FRANCISCO LINDOR REVELÓ su lado "cool" durante la postemporada 2016 de las Grandes Ligas, al ingresar a la sala de prensa del Progressive Field vistiendo una fedora negra, dos collares de cuentas y con un bulto de cuero blanco. El campocorto de los Indios de Cleveland lucía como una joven estrella con la misión de darle estilo a este deporte.
Un lado distinto de Lindor (la versión de un chico sabio más allá de su edad) hizo una aparición sorpresa días después.
Cuando se le preguntó quien era su jugador favorito mientras crecía en Puerto Rico, Lindor se inclinó hacia adelante e indicó rápidamente los nombres de cinco jugadores del medio del cuadro y explicó precisamente el por qué influyeron tanto en su forma de jugar. Sus menciones fueron relevantes y muy bien pensadas. Aún más si se considera que Lindor estaba a un mes de cumplir 23 años de edad, y esto ayudó a definir el retrato de un pelotero que aporta al béisbol una rara mezcla de valores chapados a la antigua y sensibilidad de la nueva escuela al estadio cada día.
"Me gustaba ver a Roberto Alomar porque parecía que impactaba al béisbol de diferentes maneras", contaba Lindor a los periodistas antes del segundo partido de la Serie Mundial. "Omar Vizquel, Derek Jeter, Jimmy Rollins, Barry Larkin. Mi papá, mi primo y hermano siempre me decían de aprender un poco de todos. Que no me enfocase sólo en un pelotero. Que aprendiera algo de todos".
Los gustos diversos de Lindor en cuanto a sus modelos a seguir le dieron a su estilo de juego una versatilidad que asombró a las audiencias en Estados Unidos en octubre, cuando Cleveland eliminó a Boston y Toronto antes de llevar a los Cachorros de Chicago al juego límite en la Serie Mundial. Jugó de forma estelar a la defensiva la posición de campocorto y bateó para .310 en 15 partidos de postemporada para apoyar a los Indios a quedar a una victoria de su primer título desde 1948.
Seis meses después, Lindor tratará de usar su exposición de octubre como trampolín a un lugar más prominente en el mundo del béisbol, codéandose con los mayores nombres de este deporte.
COMO UN FUTURO embajador del béisbol, Lindor está en la lista corta de Major League Baseball cuando la oficina del comisionado necesita de un jugador que le hable a los niños como parte de su iniciativa RBI, dirigida a los más jovenes. Su rostro será mostrado de forma destacada en la campaña de mercadeo de MLB para 2017 "Esta temporada en el béisbol", y las ventas de mercancía a nivel nacional reflejan su popularidad creciente. La camiseta de Lindor ocupa el puesto número 15 en el béisbol, y puede que no le falte mucho para ascender al territorio ocupado por figuras como Kris Bryant, Mike Trout y Clayton Kershaw.
"Tiene mucha energía positiva consigo", dijo en octubre el manager de los Cachorros Joe Maddon. "Me gusta la forma en la cual interactúa. Es bueno para el béisbol. Bueno para él. Bueno para Cleveland. Es el tipo de persona que necesitas para atraer a los aficionados jóvenes al béisbol. No necesariamente jugadores. Fanáticos. Creo que es maravilloso".
"Es un líder en ambos lados del terreno. Es un perfecto ejemplo de lo que uno aspira en un torpedero." El miembro del Salón de la Fama Barry Larkin sobre Francisco Lindor
Muchos campocortos pueden fildear o batear, pero muy pocos pueden soportar la presión de jugar en una posición tan exigente a la defensiva mientras se ocupa el tercer puesto de un orden de bateo en un equipo con aspiraciones legítimas al título a la edad de 22 años. En el reciente Clásico Mundial de Béisbol, el manager de Puerto Rico Edwin Rodríguez hizo una afirmación fuerte al cambiar al shortstop de los Astros de Houston Carlos Correa, otra superestrella en ciernes, a la tercera base y darle paso a Lindor.
Uno de los ídolos de niñez de Lindor lo ve listo para una larga carrera. Larkin, quien fuera llamado a 12 Juegos de Estrellas con los Rojos de Cincinnati y uno de 24 paracortos exaltados al Salón de la Fama, ve a Lindor como fija para batear 20 jonrones y estafar 20 almohadillas cada año, además de una buena apuesta para llegar a 30 vuelacercas al ganar fuerza y experiencia.
"Es un líder en ambos lados del terreno", dice Larkin. "Es un perfecto ejemplo de lo que uno aspira en un torpedero".
SI ALGUIEN TIENE credenciales de sobra para ser autoridad en el tópico de Francisco Lindor y su futuro, es Barry Larkin.
Durante las tres temporadas bajas más recientes, Lindor ha sentado las bases de su madurez bajo la tutela de Larkin. Cinco días a la semana, desde finales de diciembre hasta mediados de febrero, Lindor se reporta al deber junto a Carlos González, Dee Gordon y Nick Gordon, y otros peloteros al complejo de entrenamiento primaveral de los Bravos de Atlanta en Orlando, Florida, para entrenar bajo las ordenes de Larkin. Dee Gordon se sintió tan orgulloso del propósito que este grupo comparte que ordenó camisetas impresas con la inscripción "B-Lark SS University" (Universidad de campocortos Barry Larkin) en el pecho.
