LOS ÁNGELES, California – Cuando Hyun-Jin Ryu fue el abridor del Juego 1 de la Serie Divisional de la Liga Americana con Los Angeles Dodgers, dicha decisión fue explicada como decisión estratégica con la intención de jugar con los descansos, circunstancia que no repercutió en la aptitud de Clayton Kershaw para lanzar en el decisivo Juego 5. Cuando fue designado abridor del Día Inaugural cinco meses después, fue la consecuencia de que otros lanzadores (a saber, Kershaw y Walker Buehler) no estaban lo suficientemente preparados o sanos para ser los responsables de iniciar la temporada.
Ahora, Ryu será abridor del Juego de Estrellas, elegido sobre el resto de los pitchers de su liga y no hay necesidad de justificarlo. Dave Roberts, el mismo manager de Los Angeles Dodgers que será estratega del equipo de All-Stars de la Liga Nacional en el Clásico de Mitad de Temporada de este martes, catalogó la decisión como “pan comido”.
“Ha sido la personificación de la consistencia”, expresó Roberts durante la conferencia de prensa sostenida el lunes en Cleveland. “Ha sido el mejor pitcher de la Liga Nacional”.
Ryu comanda las Mayores en las categorías de efectividad (1.73) y promedio entre ponches y boletos (9.90), siendo solo superado por Justin Verlander, pitcher abridor de la Liga Americana, en WHIP (0.91). Apenas ha concedido 10 boletos en 109 innings y permitió solo 100 corredores en circulación durante la primera mitad, siendo la última cifra un récord entre los lanzadores con al menos 17 aperturas y 100 innings acumulados antes del receso del Juego de Estrellas.
Desde el inicio de la temporada pasada, en un periodo de dominio solamente interrumpido por una severa lesión inguinal, Ryu tiene récord 17-5 con efectividad de 1.83. Su efectividad de 2019 es la sexta menor antes de un receso del Juego de Estrellas en 20 años, siendo superada por los siguientes pitchers: Zack Greinke (2015), Pedro Martínez (2000), Roger Clemens (2005), Jacob deGrom (2018) y Josh Johnson (2010).
“Siempre pensé que era capaz de poder competir en esta liga”, indicó Ryu mediante un intérprete la semana pasada, “pero no sabía que iba a desempeñarme a este nivel”.
Ryu fue una adquisición cotizada desde el Lejano Oriente, el primer pelotero que pasó de Corea del Sur directamente hasta las Grandes Ligas. Hace siete años, los Dodgers invirtieron aproximadamente $62 millones para hacerse con los derechos exclusivos de negociación y contratarle. Sin embargo, Ryu les dirá que jamás había lanzado con semejante calidad en la Organización de Béisbol Coreano, una liga de inferior nivel bajo todos los sentidos. Se mostró sólido en sus primeras dos temporadas con los Dodgers, con marca combinada de 28-15 con efectividad de 3.17 en 344 entradas entre 2013 y 2014.
Sin embargo, no contaba con la precisión que muestra ahora. No era tan dominante. No era Greg Maddux. El ascenso de Ryu al estrellato (a los 32 años, una edad poco probable dentro de un deporte que continuamente sigue inclinándose hacia la juventud) no es coincidencia. Es el resultado de una evolución notable, tanto en su mentalidad y su repertorio. Fue impulsada por la madurez, por el deseo, por el fracaso. Esa evolución consistió en tres pasos críticos.
Paso 1: Superar
Ryu se sometió a una intervención quirúrgica con el fin de reparar un labrum desgarrado en su hombro derecho en mayo de 2015 y no llegó a pitchear en esa temporada. Regresó en julio de 2016, lanzó en una ocasión y luego se ausentó por el resto del año con dolor en su codo, para finalmente someterse a un procedimiento de desbridamiento para limpiar tejidos dañados. En dos años, Ryu hizo una apertura.
“Todo el proceso”, indicó, “fue básicamente el punto más bajo de mi vida”.
La cirugía Tommy John (procedimiento al cual Ryu se sometió siendo adolescente) ostenta un historial relativamente exitoso, pero ese no es el caso de la cirugía de labrum. Los procedimientos quirúrgicos de hombros no son tan sencillos. Con el tiempo, se desarrollan anormalidades, algunas de las cuales son necesarias para lanzar de forma efectiva y repararlas podría terminar siendo contraproducente.
Clemens, Bret Saberhagen y Orel Hershiser pudieron recuperarse bien tras someterse a cirugías de hombros; sin embargo, otros tantos (Johan Santana, Mark Mulder y Mark Prior, por mencionar algunos) nunca pudieron recuperarse del todo.
“Regresar tras someterse a una cirugía de hombros fue sin duda mucho más de lo que esperaba o anticipaba”, dijo Ryu. “La gente dudaba de mí, y hubo muchos que dijeron que se trataba de una de las lesiones más complicadas para rehabilitar. Sin embargo, intenté concentrarme en mi meta, regresar y lanzar en la loma una vez mas y realmente intentar cancelar todas esas dudas. Eso definitivamente me ayudó a regresar. Pero siendo completamente honesto, no fue para nada fácil”.
