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Canobbio: del llanto de dolor a las lágrimas de felicidad del joven que era mascota de Tony Pacheco

Los silbidos lastimaban. Los gritos abrían la herida. La mochila se hizo pesada. Se la llenaron de piedras. Se fue con lágrimas en los ojos. Partió del club de sus amores cargando el dolor.

Pero sus condiciones le dieron una nueva oportunidad y Agustín Canobbio regresó a Peñarol. Esta vez era cara o cruz. No había vueltas. Tenía que terminar con el rumor de la tribuna y con los comentarios de los hinchas. “Se fue de Peñarol con silbidos y mucha gente decía que no vibraba, que no tenía el ADN de Peñarol”, reconoció el presidente Ignacio Ruglio.

Para su regreso jugó un rol preponderante un histórico del club como Pablo Javier Bengoechea que pasó el dato a la directiva: “Hay que traerlo porque lo seguí en Fénix y es completo”.

Y Canobbio regresó al carbonero. Fue volver a empezar. No se quedó con las críticas sino que se focalizó en superar los obstáculos del pasado.

Claro que jamás imaginó que se terminaría transformando en una figura trascendente del campeón. Primero en los dos clásicos de la Copa Sudamericana. En esos partidos que el hincha mira con detenimiento, Agustín fue figura y abrió el camino de la victoria en el primer partido jugado en el Parque Central.

Y cuando todo era felicidad, el diablo volvió a meter la cola. Un control antidopaje dio resultado adverso, por una extraña sustancia llamada boldenona, por ingesta de carne de pollo.

Los miedos lo invadieron. Una posible sanción lo podía radiar de las canchas. Peñarol defendió al jugador y comprobó su inocencia en el tema.

A lo largo de la temporada Canobbio se transformó en una de las figuras preponderantes del campeonato. Y después de un año sufrido, con temores e incertidumbres, Agustín cambió lágrimas de dolor por lágrimas de felicidad.

La misma felicidad que tenía desde niño cuando esperaba que se abriera la puerta del camarín de Peñarol para tomar la mano de su ídolo, Antonio Pacheco, y partir rumbo al campo de juego. Aquellos tiempos de ilusión se hicieron realidad. Los sueños se cumplen.