Existen capítulos en la vida que separan a los líderes de la gente común.
Robert Kraft, dueño de los New England Patriots, actual campeón la NFL, ha construido su reputación como adalid gracias a los valores de solidaridad, humildad y generosidad mostrados en tres de los episodios más importantes que el destino le deparó.
Capítulo 1: Solidaridad
El grupo de reporteros que asistió a las instalaciones del campo de entrenamiento de los Patriots esperaban el arranque de la conferencia del coach Bill Belichick. Minutos antes, el comisionado de la NFL, Roger Goodell ratificó la suspensión por cuatro partidos al quarterback Tom Brady por obstruir con la investigación del escándalo conocido como Deflategate.
Para sorpresa de los presentes, el que apareció fue Kraft para emitir un fuerte discurso:
"Me sorprendió la decisión que tomó la Liga, máxime que para ellos es rutina acortar una suspensión tras una apelación, y en este caso ni siquiera existe evidencia clara de que alguien alteró la presión de los balones para la final de la AFC. Tom Brady cuenta con mi apoyo incondicional, pero tengo que ofrecer una disculpa a nuestros aficionados por aceptar estos señalamientos y la pena impuesta tiempo atrás. Me equivoqué al poner mi fe en la liga", dijo Kraft.
La declaración del empresario nacido en Brookline, Massachusetts, se percibió como un gesto de apoyo para Brady, de humildad ante los fans y de desafío a Goodell.
Kraft mostró congruencia. Se mantuvo del lado de su jugador estrella, a pesar de que el principal argumento de la NFL rezó que Brady destruyó el celular con el que presuntamente se comunicó con integrantes del staff de los Patriots para coordinar la manipulación de la cantidad de aire en el inflado de los ovoides del ya célebre encuentro contra los Indianapolis Colts.
El también dueño del New England Revolution en la MLS, se ha mantenido hombro a hombro con Brady pese a que la apuesta no es sencilla: los Patriots ya fueron sentenciados en el pasado por otras prácticas fuera de reglamento -caso concreto, el Spygate- por lo que la honorabilidad de su nombre está en juego, sólo con tal de defender a los suyos.
Además, la disculpa ofrecida a los seguidores de los Pats, la revirtió para que en lugar de interpretarse como una señal de debilidad, se volviera una bandera que legitime la batalla que está abriendo contra el comisionado.
Capítulo 2: Humildad
Para que los New York Giants pudieran vencer a los invictos Patriots en el Super Bowl XLII tendrían que suceder una serie de milagros inesperados. Y todos ocurrieron.
Todavía con el buqué del triunfo en el paladar y el trofeo Vince Lombardi recién entregado en sus manos, John Mara, propietario de los Giants, descendía del podio cuando se encontró a Kraft, quien aguardó al final de la celebración de los neoyorquinos para felicitarlo.
"Eso era muy difícil de hacer", comentó Mara. "No hay nada peor que perder un partido así. Ellos (los Patriots) tenían la oportunidad de ganar el título invicto, ser históricos y aun así Robert me esperó. De hecho, lo hizo dos veces (lo repitió luego del Super Bowl XLVI)."
Dichos actos retratan otra de las facetas que fortalecen el liderazgo de Kraft: es catalogado como una buena persona, que cumple modestas labores altruistas, dándole seguimiento a la obra iniciada por su extinta esposa Myra, o bien se involucra en negociaciones tan importantes de la liga como lo fue el acuerdo laboral alcanzado el 25 de julio de 2011.
Jugadores y directivos aceptaron que el rol de Kraft durante dicho conflicto fue decisivo para firmar el nuevo contrato colectivo, a lo que él responde: "Quiero que a la NFL le vaya bien porque, si así ocurre, a los Patriots les irá bien".
Capítulo 3: Generosidad
El episodio ocurrió a tres días del arranque de la temporada 2011: Tom Brady se vio involucrado en un grave accidente automovilístico del que milagrosamente salió ileso.
"Debemos estar muy agradecidos", dijo Kraft a ESPN después del choque. "Fue un verdadero milagro".
Tres días más tarde, Kraft citó en su oficina a Brady para firmar su extensión de contrato con los Patriots por cuatro años y 72 millones de dólares, que lo convirtieron en ese momento en el jugador mejor pagado de la liga.
Dicho gesto ejemplifica otra de las virtudes de Kraft: la generosidad, la cual le llevó a ofrecer 172 millones de dólares para adquirir la franquicia de los Patriots en 1994, pese a que el costo era menor.
Y así, provisto de solidaridad, humildad y generosidad, Kraft espera salir avante de la batalla que librará en contra de la NFL en pos de rescatar la honra de Brady y la de su franquicia.
¿Qué podría derivar de esta guerra? Algunos mencionan que Kraft podría convertirse en un nuevo Al Davis, considerado en vida como un permanente rebelde a los designios de la liga.
Se sabe que Kraft tiene a un buen número de dueños de su lado (Jerry Jones, propietario de los Dallas Cowboys es uno de sus mejores amigos) por lo que podría con facilidad abrir un flanco que desestabilice a la administración de Goodell.
Vendrá, entonces, una nueva prueba para Kraft: aquella en la que tendrá que mostrar la templanza necesaria para no generar un movimiento que debilite al comisionado y afecte a la liga, pero en el que tampoco deje de lado la lealtad que le dicta pelear por los suyos.
Dependerá, entonces, del liderazgo de Kraft que el conflicto tome un rumbo positivo.
Así, estamos a punto de presenciar el capítulo 4...