50, 40. Y ahí pensé, ‘yo no soy delantero’. ‘¿Quién juega de 10?’, y levantaron la mano otros 50. Y dijo ‘A ver, ¿quién es mediocentro defensivo?’ Y levantaron a lo mejor ocho, y yo dije que también. Cuando ven mi nombre, me dicen que yo estaba ahí como delantero, pero le dije que no, que era mediocentro defensivo. Y ahí empezó todo”.
La similitud en la rapidez para entender el contexto e intentar adaptarse para conseguir una prueba es evidente. Una de las diferencias es que Casemiro había ido con una posición que finalmente debió modificar, mientras que Villalba ni siquiera sabía de qué jugaba.
Todo el camino previo
“Cuando terminó el baby fútbol, dejé de jugar por un buen tiempo y me dediqué a estudiar nomás. Con mi madre no había mucha negociación. Ella ya lo sabía y siempre fue una discusión entre nosotros: con 15 años, le dije que quería jugar al fútbol, que era lo que me gustaba y lo que siempre quise. En un momento, había metido Liga Universitaria, pero nunca mucha bola. Cuando terminó ese año, empecé a probarme en cuadros y no quedaba en ninguno porque iba sin preparación, había mucha diferencia física y tácticamente, ni siquiera sabía cuál era mi posición”, reconoció Villalba en Radio Sport 890.
Entonces las pruebas se sucedieron por varios clubes de Montevideo: Wanderers, Central Español, Liverpool, Progreso, Nacional…
“Y no quedé en ninguno. Nunca pierdo la confianza en mí, sigo intentando y sé que tarde o temprano lo voy a conseguir, era algo que tanto anhelaba… No es acá, pero por qué. La quinta vez que mi madre me llevaba a un complejo, nos tomamos el bondi y ella me dijo ‘no estás quedando en ningún lado, hasta que no te prepares o tengas las herramientas, no vas a quedar en ningún lado’. Fue intentar hasta que ella me dijo eso, entonces buscó un lugar y conoció ‘Fútbol inteligente’; voy y entrené un año por la tarde mientras seguía estudiando en cuarto de liceo”.
“A fin de año, me fui a probar a Boston ya con 16 años. Estaba en prueba de aspirantes, y le gustaba al técnico para el año siguiente, pero a fin de año ese técnico no siguió y no sabía qué hacer, me quedé sin nada en diciembre. Esperaba el llamado de alguien que me avisara algo por lo menos. Pero ese técnico se portó muy bien porque me avisó que había una prueba en enero, y ahí voy ya con otra base”.
Así, Villalba llegó a esa prueba donde rápido levantó la mano para afirmar (engañar un poco) que era lateral izquierdo, y entonces pudo jugar y ser elegido un día sí y al otro también, y entonces se incorporó a la Quinta división de Boston, club cuyas juveniles en esos años jugaban en la B.
¿Y después de aquella prueba?
“Estuve todo el año en Quinta, primer año de Cuarta y ahí ya subía un poco a Primera, pero nada del otro mundo. El Loco Abreu y Juan Ahuntchaín hablaron, y el Loco me tiene ahí medio en Primera, pero aún no firmaba contrato. Terminé inferiores y al otro año subí a Primera para empezar la pretemporada, y me hicieron contrato. Ignacio Ithurralde después me bajó a Cuarta; fue una etapa difícil”.
A fines de 2021 finalizó el contrato que había firmado en marzo y quedó libre. En mayo, pudo incorporarse a Tacuarembó para jugar en la Primera División Amateur.
“Mis empresarios me dijeron ‘tenemos Tacuarembó o nada’. Costó, primero por estar lejos y después por lo que es la divisional C; aprecio mucho a Tacuarembó como institución pero fue bastante complicado, y tuve que pedir ayuda económica, no tenían tantas herramientas para brindarme. Tacuarembó pasaba algunos problemas económicos y hubo muchos compañeros que me ayudaron, tanto a mí como a otros compañeros. Le agradezco a Bruno Serrón, que siempre cuando faltaba un plato de comida venía a casa. En algún momento, capaz que no tenía para comer, en otro nos daban algunas viandas, pero capaz que pasaba algo y faltaban esas viandas y cuando faltaban teníamos que pedir ayuda, por suerte teníamos un buen plantel y por ejemplo Agustín agarraba la moto y nos traía un kilo de milanesas”.
“Siempre luché por el sueño y siento que a veces no es recomendable seguir insistiendo siempre. Sé que salir de la C es muy difícil porque lo vivo con otros compañeros, entonces capaz que el mío no es un caso que hay que tomar y agarrarlo muy fuerte. Si bien sé que la suerte se acompaña, también fue suerte el haber podido hacer esta carrera; hoy podría estar parado con 24 años y ahí me enfrentaría a la vida sin muchas herramientas, aferrarte tanto a un sueño puede ser perjudicial”, reconoció Villalba.
El veloz puntero derecho pudo ascender a la B con Tacuarembó al ganar el Campeonato 2022 de la Primera División Amateur y, luego de un año en Segunda, fue fichado por Montevideo City Torque: “Llamaron a mi padre y ahí arreglaron. Torque me ayudó mucho a crecer”.
En su primer año en Torque, Villalba llamó la atención en la divisional y los Ciudadanos lograron el ascenso a Primera en noviembre de 2024.
En la tarde del lunes 20 de enero de 2025, el extremo fue anunciado como nuevo jugador de Nacional, y por la noche debutó con el Tricolor ante la baja de último momento del venezolano Rómulo Otero. Villalba ingresó en el segundo tiempo del clásico ante Peñarol por la Serie Río de la Plata y en el final del partido marcó el 3 a 1 definitivo. Y el 30 de noviembre, tras una temporada con algunos altibajos, como él mismo reconoció, pudo festejar la obtención del Campeonato Uruguayo 2025 de Primera División a menos de ocho años de aquella prueba como lateral izquierdo en enero de 2018.
