Uno de los muchos refranes que le escuché decir a Bill Parcells en los cinco años que fue mi entrenador en jefe, fue, "Los equipos no permanecen en el mismo nivel: mejoran o empeoran, y depende del esfuerzo y dedicación de jugadores y entrenadores decidir qué dirección siguen".
Una división no se gana en el mes de septiembre, pero siempre es mejor empezar con margen de error que jugar con la soga al cuello el resto del año.
Dos equipos que calificaron a playoffs en 2018, LAC y Philadelphia, tienen marca de 1-2; otro, Pittsburgh, para muchos favorito en la división Norte de la AFC, va 0-3. La situación es más complicada con Ben Roethlisberger fuera el resto del año. Antes de la lesión de Big Ben, era evidente que varios factores no estaban funcionando bien, en particular el desempeño de la línea ofensiva. El ataque terrestre ha brillado por su ausencia. Contra San Francisco, en un partido que su pudieron haber robado, un balón suelto de James Conner al 5:36 del último cuarto cuando ganaban 20-17, le abrió la puerta a los 49s para remontar y ganar el partido.
La temporada pasada, Pittsburgh fue un equipo netamente pasador, pero cuando necesitaban correr, lo hacían con eficiencia. Tanto James Conner como Jaylen Samuels tuvieron un promedio de casi 5 yardas por acarreo. Esta temporada no han podido establecer el ataque terrestre y su defensiva, a pesar de que han forzado siete robos de balón, está entre las peores de la liga. Mike Tomlin nunca ha tenido un reto tan grande en su gestión al mando de los Acereros. A pesar del hoyo en el que se encuentran, no han jugado todavía un partido dentro de su división. Tienen el primero el domingo en casa contra Cincinnati. Mason Rudolph tuvo un comienzo insípido en la primera mitad del partido, pero tuvo algunos momentos buenos. Necesita el apoyo del resto del equipo, porque todavía no está listo para echarse el equipo a los hombros y ganar él los partidos.
Philadelphia lleva dos derrotas consecutivas en juegos en los que tuvo la última ofensiva del partido para ganar. Carson Wentz ha luchado duro y ha expuesto el físico a tal grado que temo no vuelva a terminar la temporada, pero ese es su estilo y es de los que se "mueren en la raya". Su grupo de receptores le ha quedado mal. Han tenido la oportunidad de ganar, o por lo menos empatar, los dos partidos que perdieron en el último cuarto. Contra Atlanta, Nelson Agholor dejó caer un pase de touchdown. Contra Detroit, no pudo conducir una ofensiva que redituara 15 yardas para poder intentar el gol de campo del empate. Pesan mucho las bajas de DeSean Jackson y Alshon Jefferey, pero todos los equipos sufren lesiones. Aquellos que han tenido la oportunidad de jugar no la han aprovechado en particular J.J. Areceaga-Whiteside y Mack Hollins. En conjunto, jugadores de Philadelphia han soltado cuatro pases en el último cuarto. El resto de los jugadores elegibles de la NFL, corredores, alas cerradas y receptores, han soltado un total de siete.
Otro equipo con expectativas altas y que ha perdido juegos cerrados es el de los Cargadores de Los Angeles. Su comienzo de temporada ha sido duro contra equipos que están jugando bien esta temporada: Indianapolis, Detroit y Houston. Contra Indy pudieron perder de haber convertido Adam Vinatieri un punto extra o uno de dos goles de campo que falló. Contra Detroit, Austin Ekeler tuvo un balón suelto en la yarda 1 en el tercer cuarto ganando 10-6. Al final perdieron 10-13. El domingo pasado frente a Houston, Philip Rivers estuvo bajo un asedio constante sufriendo cinco capturas y doce golpes. Son un equipo con filosofía de pasar. Ken Whisenhunt es el coordinador ofensivo. Han corrido bien cuando lo han intentado, pero esa no es su filosofía a pesar de que la protección sobre Rivers no ha sido buena. En unas semanas recuperarán a Derwin James, pero perdieron Adrian Phillips el resto de la temporada.
