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¿Cuándo hay que decir "No más" con los quarterbacks de NFL?

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Resumen | Vikings 23-17 Jets | NFL | Semana 5 | Minnesota se alzó en Londres y mantuvo su marca perfecta (2:12)

Los líderes de la NFC Sur sobrevivieron a un intento de regreso de los Jets, con un Aaron Rodgers que sigue sin encontrar consistencia en el ataque neoyorquino. (2:12)

Browns, Jets y Raiders están obligados a reevaluar por qué siguen iniciando partidos con sus respectivos pasadores titulares


En algún momento, hay que decir basta, agachar la cabeza, y aceptar el error. Solo así, se puede seguir adelante.

Eso es lo que necesitan hacer los Cleveland Browns en la posición de quarterback, donde Deshaun Watson está convertido en uno de los peores jugadores --si no es que el peor-- en una liga que vive un momento realmente pobre para los mariscales de campo.

La apuesta estaba perdida desde el primer momento. Cleveland creyó que, a billetazos, iban a poder sacar a Watson de un hoyo muy, muy oscuro, y muy, muy profundo, en el plano personal y, por consiguiente, personal.

Múltiples problemas legales obligaron a los Houston Texans a desactivarlo por una temporada completa, la del 2021. Los Browns pactaron entonces un canje, aparentemente con los ojos cerrados y oídos tapados, entregando una recompensa astronómica por un pasador al que apostaron prácticamente todo. Incluso, prefirieron despedirse de un mariscal de campo elegido por ellos mismos primero global en el Draft 2018 de la NFL, Baker Mayfield.

Por si no fuera suficiente, apenas entró a la puerta y lo recibieron con un contrato de cinco temporadas con 230 millones totalmente garantizados, marca de la NFL.

Pero, los pases no se completan, ni se ganan las yardas, a billetazos. En su primera campaña, Watson jugó solo seis encuentros gracias a una suspensión de la liga que, todos sabían, vendría tarde o temprano. La única sorpresa fue que no duró más partidos. En esas primeras oportunidades, Watson lució desubicado, completando solo el 58.2 por ciento de sus envíos --su peor marca como profesional-- y con siete touchdowns contra cinco intercepciones para una foja de 3-3.

"Solo está oxidado", nos dijeron.

En el 2022, de nueva cuenta, solo pudo jugar seis encuentros, gracias a una lesión que puso fin anticipadamente a su campaña. Aunque logró una marca de 5-1 como titular, los números realmente no fueron mucho mejores. Igualó su promedio de 6.5 yardas por intento del año previo --nunca, en su tiempo con los Texans, promedió menos de 7.8-- y completó solo el 61.4 por ciento de sus envíos, de nueva cuenta, una cifra por debajo de lo que logró en cada uno de sus cuatro años en Houston.

"El 2023 será el bueno", nos dijeron. "El óxido de la suspensión y la lesión han quedado atrás".

El 2024 ha sido, por mucho, el peor año en la trayectoria de Watson. Luego de cinco partidos, ha completado el 60.2 por ciento de sus pases, con cinco touchdowns contra tres intercepciones, el 20.7 por ciento de sus pases imprecisos, y con una talentosa plantilla de Cleveland estancada en 1-4.

Seamos honestos, esto no va a ningún lado, por más que diga el head coach Kevin Stefanski que no Watson no va a la banca, como advirtió hablando con reporteros tras el descalabro de hoy.

Stefanski logró meter a estos Browns a la postemporada pasada empleando a un carrusel completo de quarterbacks. ¿Qué sería de los Browns con un pasador de media tabla en la NFL? Watson no cobra como un quarterback de media tabla en la NFL, y mucho menos juega como un quarterback de media tabla en la NFL. Entrando a la Semana 5, tenía el peor Total QBR de la liga.

Sabemos que la soberbia a veces puede más que la inteligencia, y los propietarios de los Browns --Jimmy y Dee Haslam-- ampliaron bastante su lista de detractores cuando contrataron a Watson en primer lugar. ¿Para qué seguir manteniéndolo en plantilla?

