El tema de las conmociones cerebrales continúa despertando polémica alrededor de la liga, luego que un reporte señalara una disparidad alarmante entre las conmociones reportadas por los equipos del 2013 al 2015.
De acuerdo a un estudio realizado por STATNews.com, citando el reporte de lesiones de la NFL, las conmociones han aumentado cada año desde la aparición del protocolo, pasando de 5.4 a 9.5 conmociones por equipo del 2012 al 2013.
La NFL implementó un protocolo de conmociones durante la campaña del 2013, en donde se requiere que un médico independiente examine a los jugadores en el campo luego de recibir un golpe en la cabeza. El protocolo también dicta los pasos a seguir para el tratamiento de las conmociones.
De acuerdo a STATNews, los Cincinnati Bengals son el equipo que más conmociones han reportado en los últimos tres años con 41, en comparación a las 10 que han acusado los Miami Dolphins en el mismo periodo, generando acusaciones sobre los problemas de los equipos para detectar las conmociones e incluso ocultarlas.
Los números reportados por STAT contrastan con el promedio de la liga de 9.5 conmociones al año por equipo.
Previo al inicio de la Ronda de Comodines de los playoffs, sólo ha sido descartado por conmoción el ala cerrada de los Seattle Seahawks, Luke Willson. El guardia de Seattle, Justin Sweezy, está reportado como probable a pesar de perderse la Semana 17 por una lesión en la cabeza.
Esta semana, cuatro congresistas solicitaron información sobre el financiamiento de 30 millones de dólares de la NFL al National Institutes of Health, luego de un reporte de "Outside the Lines" en el que se informó que la liga retiraría su apoyo a un estudio ambicioso sobre el fútbol americano y las conmociones cerebrales.
Los legisladores señalan su preocupación de que la NFL tenga el "poder de veto" y otras influencias en la selección de los proyectos de investigación del NIH. Varias fuentes indicaron a "Outside the Lines" que la NFL decidió retirar su apoyo al proyecto por la preocupación acerca del investigador Robert Stern de la Universidad de Boston, quien ha criticado en repetidas ocasiones a la liga por su manejo en las conmociones cerebrales.
El ex apoyador de los San Francisco 49ers, Chris Borland, dijo que una consulta telefónica con Stern en marzo selló su decisión de retirarse después de su campaña de novato debido a las preocupaciones sobre las enfermedades cerebrales. Stern advirtió a Borland que ya podría tener daño cerebral pero también le advirtió que la ciencia aún estaba dando sus primeros pasos.
Sin embargo, un portavoz de la NFL definió el reporte como "impreciso" y dijo que la NIH controlaba todas las decisiones de financiamiento. Más tarde, una portavoz de la NIH dijo que la liga no tenía ninguna influencia.
No obstante, los documentos auditados de la fundación de la NIH describen la donación de la liga como una "contribución condicional" que permite a la NFL cancelar el financiamiento.
"Este problema es más grande que la NFL", declaró el Dr. Walter Koroshetz, director del instituto nacional de desorden neurológico de la NIH. "Estamos tratando de encontrar respuestas para la gente. Hay mucha gente preocupada allá afuera, sobre todo los papás de niños [que juegan este deporte]".
Del 2003 al 2009, la NFL publicó su propia investigación negando que los jugadores de fútbol americano tuvieran daño cerebral, gran parte de esa investigación fue desacreditada tiempo después. Pero desde entonces, al NFL ha donado decenas de millones de dólares a la investigación de las conmociones, permitiendo a la liga mantener un papel importante en un tema que afecta directamente su futuro.
El estudio encabezado por la Universidad de Boston involucra a 50 investigadores en 17 instituciones y cientos de ex jugadores de la NFL y NCAA que participarán como sujetos de estudio. El estudio busca detectar, definir y medir la progresión del CTE, que sólo puede ser diagnosticado después de la muerte y ha sido detectado en 87 ex jugadores de la NFL en los últimos 10 años.
Al final, una prueba para pacientes vivos podría significar un gran avance para responder una de las preguntas más fundamentales --y elusivas--: ¿qué porcentaje de jugadores es probable que sufran una enfermedad cerebral por jugar fútbol americano?
Información de Steve Fainaru y Mark Fainaru-Wada fue utilizada en la redacción de esta nota.