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Plaza, un campeón que se forjó con la música de Drexler, visitas a la cárcel y los caramelos de Chochi Delfino

Santiago Mele llegó al Prandi, estacionó el auto, tomó el bolsito y se encaminó rumbo a la utilería. Antes de entrar al vestuario se encontró con una caja minada de caramelos, chiclets y barritas de cereales. Tomó un par y siguió su rumbo. Cuando entró al recinto sagrado de Plaza Colonia lo sorprendió la música. No había ni cumbia ni rock. Sonaba la voz pausada de Jorge Drexler. Fue cuando el golero se percató de que no estaba en un lugar común. Era distinto a todos los demás.

Plaza Colonia, un equipo diferente, con sentido de pertenencia y que defiende con orgullo su departamento.

Uno de los temas en los que se pone especial atención en el club es justamente el referido a la identificación de la ciudad con el equipo. Por eso, cada una de las ventanillas del ómnibus que transporta al plantel principal tiene estampada la foto de una localidad del departamento.

La historia del plantel actual se comenzó a construir lentamente y apelando a la política que instauraron los gerenciadores que tiene como lema ser creíbles. Carlos Manta y Roberto García entienden que para ganar credibilidad deben pagar los sueldos, por eso no se hacen grandes gastos a la hora de salir al mercado de pases.

El 2 de abril se renovó el contrato del técnico Eduardo Espinel. “Firme como un Roble! En la tarde de hoy se confirmó la continuidad de Eduardo Espinel al frente de nuestro Plantel Principal. Paso a paso, escalón por escalón...”, reveló el twitter del club.

Espinel no es un técnico más en los patablanca. Jugó en el club, entró en la historia por haber sido el DT en el histórico campeonato Clausura de la temporada 2015/2016, ganado ante Peñarol en el Campeón del Siglo, y siente la esencia del departamento por lo que traslada sentido de pertenencia.

EL INCREÍBLE VIAJE POR LEONAI
“¿Vamos de vacaciones a Brasil?”, le propuso Carlos Manta, gerenciador del club, a su esposa. Lo que jamás imaginó la señora fue que pasaría buena parte de las vacaciones sin su esposo. Aquel fue un viaje que tuvo como pretexto tomar sol, pero su real propósito era ver a un jugador brasileño: Leonai. ¿Quién? Leonai Souza de Almeida. ¿Dónde jugaba? En el Comercial Futebol de Ribeirão Preto que disputa el Campeonato Paulista. La realidad es que era un desconocido.

Todo surgió a partir de un llamado de Gustavo Nikitiuk, un exjugador vinculado desde hace unos años a la intermediación y representación de futbolistas, que asesora a Plaza Colonia.

“Un día me llama Gustavo desde Brasil y me dice, ‘Tío, tenés que venir a ver jugador’. Entonces le dije a mi señora para sumar puntos si me acompañaba a Brasil que me tenía que despejar un poco, y arrancamos. Lo único que le pedí a Gustavo fue que me fueran a buscar al aeropuerto de San Pablo porque es tan grande que me vuelvo loco. Bueno, me vino a buscar, me alojaron en un hotel precioso y al otro día tenía que ir a ver al jugador…”, comenzó diciendo Manta a ESPN.

El relato del gerenciador de Plaza es memorable… “Yo pensaba que estaba como en Colonia, que en una hora y media llegaba, veía al jugador y me volvía. Pero me comí la pastilla. Arrancamos el viaje y no llegábamos más. En determinado momento se me da por preguntar cuánto faltaba. Y me dice: ‘como cinco horas’. ¡Tas loco! ¡Mi mujer me va a matar! ¿Pero llegamos hoy?, le pregunté. Y cuando me dijo que no me volví loco”.

El tema no terminó ahí… Manta vio al jugador, del que reveló que era bueno de verdad, pero quería verlo nuevamente. Pero Leonai jugaba a los tres días. Aquel no era el principal inconveniente. La traba era que Leonai era ídolo del equipo y había que poner dinero para sacarlo.

Carlos llamó a su compinche García y se pusieron de acuerdo en invertir en el jugador.

DIOGO DE YAPA
El gerenciador se juntó con el empresario que asesoraba a Leonai para cerrar definitivamente el acuerdo cuando de pronto apareció en escena un tal Diogo, Diogo de Oliveira Barbosa.

“Yo sabía que para los brasileños no es sencillo venir solos y cuando lo veo a Diogo, un jugador de 1.94 metros, potente, bueno técnicamente, dije esto puede ser un golazo. Y Diogo vino como de yapa”, dijo Manta que reveló que para el Clausura, ante la eventualidad que se puedan ir Mario Risso o Nicolás Olivera, ya contrataron a otro jugador brasileño que se desempeña como zaguero.

MELE COBRA POR PENALES
Otra de las particularidades que se da en el plantel de Plaza Colonia es que el golero Santiago Mele le propuso a la directiva un insólito acuerdo de cobrar dinero por penales atajados.

El tema es que Mele no se guarda ese dinero, sino que lo dona a otros sectores del club como el equipo de chicos con síndrome de down o los amputados.

“Mele es un jugador que te llena de energía, él cree mucho en la energía y cuando nos elevó esa propuesta nos encantó. Acá no se estila. Todo lo hacé él. Si ataja un penal, percibe un dinero, compra materiales y los lleva a los chicos”, reveló el gerenciador Manta a ESPN.

El canal Colonia TV acompañó una de las actividades de Mele donde se lo pudo ver compartiendo un rato con los chicos down y amputados que le remataron penales. El golero de Plaza fue a la huerta Buscando Espacios y donó bastones para el equipo de fútbol de amputados.