Seguro, el costo del error es astronómico. Es lo que sucede con cubetadas de dinero garantizado, como obsequiaron los Browns con Watson. No me malinterpreten, siempre estaré a favor de que los jugadores de la NFL firmen contratos con dinero real, no cifras infladas, y que maximicen su vida útil en la liga. Pero lo de Watson estaba destinado al fracaso desde el primer día.

El tiempo ha llegado para poner la ofensiva de Cleveland en manos de otro pasador. ¿Cuál? No lo sé. Jameis Winston, desde luego, no será una solución a largo plazo, pero quizás tenga lo suficiente para que este equipo pelee por un puesto de comodín. Lo cierto es que Cleveland necesita estar estudiando 24/7 los quarterbacks del próximo draft, porque Watson detrás del centro es una falta de respeto para la afición de los Browns.

Los Jets requieren otro piloto

Cleveland no está solo. Los New York Jets apostaron, también, todo a Aaron Rodgers, un cuatro veces Jugador Más Valioso de la NFL que alguna vez, hace casi década y media, condujo a un equipo a un Super Bowl.

Rodgers, como Watson, viene de una lesión seria. El caso de Rodgers fue más grave, incluso. Se rompió el tendón de Aquiles en la primera serie de su primer juego con el uniforme de los Jets, después de manipular a los Green Bay Packers para que lo traspasaran luego de múltiples recesos de campaña de confrontaciones contra la directiva.

Como en el caso de los Browns, los Jets también desenchufaron, con la llegada del veterano, un proyecto de un pasador de primera ronda, en su caso, Zach Wilson, elegido segundo global en el Draft 2021.

La realidad es que la situación de los Jets no es tan urgente que la de los Browns. Pero, no está lejos. Rodgers se maneja con una soberbia desbordante que le afecta dentro y fuera del campo de juego. Desde contradecir públicamente en cada ocasión que puede al head coach Robert Saleh, hasta arribar al campamento de entrenamiento con una playera mostrando un motivo egipcio --después de perderse en minicampamento obligatorio que claramente le hacía falta, por unas vacaciones a Egipto que se rehusó a cancelar--, hasta la arrogancia de creer que todavía puede completar todos los pases sin una mecánica decente de pase, plantando los pies para tirar, Rodgers ha perjudicado seriamente a unos Jets que están varados sin despegar, en 2-3.

A diferencia de los Browns, la división donde residen los Jets es mucho más vulnerable. Los Miami Dolphins están, también, en 2-3 jugando sin quarterback, y los New England Patriots van 1-4. Los líderes divisionales Buffalo Bills están parados sobre un decepcionante --para ellos-- 3-2.

Los Jets disfrutaron en el 2022 de uno de los mejores drafts en la historia reciente de la liga. Ahora, Rodgers podría estar desperdiciando una ventana inmejorable para que la franquicia trascienda en postemporada, aprovechando el bajo consto de los estelares Sauce Gardner, Breece Hall, Garrett Wilson y los demás.

Los Jets no son ningunos expertos en eso de reclutar pasadores en primera ronda, pero ¿realmente les iría mucho peor de lo que están mostrando ahora?

¿Quién va a salvar a los Raiders?

Acá, tampoco hay sorpresas. Se advirtió antes del inicio de la campaña que Las Vegas Raiders entraban a la temporada con, quizás, la peor situación de quarterback en toda la NFL. Hoy, nuevamente Gardner Minshew fue enviado a la banca por un Aidan O'Connell cuyo nivel de juego es --sí, créanlo-- todavía más pobre.

Las opciones no son geniales para los Raiders, quienes encima de todo están envueltos en la controversia porque Davante Adams no quiere ser más parte de la organización, según reportes múltiples. Las Vegas necesitará hallar, al mismo tiempo, a su próximo quarterback, y a su objetivo primordial.

El problema para los Raiders, y Jets, es que podrían no tener una selección de draft tan alta para competir por los quarterbacks más codiciados del próximo año con clubes como los New York Giants, Carolina Panthers o Browns, aparentemente. Y, después de la última conmoción a Tua Tagovailoa, los Dolphins podrían querer meterse a esa lista.