Durante el seminario de béisbol en la temporada baja, el levantamiento de pesas y hacer swings en la caja de bateo son sólo parte del pénsum. Cuando los peloteros comienzan a hacer estiramientos preparándose para el día que les espera, Larkin los reúne en el dugout y comienza a hablar con respecto al lado mental del deporte. El objetivo es prepararlos para aquellos momentos bajos de cada temporada en los cuales el mero talento no será suficiente.
"Habrán días en los cuales no se sentirán bien con su bateo", dice Larkin. "Así que, ¿qué tipo de ajustes mentales haces para tratar de llevar el día? ¿Cuando has bateado cinco pelotas pero no hiciste nada con eso, cómo cambias? ¿Qué haces? ¿Cómo enfrentas eso y te preparas?"
"Yo diré 'Hey Dee, ¿qué pasa si te sientes como porquería o si no atrapas una pelota'? O: 'Frankie, ¿qué haces cuando no tienes suficiente confianza y sientes que la primera base está a dos kilómetros de distancia? ¿Cómo lo sobrellevas?' Hablamos de esos aspectos intangibles que hacen la diferencia en la forma como un pelotero hace las cosas".
El regimen se basa en las destrezas fundamentales que Lindor desarrolló siendo niño en Puerto Rico, antes de cumplir los 12 años y se mudó a Florida con su familia. Lindor aprendió las virtudes de anticipar las conexiones cuando se paraba a la mitad de una loma y fildeaba roletazos de su padre, Miguel. El perder una pelota significaba tener que correr una larga distancia hasta el final de la colina para buscarla en los arbustos.
Luego de ser un jugador estelar en la Academia Montverde (una preparatoria privada con un programa atlético de alto nivel), Lindor firmó con Cleveland por un bono de $2.9 millones como octava selección del draft 2011, y necesitó meramente 1.004 turnos al bate en Ligas Menores para graduarse y avanzar a las mayores. Los veteranos de Cleveland bien pudieron haberse molestado por toda la expectativa que lo rodeaba como novato; sin embargo le dieron margen de confianza por ser diligente y comprometido. Para el manager Terry Francona y su staff de coaches, fue una señal el saber que Lindor estaba haciendo saltos y estocadas con el coach de entrenamiento de musculación y acondicionamiento a las 7:30 de la mañana.
"Tiene una personalidad bulliciosa, pero se comportó correctamente cuando lo ascendieron por primera vez", dijo Francona. "Los veteranos le hicieron saber rápidamente como se manejan las cosas, le hicieron saber qué no podía hacer. Sabían que le importaba el ganar, por ende pudo relajarse más rápidamente y eso le ayudó. No molestó y no le cayó mal a nadie".
Con su luminosa sonrisa, su precocidad y forma hipercompetitiva de ir al terreno, Lindor consiguió agradar de forma similar al decano de la Universidad B-Lark cada mes de enero. Los viernes, cuando los peloteros hacen equipos para juegos simulados, Larkin asume el rol de árbitro y determina cuáles pelotas son hit o out. Invariablemente, las decisiones de Larkin conducen a respetuosas quejas de nepotismo a favor de sus dos favoritos, Lindor y Dee Gordon.
"Por alguna razón, como soy el veterano, estoy de un lado y Lindor y Dee juegan contra mí todo el tiempo", dice González. "Le diré a Barry, 'Por supuesto que nunca voy a ganar, estoy jugando contra tus hijos'".
A LOS 22 AÑOS, Lindor anotó 99 carreras, participó en el Juego de Estrellas, terminó en el noveno puesto en la carrera por el Más Valioso de la Liga Americana y fue octavo en las Mayores con un WAR de 6.3 según FanGraphs antes de amasar números grandes en medio de una presión insoportable en octubre.
González, compañero de campamento invernal de Lindor, prolongó el buen momento de su actuación revelación en los playoffs del 2009 hasta llegar a estar entre los tres primeros en la carrera del MVP la temporada siguiente. Ahora, considera que Lindor se encuentra en una ruta similar.
"Puede hacer algo parecido fácilmente", dice González. "Lo que realmente me impresiona es la forma en la cual piensa y racionaliza el juego de pelota. Es tan maduro. Tiene apenas ¿cuánto, 23 años? Y juega como si fuera Carlos Beltrán, un hombre de 39 años con mucha experiencia.
"Ha contado con la bendición de jugar partidos importantes en su carrera, en la Serie Mundial y las finales del Clásico Mundial de Béisbol. Y esos partidos lo ayudarán a ser mejor. Da miedo pensar las cosas que puede conseguir en este deporte de mantener ese camino. Es un potencial miembro del Salón de la Fama".
Mientras asciende el perfil de Lindor a nivel nacional, está consiguiendo una base ferviente de seguidores en su patio. Si bien LeBron James es el rey indiscutible de los deportes en Cleveland, Lindor está en una carrera con el base de los Cavaliers Kyrie Irving por el segundo puesto en esa jerarquía.
