Ver ganar a Nick Saban al frente del Crimson Tide fue lo único que conocieron algunos de los más recientes fanáticos al fútbol americano colegial
Decir que el panorama del fútbol americano colegial está cambiando, es quedarnos criminalmente cortos. Conferencias desaparecen, el portal de transferencias trastoca todas las clases de reclutamiento de los programas, y el dinero involucrado en el deporte lo deforma todo. Todo esto, justo antes de una ampliación innecesaria del College Football Playoff.
Y, en medio de todo el caos, se va el más grande entrenador en jefe universitario de los tiempos modernos. Quizás, de todos los tiempos.
No hay nada qué discutirle a Nick Saban en términos de números.
Siete campeones nacionales, 16 temporadas consecutivas con al menos 10 victorias, nueve victorias en contra de equipos ranqueados N° 1 en la nación, 19 triunfos en tazones, 12 títulos de conferencia, 49 pupilos reclutados en la primera ronda del draft, 15 drafts consecutivos de la NFL con al menos un recluta de primera ronda.
Cero temporadas perdedoras como entrenador en jefe universitario.
Sin embargo, el deporte colegial no solamente pierde a una de las figuras más reverenciadas en su historia.
También, pierde al estándar. Saban era, después de todo, el coach que los demás programas aspiraban a tener, y el coach que los demás coaches deseaban mimetizar.
Kirby Smart, doble campeón nacional con Georgia, pasó ocho temporadas como coordinador defensivo de Saban en Alabama. Eso, sin contar que dirigió a los backs defensivos para Saban en LSU, y a los safeties para Saban con los Miami Dolphins.
Jimbo Fisher, campeón nacional con Florida State, fue coordinador ofensivo para Saban en LSU, por cinco años.
La lista sigue.
Coaches universitarios como Will Muschamp, Steve Sarkisian, Derek Dooley, Jim McElwain, Jeremy Pruitt, Sal Sunseri, Mario Cristobal, Billy Napier, Brent Key, Dan Lanning, Mike Locksley, Mark Dantonio, Josh Gattis, Dan Enos y Charles Huff, extienden las ramas del árbol genealógico de Saban por toda la NCAA.
Y coaches de NFL como Dan Quinn, Jason Garrett, Scott Linehan, Hudson Houck, Mike Mularkey, Dom Capers, Gary Gibbs, Joe Judge, Mike Groh, Doug Nussmeier, Karl Dunbar y Derrick Ansley llevaron sus enseñanzas a cruzar la frontera del profesionalismo, hasta la NFL.
Incluso, entrenadores con amplia experiencia de NFL fueron a Alabama a ponerse a sus órdenes, en algún momento, como Lane Kiffin, Doug Marrone y Bill O'Brien.
No obstante, cómo sucede en el caso de los íconos. Original, solo hay uno. Al frente de Alabama, Saban compiló una marca de 31-3 en contra de ex asistentes suyos que ya eran head coaches en otras escuelas, nunca perdiendo más de una vez contra el mismo. Los únicos que lograron sacarle una victoria fueron Fisher, Smart y Sarkisian.
Bajo esa masiva sombra que proyectaba Saban sobre el resto de la NCAA, vieron y vivieron muchos nuevos aficionados sus primeros detellos del deporte colegial. Ver ganar a Saban al frente del Tide fue lo único que conocieron, porque fue lo único que parecía acontecer. Al mismo tiempo, ver a Alabama entre los cuatro finalistas anuales del College Football Playoff produjo una especie de fatiga para algunos; todos los años, el Tide estaba allí metido.
No importaba quién era el quarterback, si era un administrador de juego o un pasador de amenaza doble. Tampoco importaba si el corredor primario era de poder o de corte explosivo en campo abierto. Apostar a Alabama entre los contendientes al título siempre fue dinero seguro.
La revolución que experimenta el deporte colegial sugiere que no hay candidatos obvios para heredar la silla de Saban en Tuscaloosa. No puedo pensar en zapatos más grandes por llenar en la historia reciente de la NCAA.
La realidad es que puede pasar algún tiempo en que Alabama recupere la clase de presencia que tuvo con Saban, dependiendo de quién sea el próximo head coach, los asistentes que retenga, y el número de jugadores que dejen al Tide vía el portal de transferencias en los días próximos.
¿Quién hará lo que hizo Saban, por el tiempo que lo hizo Saban?
Muchos de los números que dejaba Saban lucían más que impresionantes, conforme los iba logrando. En la nueva era del fútbol americano colegial, el estándar ahora luce inalcanzable.