Lo que ahora estamos viendo, dirán muchos, es el resultado de que Ryu se encuentra plenamente sano por primera vez en mucho tiempo. Dijo que los Dodgers “sabían cuando me contrataron que no estaba al 100 por ciento en cuanto a mi condición física y de salud”, aludiendo a la molestia de hombros que ocasionalmente le afectaba al principio. Luego de corregir eso y lanzar sin dolor quizás por primera vez desde su llegada a Estados Unidos, podría ser la mayor razón por la cual Ryu ha emergido como figura dominante.
Pero no es la única.
Paso 2: Expandir
Comenzó a desarrollarse un patrón a principios de la carrera de Ryu. Era un pitcher de élite enviando rectas y cambios de velocidad a un lado de su brazo, por eso, los bateadores diestros comenzaron a atacar esos pitcheos por la esquina de afuera con la aspiración de causar daño. Necesitaba de un pitcheo lo suficientemente firme para neutralizar a los toleteros diestros y mantenerlos a raya.
La slider de Ryu fue inconsistente, por eso el veterano coach de pitcheo de los Dodgers Rick Honeycutt sugirió que intentara con el cutter. La mecánica era básicamente la misma: todo lo que tenía que hacer era alterar su agarre de la pelota. El tiempo invertido en recuperarse de la cirugía le presentó una oportunidad a ambos para que exploraran el asunto con mayor detalle, estudiando la forma en la cual CC Sabathia utilizaba su cutter a ambos lados del plato. Ryu lo captó de inmediato. Con el tiempo, éste aprendió a manipular ese pitcheo para darle mayor profundidad cuando fuera necesario.
“Le pides que haga algo, lo puede hacer”, expresó Honeycutt. “Puede hacer todo lo que quiera con la pelota”.
Cuando Ryu regresó a la loma en 2017, se había convertido repentinamente en un pitcher con cinco lanzamientos en su repertorio. Contaba con sus tres pitcheos clave: la recta de cuatro costuras, cambio de velocidad y curva. Aunque también tenía el cutter, pitcheo que ha enviado en 20 por ciento de las ocasiones en los últimos tres años. Igualmente, pudo desarrollar una recta de dos costuras, producto de estudiar la forma en la cual Dallas Keuchel usa este pitcheo para acabar por dentro con los bateadores zurdos.
Ryu puede lanzarlos todos, en cualquier conteo, por todos los cuadrantes de la zona de strike: un arsenal devastador, aunque la amplia mayoría de estos viajan a menos de 90 millas por hora.
En las palabras de su compañero Ross Stripling: “Hyun-Jin no tiene conteo de rectas”.
Paso 3: Evolucionar
Ryu se fracturó su músculo inguinal durante una apertura en Phoenix en mayo pasado. Hasta ese momento, su efectividad era de 2.12; sin embargo, se vería fuera de acción durante 10 semanas, lo cual representó otro retroceso en una lista creciente de problemas.
Honeycutt lo vio como una oportunidad para que Ryu evolucionara aún más.
Ryu era probablemente el mejor dentro del cuerpo de lanzadores a la hora de leer los swings de los toleteros contrarios, destreza que le permitía evaluar rápidamente cómo reaccionaban a ciertos pitcheos. También contaba con memoria fotográfica para las secuencias, lo cual le permitía cambiar constantemente sus patrones. Y por eso, Ryu usualmente confiaba solamente en sus sensaciones cuando pitcheaba, sin jamás sentir la necesidad de hacer scouting de sus oponentes con anticipación.
“Al igual que con todas las cosas que se estudian, es mejor aprender de forma activa que pasiva”, indica Ryu. “En mis primeros dos años, aprendía más de forma pasiva, intentando conocer a los bateadores por las experiencias de otros. Sin embargo, en el último par de años, he sido más activo a la hora de estudiar estos bateadores y pienso que eso ha redundado en mejores secuencias de pitcheos y atacar a los bateadores en general y conocerlos bien. Eso realmente ha ayudado a mi juego de forma increíble”.
Honeycutt comenzó cediéndole a Ryu sus notas para trabajar mientras veía las aperturas de otros lanzadores. Quería que el pitcher armara las bases de su conocimiento antes de reunirse con su cátcher. Su deseo era que Ryu asumiera la autoridad en sus aperturas.
Algo de importancia capital fue tener una idea de cómo aprovechar las tendencias para iniciar y terminar los turnos al bate, formular un plan para atacar a ciertos toleteros cuando los conteos están a su favor o en contra. El próximo paso radicaba en aprender cómo los oponentes cambiaban sus tendencias cuando se le daba la oportunidad de remolcar carreras. Ryu brilla en situaciones así. Tiene efectividad de 3.38 con corredores en posición anotadora esta temporada, lo cual fácilmente es la menor marca en las Ligas Mayores. En el segundo puesto se ubica Max Scherzer, con efectividad de 6.44. Desde su regreso tras recuperarse de esa lesión inguinal el 15 de agosto de 2018, Ryu ha permitido 32 carreras limpias en 161 2/3 entradas en temporada regular.
126 pitchers han permitido una mayor cantidad de anotaciones solamente en este torneo.
“Lo estás viendo sumamente motivado”, afirma Honeycutt. “Trabajó fuertemente para regresar y ahora su condición está muy alineada con lo que él quiere hacer en los partidos”.