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Choque de alto contraste entre Baltimore y KC en Arrowhead

Dicen que una foto vale más que mil palabras. Vale mencionar que ese dicho lo sacaron antes de que existiera “Photoshop”. Tengo hijos jóvenes que ahora usan apps para conocer personas y me han dicho que la foto de la app no se parece nada a la realidad. Las estadísticas son como una foto. Te dan una idea de una situación, pero pueden ser manipuladas y seguido la imagen no va con la realidad.

Seguido recibo comentarios de fans que quieren probar un argumento basándose solamente en estadísticas. En la mayoría de los casos, no en todos, los números son irrelevantes. Por ejemplo, un quarterback puede tener un índice relativamente alto, pero si se analiza la realidad de su juego, podemos ver que un porcentaje alto de pases completos vienen de planes de juego simples, con pases de poco riesgo, y con toma de decisiones limitada. Otro ejemplo es un corredor que “promedia” cinco yardas por acarreo. Lo pudieron haber limitado en la mayoría de sus jugadas, o hasta pudo tener yardas negativas, pero un acarreo de 40 yardas infla su promedio.

Mientras los deportes se definan con marcadores que usan números, las estadísticas seguirán siendo parte del juego y fuente de polémica. En lo personal, prefiero argumentar y concluir con lo que veo en el terreno de juego y si es necesario, apoyar el argumento con ciertas estadísticas. Hay algunas que sigo de cerca. Estas son las más relevantes: conversiones en tercera oportunidad, eficacia dentro de la yarda 20 y diferencial de intercambios de balón. Otras pueden ser útiles, pero hay que saber interpretarlas. Para dejar este tema, un buen argumento es como un traje fino. El que lo porta se puede ver bien hasta con una playera debajo, pero se puede ver mejor con una camisa fina y una corbata que combinen bien.

Las estadísticas realzan un argumento, pero raramente son el argumento.

Dejemos el árido tema de los números para entrar en materia sobre la que en mi opinión ha sido la semana más emocionante de la temporada. Diez partidos fueron decididos por diferencia de una anotación.

En mis años mozos en Torreón, tenía un amigo que gustaba de la lucha libre. Buscaba que yo me interesara, pero en realidad nunca me atrajo esta actividad. Me trataba de convencer que lo acompañara a la arena diciéndome que en la siguiente cartelera habría duelo de “rudos contra técnicos”. Nunca fui, pero ese término quedó grabado indeleblemente en mi memoria.

Cuando vi el partido entre Kansas City y Baltimore, entendí lo que era “rudos contra técnicos”. Este fue un partido entre el estilo nuevo de la NFL de pasar sofisticadamente (los técnicos), contra el estilo chapado a la antigua de jugar bien a la defensiva y correr el balón (los rudos). Baltimore perdió en tiempo extra contra KC, pero puso la muestra de cómo derrotarlos. La defensiva de los Jefes, mientras esté fuera de acción Eric Berry, es sumamente vulnerable a equipos que corren con poder. Los Cuervos tuvieron éxito defendiendo a Patrick Mahomes cuando lo presionaron con varios jugadores llegándole de puntos diferentes. Mahomes es peligroso cuando tiene tiempo de diagnosticar defensivas. El elenco a su alrededor es de alto nivel y tarde o temprano uno va a quedar desmarcado.

Mahomes es LETAL, cuando deja la estructura de la jugada, usa su habilidad prodigiosa y su brazo y puntería privilegiados y empieza a improvisar. En la última serie ofensiva antes del final del partido, Baltimore lo confundió con cargas sofisticadas y con presión constante. Me sorprendió que en cuarta y 9, lo presionaran con sólo cuatro jugadores. Mahomes eludió la presión y convirtió un pase improbable con Tyreek Hill. La fórmula está definida. Ahora sólo falta tener una defensiva del nivel de la que tienen en Baltimore.

Todos somos humanos y cometemos errores. De hecho, yo cometo varios “a propósito” durante mis notas y mis transmisiones para ver si los fans están poniendo atención (no tengo acceso al emoji que guiñe el ojo, si no lo incrustaría). Bill Belichick también es humano. A él se le puede atribuir directamente la derrota de los Pats, o la victoria de los Delfines si así lo prefieren, en la última jugada del partido. Poner a Gronk de safety y dejar fuera a Devin McCourty, quizás el mejor jugador defensivo de Pats en una jugada crucial del partido, se podría calificar como un “lapsus brutus”.

