Fútbol Americano
Carlos Muñoz 3y

En la cancha no hubo nadie como Maradona

Lo primero que me produjo su muerte fue la sensación de dolor. Pensé “qué infamia que se vaya tan joven”. Maradona dejó en todos nosotros imágenes imborrables, únicas y extraordinarias, que solamente él podía darnos.

Luego, cuando comencé a salir del shock que me provocó la noticia, recordé varios momentos. En 1977, por ejemplo, cuando siendo un pibe que recién había debutado llegó encabezando la juvenil de Rogelio Poncini para integrar el grupo con el Uruguay de don Raúl Bentancur y el profe Esteban Gesto en aquel Sudamericano juvenil de Venezuela. En aquellos tiempos no eran sub 20, eran hasta 18 años.

Jugaron en Valencia, sede de ese grupo que integrábamos y empataron 1 a 1 en el debut del torneo que terminaría ganando el Uruguay de Álvez, Enriquez, De León, Russo, Krasousky, Diogo, Venancio, Ruben Paz por nombrar a algunos. Esa Argentina no clasificó al mundial de Túnez pero ya Diego comenzaba a mostrar lo que sería y explotaría en muy poco tiempo.

Tuve la dicha de poder cubrir aquel torneo y con el inolvidable Marcelino Pérez, fuimos los únicos dos periodistas que estuvimos desde el comienzo. Por ello pude también entrevistar a Maradona después de aquel 1 a 1 y el ya soñaba con lo que sería una realidad luego, ser campeón del mundo con su selección Argentina. Esa misma selección que lo vió hacer cualquier tipo de sacrificio para no perderse ningún partido. Volvieron a cruzarse esas generaciones en el 79 en el juvenil de Plata que se jugó en Montevideo y que también ganó Uruguay. Argentina venía de ser campeón del mundo en su país en el 78 y traía al cuerpo técnico encabezado por Menotti y un plantel de enormes jugadores.

Ese equipo salió tercero pero clasificó para el mundial de Japón de la categoría y en ese mundial Maradona explotó definitivamente. Se le recuerda como el torneo que hizo despertar temprano a argentinos y uruguayos para ver los partidos y que ganó aquella selección, con Diego y Ramón Díaz como una dupla demoledora.

Lo ví después en los mundiales de España en el 82 y de México 86 ponerse el equipo al hombro, hasta lograr ser campeón del mundo, Lo ví también caminar en la concentración de "Trigoria" en Italia 90, con un tobillo convertido en una pelota de lo inflamado que estaba. Pero el tipo no faltaba nunca. Siempre estaba y allí llevó a Argentina a la final que se perdió con aquel polémico penal de Codesal. Entre los mundiales sigue una campaña maravillosa con goles y actuaciones fenomenales en todos los equipos. Leí por ahí dentro de las tantas cosas que se han dicho en estas horas que "a los artistas los hacen grandes sus obras" sin importar para nada su vida privada. Cada cual es como es y creo que no tenemos derecho a juzgar a alguien fuera de una cancha. Sí sé que dentro de un campo de juego no hubo nadie como él. Tan desequilibrante, tan único, tan explosivo y tan generoso.

Los homenajes que se realizan en el mundo entero hablan por sí solos. Sus ex compañeros dan testimonio de lo que fue dentro y fuera de esos grupos. Un capitán verdadero, auténtico, para propios y extraños.

Lo dicho "a los artistas se les debe juzgar por sus obras " y las de Diego han sido maravillosas.

Que descanse en paz.

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