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Gonzalo Peillat: "Una parte de mí quería seguir jugando para Argentina, pero cada vez estaba más lejos"

Gonzalo Peillat, el jugador más determinante que tuvo la Selección Argentina de hockey en la última década, jugará para Alemania. La noticia impactó en el ambiente hockístico y también tocó las esferas del asombro del deporte nacional hace unos días. Sin embargo, la decisión no termina de ser una sorpresa absoluta: Acha (intencionalmente sin H) no viste la camiseta de Los Leones desde hace más de tres años por decisión propia, hastiado de los manejes y desmanejes del hockey argentino que lo motivaron a renunciar dos veces.

Refugiado en su vida en Mannheim, donde reside desde hace seis temporadas y juega en el club local, encontró esta oportunidad. Dice que no la buscó y que por tanto, cuando se la hicieron saber, no supo cómo reaccionar. Pero también explica que haberla tomado no lo hace ser menos argentino. “Cuando llegó el llamado no lo podía hablar con casi nadie, porque una parte de mí quería seguir jugando en la Selección Argentina, pero cada vez estaba más lejos por el simple hecho, no de que me haya llegado la pregunta de Alemania sino porque cada vez me daba más cuenta de que las cosas no iban a funcionar, de que las cosas no iban a cambiar, de que la gente iba a hacer lo mínimo e indispensable para seguir perteneciendo a un seleccionado”, le confesó a ESPN.com en una extensa y exclusiva charla desde el Viejo Continente. En esa frase resume parte de lo que pasó. Resume los por qués que asumirán algunos y rechazarán otros. Pero que es su verdad.

Peillat no le da vueltas a lo que tiene para decir. Aunque ese decir haya tardado mucho en escucharse. En este tiempo no fueron pocos los fanáticos del deporte y de Los Leones que quisieron saber más. Pero él prefirió el silencio en ese tiempo que ya era casi coincidente con su ausencia en el seleccionado desde la última renuncia, a principios de 2019. Tiempo antes, cuando se generó la primera, había hecho saber por medio de una carta contundente por qué se iba, disconforme con las decisiones dirigenciales y las mentiras que siente, le dijeron en la cara. También se refirió a lo que considera manoseos en la designación de entrenadores. Sin embargo ahora, con el rumor de que jugaría para Alemania como un hecho consumado, como una realidad inalterable, accedió a la entrevista. Porque ya tiene años de bronca masticada sobre eso que no pudo cambiar y porque a este presente lo quiere disfrutar. Eso sí, con esa decisión hay otra certeza: las chances, si es que las había, para una vuelta al seleccionado argentino quedaron definitivamente canceladas.

“Estuve un año cruzando los dedos, buscándole el ‘no’ siempre, te soy honesto. Pensaba: ‘Y mirá qué van a decir’, “y si Argentina…’. Siempre le buscaba el ‘no’ pero en definitiva me terminaba enojando más, me terminaba peleando más y al final qué se yo… Por ahí sí, me cansé un poco, me cansé de siempre ser el loco que miran como el pibe tirabomba y que lo único que quiere es quilombo. Y yo no quería quilombo, el quilombo se fue dando porque se fue dando. Entonces, esta decisión obviamente que está súper pensada, no es que ahora llamo porque quiero jugar y soy un caprichoso. No, desde el momento en el que dije ‘sí’ también dije ‘listo, se cerró la otra puerta’.

Decidirse por vestir la camiseta teutona le llevó un año. Fue a fines de 2020 que recibió un llamado del entonces DT alemán, Al Saadi Kais y pensó que lo iba a invitar a tirar córners cortos con el seleccionado que se preparaba para los Juegos Olímpicos de Tokio que finalmente fueron en 2021 postergados por la pandemia. Como el equipo suele entrenar en Mannheim en invierno, porque el club tiene el globo cobertor por el frío, Gonzalo atendió entre sonrisas creyendo saber por dónde venía la mano. Quedó casi tan helado como el invierno alemán: Kais le preguntó si había considerado la posibilidad de jugar para otro seleccionado que no fuera el argentino y que sentía pena de no verlo en el plano internacional. Le pasó la pelota y lo dejó inquieto. Porque cuando cortó, a Gonzalo le quedó claro: Alemania tenía un plan detallado de todos los pasos a seguir para integrarlo a su equipo. Estaba planificado, justo lo opuesto a lo que él siente que pasa en el hockey argentino, que no tiene proyectos a largo plazo y es improvisación constante.

