Los Bravos de Atlanta finalizaron con la tercera tasa más grande de ponches entre los 30 equipos de Grandes Ligas con 22.6 por ciento. Los dos equipos a ambos lados de ellos -- Astros y Mellizos al frente, Mets y Marineros detrás – tuvieron temporadas terribles. Además los Bravos fueron el único equipo con tres jugadores por encima de la marca de 150 ponches (Dan Uggla, B.J. Upton, Justin Upton) y fue el único equipo en lograrlo también el año pasado. Mucho se ha hablado sobre la tendencia de los Bravos a poncharse en camino a la postemporada, y ciertamente sí se ponchan mucho, pero, ¿acaso eso importa?
Le eché una mirada a la tasa de ponches de los bateadores entre todos los equipos de postemporada en los últimos 10 años. El año pasado, los cuatro equipos que pasaron a la Serie de Campeonato de liga tuvieron una tasa de ponches que los ubicaban en el tercio inferior de cada liga. Los Gigantes, quienes lo ganaron todo, tuvieron la cuarta tasa menor de ponches. En el 2011, los dos equipos con la menor tasa de ponches – los Cardenales y Vigilantes – llegaron a la Serie Mundial. Pero, ¿eso es una tendencia?
Evento Ranking Promedio
Perdió SDLA 19
Perdió SDLN 14
Perdió SCLA 21
Perdió SCLN 17
Perdió SM 17
Ganó SM 20
Los equipos en la Serie Divisional promediaron una tasa de ponches que los ubicaba en el medio del paquete, 14 para la Liga Nacional y 19 para la Liga Americana. Los equipos de la Serie de Campeonato tuvieron una tasa de ponches ligeramente mejor, entre 17 y 21. El perdedor de la Serie Mundial también tuvo un ranking promedio de 17. El ganador de la Serie Mundial promedió la tasa menor en la lista con 20.
De los 10 ganadores de la Serie Mundial desde 2003, ocho de ellos tuvieron un ranking de ponches en la parte media inferior de la liga. Seis de ellos estuvieron en el tercio inferior. El único equipo que ganó la Serie Mundial con una ofensiva que estuvo entre los primeros 10 equipos en ponches fueron los Medias Rojas del 2004 (18.3 por ciento, sexto).
Por supuesto, hay otros factores involucrados en ganar y perder un juego, pero, ¿por qué los equipos que se ponchan menos tienen mayor éxito, particularmente en tiempos recientes? La ofensiva decline luego de la temporada 2009, con una baja en las carreras por juego de 4.61 a 4.38. Los hits han bajado de 8.96 por juego en 2009 a 8.67 hits por juego en 2013. Los cambios más grandes han ocurrido en los boletos y los ponches. En el 2009, la ofensiva promedio tuvo una media de 3.42 boletos por juego y se ponchó 6.91 veces por partido. Este año, la ofensiva promedio tuvo una media de 3.02 boletos por juego y se ponchó 7.54 veces por partido.
Con el aumento de los ponches, la tasa de pelotas en juego ha disminuido. Cuando esas pelotas se ponen en juego, los fildeadores las han convertido en outs en una proporción mayor. Los defensores de Grandes Ligas han compilado un porcentaje de fildeo agregado de .985, el más alto en la historia del béisbol. El porcentaje de fildeo está lejos de ser una estadística perfecta , pero también hemos visto una ola de grandes defensores ultimamente, tales como Andrelton Simmons, Manny Machado y Carlos Gómez. El aumento en cambios defensivos también ha ayudado a convertir más pelotas en juego en outs.
Así que, las pelotas están siendo puestas en juego con menor frecuencia, y cuando la pelota es puesta en juego, está siendo convertida con más frecuencia en un out por la defensiva más que un hit por la ofensiva. Un ponche significa (A) una pelota que no está siendo puesta en juego, lo que crea una oportunidad para un fallo; y (B) no avanzan los corredores. Coloquen esto en la ecuación junto con la baja en los boletos, y eso significa que es menos probable que haya un corredor en base cuando se conecte un hit. En los playoffs, cuando uno usualmente ve pitcheo por encima del promedio midiéndose a ofensivas por encima del promedio, esto causa más preocupación ya que cuesta más anotar carreras. Los equipos dependen del poder – lo que tiende a provocar mayor tasa de ponches – por lo que se convierten en apostadores, a la espera que lanzadores como Clayton Kershaw y Adam Wainwright tengan un juego malo donde se les puedan conectar cuadrangulares.
¿Caerán los Bravos en la postemporada especificamente porque se ponchan demasiado? Probablemente no, pero si al manager Fredi González se le diera una varita mágica que para convertir su ofensiva en un equipo igualmente competente que depende de poner más la pelota en juego, basado en tendencias recientes, probablemente escogería alterar su ofensiva.
Bill Baer escribe para Crashburn Alley y es colaborador regular del blog de SweetSpot.