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Viaje a la intimidad de Plaza Colonia, el club que mandó vender pollos a sus jugadores

El festejo de Plaza, el equipo sensación del Torneo Apertura. 1950foto.com

No había plata para pagar los árbitros de formativas. No tenían lavarropas. Los entrenamientos terminaban cuando el presidente pasaba a buscar la ropa para mandarla a lavar. En el club había cinco llaves y arrancaron con 13 contratos. Aquella era la dura realidad a la que se enfrentaban los gerenciadores cuando llegaron a Plaza Colonia en junio de 2016.

La situación era angustiante, hasta que llegó a oídos de Carlos Manta que allí se estilaba vender pollos para recaudar unos mangos.

Al hombre se le iluminaron los ojos y se le encendió la lamparita. Pero claro, le surgió una inquietud: ¿Quién hacía los pollos? Cuando el utilero de entonces, el finado Negro Perdomo, le dijo que los tenían que hacer ellos, Manta puso el grito en el cielo: “¡Tas loco!”. Vos trae los pollos, le dijeron, y allá salió el gerenciador en su camioneta a conseguir un freezer donde meter la mercadería. Acto seguido compró 400 pollos y le presentaron al asador. Consiguieron leña y quedó todo pronto.

Manta reunió a todos los planteles y les dijo a los jugadores, del primero al último, que les iba a entregar cinco tickets a cada uno para que vendieran los pollos. El jueves debían entregar el dinero a sus entrenadores.

Cuando llegó el jueves señalado, Manta fue a pedir lo recaudado y resulta que casi nadie había vendido lo prometido. “Habían colocado 50 tickets. ¿Y yo qué hacía con los 400 pollos?”, dijo Manta con su particular estilo a ESPN.

Se subió a la camioneta y se fue al entrenamiento. Paró todo. “No se entrena más hasta que vendan pollos”, fue la orden y mandó a los jugadores para la casa con excepción de los que habían colocado sus tickets.

Algunos chiquilines le dijeron que vivían lejos para andar cargando los pollos, por lo que Manta les volvió a dar los boletos y les dijo que los salieran a vender por los alrededores de la cancha.

Al otro día el teléfono de Manta ardía de llamados de padres indignados porque había mandado a sus hijos a vender pollos. “Señora, yo no los estoy haciendo trabajar, sino que quiero que tengan palabra. Si quieren entrenar acá hay que tener palabra y si dijeron que iban a vender los pollos, los tienen que vender”, respondió el gerenciador. Hasta el capitán de la selección uruguaya Sub 20, Facundo Waller, vendió pollos.

Fue el inicio de un compromiso no firmado pero asumido entre los jugadores y Plaza Colonia. A partir de aquel detalle el club caminó solo, con pequeñas enseñanzas que se fueron transmitiendo de generación en generación y que hoy son costumbre.

Por ejemplo, está terminantemente prohibido entrar al club con una camiseta que no sea de Plaza Colonia o la Selección Uruguaya. Tampoco se permite ingresar al campo de juego con caravanas o pelos llamativos.

Manta reveló a ESPN que: “Tuvimos grandes problemas, hasta amenazas de algún padre que nos iban a demandar por discriminar a los chicos”.

Pero el gerenciador dijo que lo se que buscaba era generar sentido de pertenencia.

Otro detalle: el saludo. Desde los jugadores de Primera división al último de las formativas, todos saludan y te dan la mano.

¿QUÉ ES PLAZA COLONIA?
En el año 2016 el club llegó a un acuerdo con el empresario Roberto García y el manager Carlos Manta, por 10 años a partir del 1 de junio de 2016, para convertirse en una SAD (Sociedad Anónima Deportiva). Esto implica que los gerenciadores se hacen cargo de todo lo relacionado con el fútbol de la institución de Primera a formativas.

“Cuando llegamos nos encontramos con una institución que era el prototipo de un club del interior, con montón de carencias a nivel profesionalismo. El mayor problema que tenían era que había cinco lugares, por ejemplo utilería, un galpón, un parrillero, etc, y todos tenían una llave diferente. ¿Qué quiero decir con esto? Que lo que nos costó fue unificar, que hubiera una sola persona con todas las llaves. Ahí comenzó un camino y el sueño era profesionalizar al club y lo primero fue ser creibles. El club no era creible, y para serlo había que pagar los sueldos”, expresó Manta.

El gerenciador agregó: “El primer día me aparece el Chiqui (García) con un lavarropas porque el entrenamiento se terminaba cuando llegaba el presidente con su camioneta de reparto y había que darle la ropa para mandarla a lavar para el otro día”.

Manta dijo que hay aspectos que son vitales. El primero, y definido como una gran virtud, “es que Plaza tiene una directiva donde son todos realmente hinchas y les corre sangre de Plaza Colonia. Ellos se encargaron de empujar el carro con todo el resto de los deportes y tenemos una buena comunión y somos una sola cosa”.

Y luego identificar al club con el departamento. Así fue que nació el slogan Somos Colonia.

INFRAESTRUCTURA
Plaza Colonia dispone de una sede social, en la Avenida principal de la ciudad, donde cuenta con gimnasio de básquetbol, gimnasio de boxeo, sala de musculación, piscina cerrada con medidas oficiales, salón social y barbacoa.

Donde está el estadio Prandi se dispone de 1.200 metros de césped sintético, un lavadero y vestuarios nuevos con sala de espera.

A la salida del mismo, montaron la sala de musculación, una idea que tomaron de una charla donde escucharon al argentino Marcelo Bielsa.

En la sala hay una frase que lo resume todo: “No sobra nada, no falta nada”.

Después hay sala de reunión para los entrenadores de formativas, una sala de marketing donde se vende la ropa oficial del club, comedor donde se les da de comer a diario a 25 chicos, sala de fisioterapia, oficinas y un salón cafetería. El campo de juego con riego automático y con red lumínica recientemente inaugurada. Y al fondo la concentración.

Y finalmente a tres kilómetros de allí, en el barrio El General, está el complejo deportivo donde compiten y entrenan los juveniles y Primera.

Pero como no todo termina en fútbol, el club dispone de un profe de matemáticas, que llegó a jugar en Plaza, que colabora siguiendo la escolaridad de los chicos de formativas.