“Una parte de mi quería seguir jugando en la Selección Argentina pero cada vez veía la idea más lejos, no porque que me haya llegado la pregunta de Alemania sino porque cada vez me daba más cuenta de que las cosas no iban a funcionar, de que las cosas no iban a cambiar, que la gente iba a hacer lo mínimo e indispensable para seguir perteneciendo a un seleccionado y cada vez me quería alejar más, además de que estaba enojado con todo el mundo”, relata. Y sigue: “En un momento se te van las ganas de estar todo el día chocando la cabeza, así que lo tuve que pensar y mucho, hablarlo con Flor (Habif, su novia, hoy afuera de Las Leonas) mil veces, con mi familia, pero al mismo tiempo no lo podía hablar con casi nadie. Dice Gonzalo que “no fue nada fácil, me llevó un año decidirme”, porque “pensaba qué iba a pensar la gente o qué iba a pensar un jugador alemán de que yo jugase para ellos”. Cuando dio el sí, no hubo vuelta atrás. Y no la habrá.

Tras conocerse que le otorgaron el pasaporte alemán hace casi un mes, ya no hay misterios: Acha está con la selección con la que debutaría este fin de semana (26 y 27), como local en Mönchengladbach ante España en el marco de la Pro League. Previamente se tuvo que sentar con dirigentes alemanes que le repreguntaron sobre su compromiso y de la posibilidad de arrepentirse, sobre las motivaciones. En eso también no tuvo vueltas: “Lo que pasa en Argentina no va a acabar nunca, entonces hoy no tengo esa posibilidad de jugar allí. Tengo esta, puedo empezar una etapa nueva, sin conocer a nadie, sin tener problemas como en Argentina y puedo disfrutar del hockey como me gusta. Obviamente agradecí, para mi es muy loco que un entrenador alemán este pensando en un jugador argentino. Y no sólo que pensó, sino que antes de decírmelo tuvo que hablar con un montón de personas para llevarlo a cabo". Conocida la novedad, Peillat tuvo la inquietud de ir a hablar con los capitanes alemanes para saber qué opinión tenían y cómo podría tomar el equipo su incorporación: por supuesto, estaban al tanto y habían dado el visto bueno de todo.

Consultado sobre si ahora encontró una valoración que en el hockey de su país quizás no sentía, dijo: “Sí, obviamente que sí, pero cuando yo me fui de Argentina no es que quise que me valoren o digan ‘oh se fue Gonzalo’, para mí son todos jugadores superimportantes, por ahí cumplen rol diferente dentro de la cancha, pero yo siempre estuve a la altura de los demás. Siempre lo pensé desde el otro lado. Para mí jugar en Argentina representa un montón de cosas que en ese momento no representaba. Entonces, para ser parte de algo que no me representa o no sentirme cómodo o para no estar donde uno no es honesto con uno mismo, mejor irse”.

En estos tiempos y especialmente gracias a las redes sociales, se dijo de todo. Y se especuló mucho también sobre qué iba a pasar con Acha Peillat, lejos de la Selección Argentina y por casi tres años también en silencio con la prensa sobre este tema. El resguardo que da un teclado de teléfono o una computadora dispara opiniones de todo tipo. Y si bien ahora asume que ya no tiene ganas de contestar cosas que en un primer momento le molestaron, como que le digan “devolvé la medalla” (la dorada de Río de Janeiro 2016), remarca para quienes lo objetan: “Yo no le tengo que devolver la medalla a nadie si la gané. Hoy por mil cosas tengo que tomar otra decisión en mi carrera y en mi vida y no por eso voy a decir ‘dejo de ser argentino’. Sigo siendo argentino. Nací en Argentina y soy argentino, al que le guste bien y al que no le guste que se enoje. No sé, tendrá dos problemas en ese caso: enojarse y desenojarse, simple”, ríe.

A los 29 años y con 153 partidos disputados con Los Leones, Peillat es probablemente el jugador más determinante del equipo en la última década. De hecho, el defensor surgido en Mitre fue el goleador en los dos logros históricos del seleccionado mayor: la medalla de bronce del Mundial de La Haya, Holanda, 2014 y del conjunto que alcanzó la gloria máxima, la presea dorada de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. Tras ese momento cumbre presentó la primera renuncia por diferencia con dirigentes y con el entrenador Carlos Retegui, porque no le gustaron algunas decisiones que señala, faltaron a la verdad. Tiempo después se dio otra oportunidad con Germán Orozco al mando del plantel y no vio cambios en aquello por lo que se había ido antes: al contrario, marca que algunos personajes quedaban dando vueltas como satélites, siendo influyentes en las decisiones y lo que es peor, el grupo estaba fragmentado con un puñado de jugadores que mandaban más que el entrenador. Puso punto final de nuevo. Tres años después jugará para Alemania, históricamente, uno de los mejores equipos del mundo.