Antes de partir hace cuatro años hacia Francia para representar los colores de Toulouse, Juan Cruz Mallía tuvo su primera experiencia en el rugby profesional de la mano de Jaguares, franquicia con la que pudo adaptarse al nivel de competencia que exige dicha competencia. Acerca de la misma habló con Scrum y detalló sobre una serie de similitudes y diferencias a la hora de emigrar al Viejo Continente. Todo el rugby, por Disney+.
"En todos los clubes de Europa resaltan el profesionalismo que tienen los jugadores argentinos, y tiene que ver la formación que te da el rugby local. Desde el cuidado de la comida, el entrenamiento o el ir al gimnasio. Cuando me vine a Francia yo ya tenía una preparación, aunque en cuanto al juego y los torneos son algo completamente diferente, por la base que te enseñan desde chico", comentó.
Con respecto a esto último, el back cordobés profundizó: "De los grandes cambios que noté fue cómo se tomaban el error. Yo veía que en el entrenamiento se equivocaban un montón, pero por intentar, por querer mejorar y por buscar el límite de sus capacidades. Entonces los entrenadores ante eso no decían nada. Pero en Argentina, por ahí buscábamos que todo sea perfecto, y eso tal vez nos llevaba a no animarnos a arriesgar tanto. Esto creo que me ayudó a mejorar mucho a nivel técnico y en la confianza conmigo mismo".
Después, Mallía volvió al presente y contó cómo es su vida tras estar viviendo fuera del país hace ya cuatro años: "Hoy me encuentro muy bien, ya mucho más asentado. Obviamente que extraño, pero ya me acostumbro mejor. Me pude hacer un grupo de amigos en el club y una vez por semana nos juntamos a comer. Me pasaba cuando volvía a Argentina de extrañar mi casa, pero ya estoy muy instalado con mi novia en Francia y estoy contento. Eso hace que pueda desarrollarme más, y hasta estoy mejor con el idioma".
Finalmente, luego de todo este recorrido, el jugador de 28 años repasó las victorias que más disfrutó con Los Pumas: "El último partido con Australia fue espectacular, en especial por el resultado y lo bien que jugamos, además de que fue en Argentina, con tanta gente y el clima que se vivió. Otra es contra los All Blacks en Christchurch, que la viví de afuera, pero yo la considero mía también. Una más es la de los cuartos de final del Mundial pasado, fue un partidazo. Veníamos de una fase de grupos en la que perdimos el primer partido y tuvimos mucha presión el resto del torneo. Se suma que en ese encuentro, en el medio, me quebré la mano, y pasar todo eso, para después encontrar a mi familia y amigos, es un recuerdo que me queda grabado para siempre".