“Uno puede hacer mucho bien con poco y está bueno aprovechar estas oportunidades. Dentro del fútbol nos corresponde empezar a romper esquemas, a trascender juicios limitantes instaurados en la forma que tiene la gente de ver a un jugador y está bueno que Plaza sea pionero en eso de trascender lo cotidiano y hacer algo bueno”, expresó el jugador.

No es la única obra en la que repara el club. El cuerpo técnico con Eduardo Espinel a la cabeza y cinco jugadores (Cebolla Rodríguez, Álvaro Fernández, Nicolás Dibble, Nicolás Guirín y Santiago Mele) concurrieron a la cárcel Piedras de los Indios.

Los integrantes del plantel de Plaza recorrieron los pabellones y entraron a algunos de ellos, incluido el destinado a mujeres, donde mantuvieron charlas con los presos.

“Fue una instancia que estuvo buena para compartir, conocer otras realidades y transmitir un testimonio bueno y de esperanza a personas que lo necesitan. Estuvimos charlando cara a cara con ellos. Y ya quedamos en volver a juntarnos y si sale un picado mejor”, expresó el golero Mele en el programa Derechos Exclusivos de Radio Uruguay.

Los gestos son habituales en Plaza Colonia, como el del Cebolla Cristian Rodríguez que le regaló su camiseta a un niño llamado Valentino que lo idolatra y juega en el baby fútbol con la número 7.

LA PRIMERA CHARLA
Antes de comenzar el torneo el cuerpo técnico reunió a todos sus jugadores con la necesidad de que cada uno expresara para qué consideraban que estaban. La mayoría de los mensajes apuntaban a salvarse del descenso y sumar puntos que permitieran acceder a futuro en una copa internacional.

Hasta que llegó el turno del zaguero Mario Risso que se plantó y dijo: “Yo vine acá a salir a campeón”. En ese instante hubo miradas de reojo. Manta, que va a todos los entrenamientos, intervino diciendo: “Vamos a ser realistas, vamos paso a paso…”. Pero Risso convencido remató: “No, no, yo vengo para salir campeón porque considero que tenemos equipo para lograrlo”.

Con el paso de los meses, el citado jugador tuvo una oferta para emigrar a Once Caldas de Colombia. Estaba todo acordado, pero el pase se cayó porque saltearon a Plaza.

Lejos de hacer problemas, Risso se quedó. Dicen que pesó aquel comentario de inicio de temporada.

EL CAMPEONATO
Antes del debut en el torneo Apertura 2021, el equipo sufrió el golpe de los positivos de Covid-19 de los futbolistas Leandro Suhr e Iván Salazar.

El campeonato se puso en marcha el 2 de junio y el Patablanca debutó ante Peñarol igualando 0 a 0 en el Campeón del Siglo.

En la segunda fecha Plaza venció a uno de los equipos que peleó el torneo hasta que se fue desarmando como Montevideo City Torque. El único gol del partido lo anotó el brasileño Diogo a cuatro minutos del final.

En la tercera jornada vencieron a Villa Española en el Obdulio Varela en un partido marcado por un detalle. Los jugadores del Villa regalaron libros a sus colegas.

El técnico Eduardo Espinel saludó la iniciativa en su cuenta de Twitter: “Quiero felicitar al club Villa Española por el recibimiento en su estadio, espectacular el piso de la cancha, le están poniendo mucho amor a su club y se nota al llegar, y el regalo de libros para nuestro club, no solo fútbol, es creer que se puede y ahí está el ejemplo...”.

Una fecha después llegó el primer golpe al mentón. Nacional fue el Prandi y en una cancha donde era imposible jugar por la lluvia, se quedó con los tres puntos.

Pese a la derrota, no faltaron las tradicionales pizzas con muzzarella que comen los jugadores al final de cada partido.

“Acá hay muchos que quieren meter lo europeo y le dan salmón a los jugadores, nosotros somos uruguayos”, dijo Manta.

La derrota no generó ningún cambio de hábito. Para que tengan una idea, los gerenciadores tienen prohibido que los jugadores prendan una vela en el vestuario. “No tenemos que pedirle a ninguna virgen ayuda cuando las papas queman, tenemos que pedirle a los buenos compañeros”, reveló Manta en el programa Otro Elefante de Urbana FM.

Y lentamente el equipo comenzó a ganar y a perfilarse en la lucha por el campeonato. Fecha a fecha muchos se preguntaron ¿cuándo se cae Plaza? Pero Plaza no se cayó.

A pesar de las dificultades, como las lesiones del Cebolla Rodríguez y Juan Cruz Mascia, la baja de Nicolás Albarracín que se fue a Patronato o la roja de Diogo a dos fechas del final, el equipo de Espinel fue un roble. El camino fue duro, pero al final los Patablanca se sobrepusieron a todas las adversidades.

Pero al margen de todo, en lo más profundo de su alma, Plaza Colonia tiene un tesoro que es ejemplo para todos. Un hombre que jamás falta. Que ama y lleva al cuadro en el corazón. Que pone la cajita con caramelos en todos los entrenamientos y no permite que los jugadores compren yerba para tomar mate porque la compra él. Tiene 77 años. Como dijo Manta: “Eso no lo tiene el Manchester City, eso lo tenemos nosotros y lo tenemos que cuidar”. Se llama Sergio Delfino, pero lo conocen por Chochi, un hombre que recibió con orgullo y lágrimas en los ojos la medalla de campeón como uno más del plantel.