Faltaba poco menos de tres minutos para el cierre de la primera jornada del GP de Países Bajos, octava fecha de MotoGP que se vive por Star+, y Marc Márquez había esquivado las caídas. No sin sustos, claro, como instantes antes, cuando logró dominar su encabritada Honda de milagro. Pero en cuanto intentó arriesgar un poco más, otra vez fue traicionado por la inmanejable moto japonesa: el hexacampeón de la máxima categoría del Mundial de motociclismo terminó en el piso, sumando su 13ª rodada en cinco fechas (se perdió tres por la lesión que sufrió en Portugal).
Hasta ese momento, el catalán no había arriesgado nada. En el primer ensayo se dedicó a girar en tiempos altos. Desde el equipo contaron que se estaban probando piezas. Aunque tras el portazo de Márquez en Alemania, cuando renunció a correr la carrera principal luego de llegar a la quinta caída del fin de semana durante el wurm up, está claro que de Cervera no tiene en mente seguir presionando a una moto absolutamente impredecible y llena de fallas que hicieron mella en su físico.
La mayor parte de la segunda práctica tuvo la misma tónica. Hasta que, en el cierre, presionó. Y no mucho, apenas un poco más, y el tren delantero le jugó una mala pasada (una más) y terminó en caída. “Tenía a Maverick delante e intenté recuperar en un sitio complicado”, contó Márquez, quien llegó a Assen con tres lesiones provocadas por la encabritada moto de la marca del Ala: pulgar de la mano izquierda fracturado, esguince de tobillo y fisura en una de sus costillas.
“Hoy me lo tomé con calma, entre otras cosas, porque sufrí físicamente más de lo que esperaba. Sobre todo, por la costilla. El único sector en el que no estoy incómodo del todo es el primero. Cada vez que uso el pectoral, me duele”, contó Márquez, quien deberá pasar por el filtro de Q1 tras ser 19º, entre 23, en las combinadas. “Mañana (por este sábado) intentaré apretar un poco en la Q1 para no terminar en la última fila. Puede que en la penúltima. Hay que pasar el fin de semana. No me encuentro bien", se sinceró.
¿Por qué decidió presentarse en Países Bajos, a pesar de sus dolencias? Porque, tras la cita neerlandesa, el Mundial tendrá un parate de 40 días hasta el arranque de los entrenamientos oficiales del GP de Gran Bretaña, en Silverstone. “Con las malas sensaciones de Alemania, estar un mes y medio sin subirme a la moto no es lo mejor. Quedándome en casa, desde el sofá, la situación no va a mejorar. A quien le sirve este fin de semana es a mí", contó Márquez.
Mientras el hexacampeón sufre con una moto indomable, desde la dirección del equipo no esconden la mano. Alberto Puig, team manager de HRC, fue contundente sobre el presente de la escudería: “Es una temporada difícil. Nunca tuvimos una moto al nivel que se requiere, la performance no está y los pilotos no tienen resultados. Necesitamos entender los problemas para encontrar soluciones”, dijo el expiloto. Y agregó: “El corte de cuatro semanas será bueno. Daremos unos pasos adelante, pero sería fantasioso pensar que tendremos una moto fantástica y una maquina perfecta. En mi opinión no habrá un cambio radical”. Por último, explicó cómo se siente Márquez ante este presente: “Obviamente no está feliz. No está en sus mejores condiciones físicas en Assen. Se cayó mucho en Alemania, recibió muchos golpes. Ningún piloto en el planeta es feliz cuando se accidenta. Entiende claramente que la moto no rinde de la manera que necesita. Por otro lado, Márquez es un campeón y por eso aprieta, y también por eso se cae. Aquí, en Assen, está afectado por las lesiones, veremos qué puede hacer”.
En medio de la tensión que vive Márquez puertas adentro de Honda, marca con la que tiene contrato hasta el cierre del ejercicio 2024, el mismo catalán dio por tierra con un rumor fuerte que corrió por el paddock de Assen, que apuntaba a que su entorno lo había ofrecido a KTM. En el medio aparece Red Bull, sponsor del equipo austríaco y del corredor. “Es completamente falso. Yo tengo contrato con Honda y sigo trabajando para el futuro”, cerró Marc.