Nicaragua nunca ha ganado una medalla en Juegos Olímpicos desde su primera participación en México 1968.
Esta es la triste historia de un país que nunca ha ganado una medalla olímpica, y que probablemente no la conseguirá. Y no se trata de ser pesimista, pero hasta soñar a veces se hace difícil. Así que hemos aprendido a celebrar pequeños triunfos como si fueran hazañas, a encumbrar figuras tamaño bonsái y, sobre todo, a ver desde la ventana con nostalgia cómo los demás países latinoamericanos celebran a sus héroes y escriben tantos relatos de sus gestas.
En Paris 2024, nuestra alegría fue una muchacha esforzada llamada Izayana Marenco ganando un combate en +78 Kg, algo inesperado si se comparan los análisis previos sobre la canadiense Ana Laura Portuando. Luego perdió en octavos de final contra la brasileña Beatriz Souza, ganadora del oro. Así que a Izayana, la eliminó la campeona olímpica, otra razón para sacar pecho.
Crecí escuchando que un peleador campesino, Adolfo Méndez, había mandado a la lona en el primer asalto a Pernell Whitaker, ganador del oro en Los Ángeles 1984 y superestrella en el profesionalismo. Se encumbraba su figura por esa gesta. Con el paso del tiempo cuando se publicó el video de ese combate la caída nunca existió, sino fue un resbalón que no provocó conteo, Méndez sí tocó la lona en un monólogo del estadounidense.
En Barcelona 1992 se catalogó de “proeza” que el boxeador Marcos Romero ganara al pakistaní Shah Khybary. 20 años después en Londres 2012 cuando Osmar Bravo ganó igualmente un combate en el pugilismo (ante el montenegrino Bosko Draskovic) se celebró como si hubiera alcanzado el oro. Igual ocurrió con el ‘taekwondista’ Carlos Delgado, ganador de una pelea en Sidney 2000.
Y lo más cerca que hemos estado de una medalla fue en Atlanta 1996 con el béisbol. Luego de ser cuartos en la fase de grupos, perdimos contra Cuba (8-1) en semifinales y en la pelea por el bronce, los universitarios de Estados Unidos, nos aplastaron 10-3, haciendo cenizas la esperanza de una medalla.
Y como dije al principio…esta es la historia de un país con una triste historia deportiva llamado Nicaragua, acostumbrados a las pequeñas alegrías, la alegría del pobre.