ST. LOUIS -- Cerca del final de la temporada 2014, semanas después que fuera cambiado de los Cardenales de San Luis a las Medias Rojas de Boston, el lanzador derecho Joe Kelly creó un apodo para su nuevo cátcher favorito.
"Mini Yadi", dijo Kelly en aquel entonces. "Así lo llamo".
Tres años después, ese nombre aún le queda a Christian Vázquez, aunque el sobrenombre no se ha popularizado para el consumo masivo. A pesar que una cirugía Tommy John privo a Vázquez de participar en la campaña 2015 y desaceleró su madurez a fin de convertirse en la nueva versión de la estrella de los Cardenales Yadier Molina, Vazquez, de 26 años, continúa ganando amplios elogios por parte de los lanzadores que se encuentran fascinados de hacer batería con él.
Para Vázquez, no hay mayor elogio que el ser mencionado en la misma oración que Molina, el mejor ejemplo de excelencia defensiva detrás del plato por casi una década y el cátcher activo puertorriqueño con mayores logros en su haber, lo cual es mucho decir considerando que Borinquen es una tierra conocida por producir receptores de calidad.
¿Recuerdan cuándo la República Dominicana era conocida por su producción de shortstops? Pues bien, Puerto Rico ha sido una cuna de talento en la receptoría por 30 años. Otros países latinoamericanos tienen una cuota importante de sólidos caretas, pero consideren el roster de receptores con cualidad de estrellas que han salido de Puerto Rico: Eliseo 'Ellie' Rodriguez, Ozzie Virgil Jr., Benito Santiago, Sandy Alomar Jr., Javier Lopez, Jorge Posada, los hermanos Molina (Bengie, José y Yadier), Geovany Soto y, obviamente, el recién exaltado al Salón de la Fama Iván Rodriguez.
"Los vemos como ídolos", dijo Vázquez, oriundo de Bayamón. "Uno crece queriendo ser como ellos. Ellos eran muy buenos, hombre. Le dan buena reputación a la posición de cátcher, por lo cual los niños quieren emularles".
Hay una hermandad, literal y en sentido figurado, entre los receptores oriundos de la Isla del Encanto. Los Molina son el único trio de hermanos que ha jugado como receptores en las Mayores, y cada hermano ha ganado dos anillos de Serie Mundial. También provee su experiencia y consejos a los jóvenes caretas que surgen en el béisbol.
Durante años, Vázquez y José Molina entrenaron juntos en la temporada baja en Puerto Rico. Yadier Molina los acompañó ocasionalmente y, aún ahora, luego de su mudanza a Júpiter, Florida, en el invierno, Yadi se mantiene en contacto con Vázquez a través de mensajes de texto.
Cuando Vazquez estaba recuperándose de su cirugía de codo, dijo que recibió mensajes de aliento mediante textos frecuentes de José y Yadi.
"Me enviaron muchos mensajes durante mi rehabilitación: '¿Cómo nos va? ¿Cómo te sientes?'", dice Vázquez. "Fue muy bueno saber que ellos pensaban en mí. Me mantenía con ganas de seguir adelante".
Al igual que el padre de los Molina, Benjamín, el progenitor de Christian, Rafael Vázquez, fue cátcher en las ligas aficionadas en Puerto Rico. Fomentó el interés del joven Christian en jugar la posición al entregarle su equipo, desde la máscara, pasando por la robusta mascota, el protector de pecho y de espinilla. Para aquellos menos intrépidos, son las herramientas de la ignorancia. Para los hombres Vázquez, representan su armadura.
Pero, la verdadera persuasión del padre hacia su hijo fue un video instruccional con "Pudge" Rodríguez como protagonista.
Rodríguez estaba en el punto culminante de una carrera de 21 años en la cual sirvió como cátcher en más encuentros que cualquier otro jugador en la historia de las Grandes Ligas (2.427), fue en 13 ocasiones al Juego de Estrellas y se alzó con 13 Guantes de Oro. Elevó el estándar para la posición de cátcher, con sus reflejos tras el plato y su forma guerrera de dirigir los partidos.
Incluso, el brazo de cohete de Rodríguez sirvió como una trampa para aquellos que se atrevían a desafiarlo en las bases. No hubo un corredor el cual no recibió su tratamiento de súbitos disparos desde las rodillas, ni hubo un estafador con quien no se sintiera seguro de atrapar. En su apogeo, entre 1995 y 2001 con los Vigilantes de Texas, Rodríguez hizo out a un promedio de 53.9 por ciento de los que osaron intentar robarle una base, incluyendo 60 por ciento (35 de 58) en 2001.
Con Rodríguez como ejemplo, no es de extrañarse que una generación de jóvenes peloteros en Puerto Rico quisieran convertirse en receptores.
En 2011, luego que Rodríguez jugase su último encuentro en las Mayores con los Washington Nationals, fue a su tierra a participar en varios partidos con los Criollos de Caguas en la liga invernal puertorriqueña. Se preocupó por ver a los jóvenes receptores en la práctica de infield, y Vázquez, entonces con 20 años y recién salido de su primera temporada completa en las Ligas Menores como cátcher, llamó la atención de Rodríguez con la fortaleza de su brazo y su forma arriesgada de jugar.
"Se nota que vio muchos videos míos, porque no tenía miedo de lanzar la pelota tampoco", dijo Rodríguez en 2015, después que Vásquez llegara a las Grandes Ligas. "Cuando no tienes miedo de hacer eso, vas a jugar este deporte por mucho tiempo. Eso es bueno verlo en un receptor joven".
Rodríguez elogió a Vázquez por su forma de lanzar, y ese momento fue todo para un joven receptor que trataba de encontrar su camino en las Menores. Años después, se vieron nuevamente en Fort Myers, Florida, donde entrenaba Vázquez luego de concluida la zafra y el hijo de Rodríguez fungía como lanzador con el equipo de liga instruccional de los Mellizos de Minnesota.
Los Medias Rojas ascendieron a Vázquez a la mitad de la temporada 2014, e hizo out a 15 de 29 estafadores que intentaron desafiarle, lo que significa un éxito de 51.7 por ciento que haría sonrojar incluso a un Molina. Le tomó más de lo esperado, pero el brazo de Vázquez está nuevamente en forma previa a su cirugía. Hizo out a tres de los primeros cuatro corredores que intentaron robar en su contra esta temporada y tenía de 7-11 previo a la serie de esta semana contra los Cardenales.
En retrospectiva, Vázquez afirma creer que las palabras de aliento que Rodríguez le dio lo ayudaron en su camino a las Mayores.
"Todos quieren ser como "Pudge", ¿sabes?", dice Vásquez. "Eso es un buen estímulo, oír a un hombre de su talla decir que cree que estás haciendo un buen trabajo".
Vásquez dice preguntarse si la pasión por la receptoría seguirá cautivando a los jóvenes peloteros de la isla. Regresa a casa en el invierno y ve a los niños idolatrar a los campocortos Carlos Correa de los Astros de Houston y Francisco Lindor de los Indios de Cleveland. Quizás, la próxima generación de talento boricua en las mayores estará en las paradas cortas.
"Correa y Lindor, son las estrellas ahora", dice Vázquez. "Creo que no se querrán poner todos los aperos (de receptor) y que los golpeen, bloquear la pelota y tener que pasar por todo eso. Pero, para los de mi edad etario, mientras crecíamos, Yadi y Pudge, José Molina y Posada, queríamos ser como ellos. Eso era algo muy especial para nosotros".