Tom Brady es humano. Por lo menos tuvo la humildad para admitir que erró al final del primer tiempo al no estar consciente que no tenía ya tiempos por pedir. Stephen Gostkowski también es humano. El punto extra y gol de campo fallados pesaron al final del partido. Creo que sus días con Pats están contados. Con ese salario, no puede fallar puntos extras como lo hizo en el campeonato de la AFC contra Denver y en los dos últimos Super Bowls que jugaron. Esto no le resta mérito en lo absoluto a un equipo de Miami que nunca bajó la guardia.

Hace varias semanas escribí en este espacio que nunca he sido fan de Mike Tomlin. No es mal entrenador, pero su personalidad irreverente y su desdén por la disciplina se reflejan en el accionar de su equipo. Empezaron la temporada con dos derrotas y un empate en los primeros cuatro partidos. Ahora tienen una racha de tres derrotas y esperan la visita de unos Pats que también vienen de un descalabro. Tuvieron la oportunidad de empatar el partido al final, pero Chris Boswell, que está teniendo una temporada muy complicada, se resbaló en el intento de gol de campo que habría mandado el partido a tiempo extra. No es tanto el fallo de Boswell, sino que Pittsburgh haya estado en esa posición al final del partido ante un equipo al que superan infinitamente en calidad de talento.

Todos los equipos tienen días malos, pero Pittsburgh lleva tres al hilo contra equipos de la división Oeste. Sólo los Cargadores tienen un plantel de primer nivel. Ni Denver ni Oakland tienen la calidad de talento para competir con el trabuco que es Pittsburgh. La familia Rooney no gusta de tomar decisiones precipitadas. Todavía quedan tres partidos y los Acereros TODAVIA son líderes de su división, digo todavía porque enfrentan a Pats y luego a New Orleans. Cincinnati está de capa caída como de costumbre, pero siempre se subliman cuando enfrentan a Pittsburgh.

Asumo que la Semana 14 fue agridulce para los fans de Oakland. Debe ser siempre una gran satisfacción vencer a Pittsburgh, y me remonto a los duelos épicos que estos equipos tuvieron en la década de los 70s. En el mismo día que ganaron, vieron a Khalik Mack dominar defensivamente contra los Carneros, y a Amari Cooper superar 200 yardas por pase y anotar tres touchdowns contra Philadelphia. Recibieron TRES selecciones de primera ronda por estos dos jugadores. Los fans esperan que estas selecciones traigan jugadores que se acerquen al nivel de estos dos. Oakland no tenía el presupuesto para extender a ambos, por eso tuvieron que conseguir algo por ellos en lugar de verlos emigrar en la agencia libre.

Este fin de semana despidieron también a Reggie McKenzie, el gerente general que seleccionó a estos dos tremendos jugadores. Es buena señal que Raiders ha sido un equipo que ha luchado duro en cada uno de sus partidos a pesar de estar en desventaja de talento. Jon Gruden, y la directiva del equipo, tendrán que capitalizar y hacer valer estas selecciones y justificar estas decisiones a sus fans.

Finalmente, fue una semana dura para los árbitros. Es probable que dos decisiones tengan un impacto en la posible calificación o eliminación de Philadelphia y/o Minnesota. Si no vieron la jugada del kickoff inicial entre las Aguilas y los Vaqueros, revísenlo. Hubo un balón suelto, recuperado por Philly, que los árbitros extrañamente anularon alegando que “no fue claro quién recuperó el balón”. Para mí, fue más claro que el tequila cristalino que le gusta a John Sutcliffe. Philadelphia habría tenido excelente posición de terreno y, por lo menos, habrían tenido un intento de gol de campo asequible.

Luego tuvimos el bloqueo de gol de campo de Bobby Wagner. Un árbitro lanzó un pañuelo que luego fue levantado. Wagner tuvo contacto claro con dos de sus compañeros, pero NO los usó para impulsarse. Revisé la regla y está redactada de una forma ambigua. Dice que no está permitido que un jugador haga contacto con compañero, o rival, para elevarse mientras busca bloquear el intento. De ser así, la regla debería de eliminar ese lenguaje y decir simplemente que el jugador no debe tocar a un compañero o a un rival cuando salta sobre la línea, o busca penetrar por un hueco. Wagner buscó balancearse, no elevarse, al apoyarse en sus compañeros. De haberse cobrado el castigo, Minnesota habría tenido primero y diez, profundo en territorio de Seattle, perdiendo 0-6, y cerca del final del partido. No sé si habrían anotado touchdown, pero dudo que su hubieran ido en blanco.

Es Seattle, en donde cosas extrañas suceden en el "Monday Night Football".

Sin más, ¡rumbo a Atlanta!