Ningún equipo llegó a la temporada 2019 con mayores expectativas que Cleveland, no sólo para ganar su división, sino para llegar también al Super Bowl. Es muy difícil para un entrenador en jefe empezar con un equipo y llegar a la final en su primer año. El último ejemplo fue Gary Kubiak con Denver en 2015, pero ya había sido head coach en Houston. Freddy Kitchens nunca había sido head coach en su vida. Le dieron el puesto por la relación personal que tenía con Baker Mayfield y por el desempeño de la ofensiva cuando fue promovido de coach de quarterbacks a coordinador ofensivo después de la semana ocho. Terminaron 5-3, y Baker impuso marca de pases de touchown para un novato en 2018.
No es lo mismo crear planes ofensivos de juego y mandar jugadas, que estar al frente de un equipo. El domingo por la noche contra LAR, fue evidente que le queda grande el saco de head coach. La decisión de jugársela en cuarta y 9, faltando todavía poco más de nueve minutos en el partido y mandando un acarreo, fue sorprendente y mala. Más tarde, su equipo no pudo anotar en cuatro jugadas desde la yarda 4, intentando cuatro pases. No estuve en desacuerdo con lanzar las cuatro jugadas. En ese tipo de situaciones un equipo debe recurrir a lo que hace mejor, y en el caso de Cleveland era pasar. No son un equipo que corre con poder y tampoco se destacan en situaciones de corto yardaje. Fue la ejecución y el tipo de jugadas que emplearon lo que dejó mucho que desear y esa es la responsabilidad de Kitchens. Sí, tiene un coordinador ofensivo en Todd Monken pero es ÉL, quien escoge y manda las jugadas.
También hemos tenido sorpresas positivas.
San Francisco tiene marca 3-0, contra equipos que tienen marca 1-8. Algunos menosprecian ese logro, pero en la NFL es MUY DIFÍCIL ganar. En sus primeros dos años Kyle Shanahan y los 49s empezaron 0-9 y 1-8. Lo están haciendo con una defensiva que es la N° 2 en yardas y la N° 9 en puntos a pesar de que su ofensiva ha entregado ocho balones. La ofensiva es la especialidad de Shanahan, pero Garoppolo, aunque ha mostrado cosas buenas, ha sido responsable de cinco de esas ocho entregas. Si mejora en este departamento y empieza a proteger mejor el balón, este podría ser el equipo sorpresa de la NFL.
Si Garoppolo controla sus errores y no pierde los partidos por malas decisiones, tendrían la combinación de una defensiva intimidante, un ataque terrestre sólido que podría mejorar y una ofensiva que anotaría lo suficiente para ganar.
No estoy muy convencido todavía de Buffalo, pero tienen la oportunidad de probar que pertenecen en la élite de contendientes de la AFC esta semana cuando reciban a los Pats. Me gusta usar estadísticas para apoyar argumentos, pero en repetidas ocasiones he dicho y escrito, que las estadísticas pueden engañar. El ranking de Buffalo como la ofensiva N° 8 de la NFL en yardas totales es un ejemplo. No han podido capitalizar oportunidades debido a un juego aéreo que ha sido inconsistente. La defensiva podría terminar siendo una de las mejores de la NFL si evitan lesiones y continúan desarrollando. Una señal positiva fue la última serie ofensiva que terminó decidiendo el partido. Fueron siete jugadas para 78 yardas en las que Josh Allen asumió el control de una situación que se había tornado complicada y los llevó al touchdown de la victoria.
Detroit es de los equipos que permanecen invictos. Después de perder una ventaja de 24-9 faltando once minutos en un partido que terminaron empatando con Arizona, sorprendieron a LAC y Philadelphia como mencioné hace unos momentos. No han sido un equipo que haya impuesto condiciones en ninguno de sus partidos, pero las dos últimas semanas, contra equipos en teoría superiores a ellos, han encontrado la manera de ganar juegos muy apretados. Ganar, al igual que lo es perder, es una costumbre que los equipos contendientes desarrollan. Esta semana su calendario sigue siendo difícil ya que recibirán a Pat Mahomes y los Jefes de Kansas City.
