Este domingo se estrenaron los episodios 5 y 6 del documental “The Last Dance”, que repasa la última temporada de Michael Jordan con los Chicago Bulls. Estos son las 5 conclusiones de dichas entregas:
1. Hemos visto por primera vez, retratado como tal, el lado oscuro de Michael Jordan: paralelo al deportista todopoderoso, está el ser humano con defectos e imperfecciones. Y por supuesto, malas decisiones. Adicto a las apuestas, intolerante al error de los demás, vengativo y para muchos, falto de compromiso en una misión política que por su tamaño de influencia pública, le correspondía. Idealizar a Michael Jordan es olvidar su naturaleza humana y sus reacciones a una avalancha de atención, mayor a la que cualquier persona puede soportar. Detrás de cada historia de éxito hay un lado oscuro, y estos episodios lo exponen como tal.
2. En estas entregas son explicados los dos rubros que elevaron a Michael Jordan al nivel de ícono de cultura popular, más allá de cualquier superestrella deportiva. Primero, los contratos publicitarios y de calzado deportivo, como la mayor apuesta que Nike pudo hacer para convertirse en la marca número uno en Estados Unidos. Y segundo, el oro en los Juegos Olímpicos con el Dream Team de Barcelona. Para entender a Jordan, esos dos factores son imprescindibles, porque presentaron a una figura más allá de las fronteras de su país y del deporte. Esa fiebre que se cultivó desde 1984 y que se desató en 1992, cosechó los frutos en 96, 97 y 98. Ver jugar a Jordan determinaba si eres cool o no. Los aficionados y los medios quería un cachito de Jordan, a como diera lugar.
3. Dos detalles dentro del pasaje del Dream Team. Uno es que Jordan se desmarca de haber sido el culpable de la ausencia de Isaiah Thomas. Lo confirma Michael Wilbon: todos tenían broncas con él y el ambiente no hubiera sido el mismo. Bird, Magic, Pippen, todos lo habían confrontado. ¿Injusticia deportiva? Seguro. ¿Decisión necesaria para que el Dream Team fuera tan relevante? Por otro lado, la sangrienta lección deportiva que le dieron Jordan y Pippen a Toni Kukoc encuentra una redención: el reconocimiento público de que Kukoc era un gran jugador, y que supo sacarse la espina en la Final Olímpica, a pesar de la derrota, con 16 puntos en ese partido.
4. La breve secuencia al inicio del Episodio 5 en la que retratan lo que significó el All Star Game para Jordan y Kobe Bryant es nostalgia pura. Michael Jordan era implacable pero podía detectar cuando había alguien enfrente con su ADN. Kobe quería el mano a mano en ese juego en el Madison Square Garden y no pudo detenerlo (MJ fue MVP), pero a partir de ahí Jordan lo arropó como un hermano mayor, situación que ya había revelado en el homenaje tras su muerte. Recordar a Kobe con un par de temporadas en la Liga, antes de sus campeonatos, son recuerdos que estremecen.
5. Jordan repartiéndole boletos a los novatos. La revelación de haber sangrado los pies por querer usar sus primeros tenis en su última presentación en el Garden. El relato de Magic Johnson sobre la noche previa a las Finales de 92 y haber sido el culpable de “The Shrug”. Todas esas pequeñas anécdotas siguen conformando un gran todo, un documental que no tiene desperdicio, que semana a semana nos sorprende, y al que aún le faltan 4 capítulos que disfrutaremos al máximo.