LOS ÁNGELES -- Aunque Byron Scott haya dicho por activa y por pasiva que no hay rivalidad real entre Los Ángeles Lakers y Los Ángeles Clippers, equipos que se verán las caras el domingo y el martes en el Staples Center, hay una visión bien distinta en la otra orilla del lago. Los considerados como eternos segundones, esos que según el coach y el propio Kobe Bryant todavía necesitan ganar 16 campeonatos para llegar a la altura de los laguneros, están deseando cambiar las tornas de manera permanente en una ciudad que históricamente ha rezumado púrpura y oro.
La indiferencia de los unos es la gasolina de los otros y mientras la Mamba Negra reconoce que los fracasos laguneros de los últimos años le han hecho entender cómo se han sentido los jugadores y fans de los Clippers durante décadas, los Chris Paul, Blake Griffin y compañía ansían poner la piedra inicial para la construcción de éxitos venideros.
La primera lección que han aprendido a lo largo de la historia de la franquicia es que no se puede empezar a construir la casa por el tejado, algo que los Lakers también han tenido que digerir tras las bofetadas que le propinaron Dwight Howard y Steve Nash. En los Clippers saben que han de ir poco a poco, partido a partido y objetivo a objetivo. Así han llegado a la situación en la que se encuentran en la actualidad: quintos en la Conferencia Oeste con un balance de (50-26) y a la espera de que Portland Trail Blazers (cuartos con 48-26) jueguen dos partidos para poder medir las opciones con la balanza equilibrada.
El miércoles, los Clippers fueron capaces de doblegar a los Blazers en un partido espectacular en el que CP3 se levantó tras anotar 41 puntos después del sonrojo ante Stephen Curry de la noche anterior. La victoria fue harto importante para los angelinos en su pretensión por lograr la cuarta plaza que le daría la ventaja de campo en una más que probable primera ronda ante los Damian Lillard y LaMarcus Aldridge. Llegarían a ese momento después de haber vencido tres de los cuatro enfrentamientos entre ambos en la temporada regular.
Y en este punto de la ecuación es donde entran los Lakers, que se enfrentan a Portland el viernes en el Staples Center. En el hipotético caso en el que los laguneros se llevaran la victoria ante los Trail Blazers, estos echarían una mano a sus vecinos de los Clippers para que lograran la ansiada cuarta posición. Se produciría entonces una paradoja en esa indiferencia programada de la vieja guardia púrpura y oro que se niega a alimentar la rivalidad entre dos franquicias que comparten ciudad y estadio. ¿Pondrán los Lakers su granito de arena para que los Clippers rocen la ventaja de cancha?
Irán a por ello sólo por orgullo personal, el mismo que les ha llevado lograr victorias ante Philadelphia 76ers en dos ocasiones y Minnesota Timberwolves en otra en sus tres últimos triunfos (¿quién dijo tanking?) A pesar de ello, no será fácil que vayan a echar un cable a los Clippers.
Los Blazers han ganado los tres juegos de esta campaña regular ante los Lakers y buscan dejar la serie en blanco para los laguneros por primera vez desde la temporada 1993-94. Sería la tercera ocasión de la historia en la que eso sucedería. También buscarán su quinta victoria al hilo ante los laguneros. Séptimos en eficiencia ofensiva y novenos en defensiva, Portland llegará con ganas después de la derrota ante Clippers. Todos los focos estarán puestos en la capacidad que Jordan Clarkson tenga para frenar, y brillar como lo está haciendo en los últimos partidos, a Damian Lillard, en la que será una prueba de fuego para el novato.
Aunque sea por amor propio y por ganas de agradar ante una afición sufridora, los Lakers buscarán romper con los pronósticos y dar la sorpresa ante Portland, aunque ello signifique ayudar a los Clippers a seguir construyendo el sueño de un campeonato.