"Lo que realmente me impresiona es la forma en la cual piensa y racionaliza el juego de pelota. Es tan maduro. Tiene apenas ¿cuánto, 23 años? Y juega como si fuera Carlos Beltrán, un hombre de 39 años con mucha experiencia." Carlos Gonzáles, jardinero de los Rockies, sobre Francisco Lindor
Su ropa alusiva es muy cotizada en Cleveland. El año pasado, los artículos relativos a Lindor representaron el 30 por ciento del total de ventas de artículos con nombres de peloteros en el Progressive Field y la tienda de los Indios, con más de 1.500 camisetas vendidas.
En lo que va de año, Lindor continúa siendo líder con un asombroso 32 por ciento. Eso no es nada despreciable considerando que el roster de Cleveland cuenta con favoritos de la franquicia como Corey Kluber, Jason Kipnis y Michael Brantley, la sensación de la postemporada 2016 Andrew Miller y el nuevo gran hombre en el pueblo, Edwin Encarnación.
Brody, hijo de 6 años del gerente general de Cleveland Mike Chernoff, recientemente causó conmoción durante una entrevista radial cuando indicó (aparentemente, de forma inexacta) que los Indios están tratando de conseguir una extensión contractual de siete años para Lindor. Quizás la mayor sorpresa vino cuando el pequeño Brody dijo que el outfielder Tyler Naquin (y no Lindor) era su pelotero favorito de los Indios.
Francona indica la razón más elemental de todas para explicar el atractivo que Lindor tiene con los aficionados.
"Se divierte jugando al béisbol", dice Francona. "Le digo a la gente: 'Si tuviera su talento, también me divirtiera'".
LA RELACION QUE SE CONSTRUYE en Orlando cada invierno no se diluye en febrero. Durante la temporada regular, Papa Larkin envía mensajes de texto en grupo a Lindor, CarGo, los hermanos Gordon, Darnell Sweeney, Jesse Winker y otros que asisten al campamento diciendo "OK, muchachos. Es hora que se reporten y me digan cómo les va".
Cada vez que Lindor lee uno de esos textos, piensa en lo afortunado que es en contar con un mentor de la relevancia de Larkin, quien llegó a Cooperstown con 86 por ciento de los votos en 2012.
"Está ahí a diario con nosotros, nos ayuda", dice Lindor. "Es la mentalidad que aporta. No hay excusas. Si quieres ser un pelotero como Larkin, tienes que salir con la misma actitud a diario y no temerle a los retos. Es maravilloso. Voy a estar con él en cada receso de temporada".
Mientras Larkin espera el reporte desde la jurisdicción de Cleveland, su mente ocasionalmente vuelve a un momento el pasado invierno cuando pudo recibir la sabiduría de Lindor.
Cuando el resto de los asistentes a la Universidad B-Lark se despedían luego de entrenar por cinco horas, Lindor llamó a Larkin a seguirlo al estacionamiento del complejo de los Bravos, ubicado en Disney World. Abrió la maleta de su carro y rompió un envoltorio de plástico para revelar algo brillante que había en el interior.
Aparte de ganar un Guante de Oro en 2016, Lindor recibió un Guante de Platino como el mejor fildeador de las Grandes Ligas. Después del anuncio, le solicitó a un representante de la empresa Rawlings si podían hacer una réplica con las palabras "Gracias, Lark" inscritas en el pulgar. Sobre los dedos índice y medios, estaban la firma de Lindor y la frase "llevaste mi juego a un nivel diferente" inscritos de su puño y letra.
"Es un amigo y un hermano", dice Lindor. "Ha hecho tanto por mí, y yo soy un hombre que no olvida".
Larkin miraba, asombrado, y su mente lo llevaba de vuelta a un momento de interacción familiar. Un par de años atrás, llegó a casa y encontró que su adorado bote de pesca no estaba ahí. Su esposa, Lisa, le dijo que estaba en la tienda para ser reparado. Unas horas después, su hijo Shane (ex base de la NBA que ahora juega con el Baskonia de la Liga ACB en España) estaba fuera de la residencia al lado de un nuevo Bass Ranger que había comprado.
Muchas de esas mismas emociones que Larkin sintió con el gesto de Shane volvieron a su ser cuando Lindor le entregó ese guante.
"Estamos hablando de un chico que aprecia lo que hace por él", dice Larkin. "Es un chico que piensa, que muestra respeto. Eso es lo que él es. Una bella persona. Lo quiero como si fuera mi propio hijo".
Es un poco prematuro considerar a Lindor como válido candidato a Cooperstown. No obstante, Larkin considera que tiene lo necesario para llegar ahí. Cuando un pelotero domina ambos aspectos del juego de pelota como lo hace Lindor, ¿por qué limitarse a pensar en pequeño?
"Juega con una alegría que te dice: 'No me importa fallar, yo quiero darlo todo en el terreno'", dice Larkin. "Es especial. Espero que dentro de 10 años estén hablando de él y digan: 'Rayos, aún es especial. Miren los números que ha podido aportar estos 10 años y sigue siendo campocorto y buena persona y sigue sonriendo.' Dios quiera que sea así, eso es lo que espero que digan de él".