Los equipos que mejor han jugado en la NFC han sido Dallas y Green Bay que se enfrentarán en la Semana 5. De Dallas se esperaba este comienzo debido al talento en el equipo, y al calendario tan accesible para iniciar la temporada. Los tendremos el domingo en SNF contra New Orleans sin Drew Brees. Tenía dudas sobre Green Bay antes de que iniciara la temporada, porque nunca se sabe cómo reaccionará un equipo a un entrenador en jefe nuevo, inexperto y joven. Matt LaFleur ha tenido choques con Aaron Rodgers quien parece haber reconocido que el sistema Shanahan (Mike), que tiene sus restricciones y limita las improvisaciones de su quarterback, es más eficiente que el que tenía antes con Mike McCarthy.
Vemos a unos Empacadores que han encontrado un balance casi perfecto entre acarreos (78) y pases lanzados (93). Con McCarthy lanzaban el 67 por ciento de sus jugadas y Rodgers seguido era si no capturado, sí muy golpeado. LaFleur ha mantenido la fe en su ataque terrestre a pesar de que no ha sido tan prolífico como podría ser, pero Rodgers. Tienen solamente siete touchdowns, tres por acarreo y cuatro por pase, pero están 3-0, gracias principalmente a una defensiva que ha dominado. El arribo de Za'Darius Smith y Preston Smith en la agencia libre está rindiendo dividendos.
Fue un deleite haber visto parte del juego, debido a que estoy en SNF no tengo la oportunidad de ver los juegos con calma y detenimiento, entre Baltimore y Kansas City. Me tocó estar en la narración del último partido de la temporada 2018 que tuvo Baltimore frente a LAC en donde Lamar Jackson se vio totalmente perdido en el juego aéreo tomando malas decisiones y lanzando pases imprecisos. John Harbaugh decidió dejarlo en el partido a pesar de tener disponible a Joe Flacco. Esa confianza en Jackson está dando resultados esta temporada. La manera como mejoró es sorprendente. Francamente no esperaba que estuviera pasando como lo está haciendo este año.
Siguen siendo un equipo cuya filosofía es ganar corriendo y con una defensiva ruda. Son la ofensiva °1 en la NFL en yardas totales. Permitieron 452 yardas y 33 puntos a Kansas City, pero la ofensiva de Kansas City es algo fuera de serie. Lástima que los cambios de sistema y jugadores a la defensiva no estén dando los resultados esperados. Los Jefes, junto con los Pats, son los dos mejores equipos de la AFC. Ambos tienen quarterbacks de talento trascendental. La diferencia entre ambos es el nivel de las defensivas.
Daniel Jones debutó con el pie derecho con los NYG. Era un cambio que llegaría tarde o temprano. Tuvo jugadas que Eli Manning, y en ese caso ni Tom Brady, Philip Rivers, Matt Stafford y muchos otros quarterbacks, no habrían podido ejecutar debido a sus facultades atléticas. También mostró aplomo, precisión y tomó buenas decisiones. Repito, que no hemos visto el final de Eli en la NFL, pero con otro equipo. Será raro ver al jugador con más partidos con Gigantes portar otra camiseta, pero igual vimos a Joe Montana en Kansas City y a Emmitt Smith en Arizona, por citar sólo dos ejemplos.
Finalmente, el huracán Antonio (Brown) sigue causando estragos en su recorrido. Dejó a Pittsburgh con 21.12 millones de dólares en dinero muerto para 2019; a Oakland, después de haber causado distracciones por las quemaduras en los pies y el casco prohibido, le costó una selección de tercera y otra de quinta ronda; a los Patriotas les podría costar 5.5 millones de dólares este año y 4.5 millones el siguiente; para cerrar con broche de oro, insultó públicamente a Robert Kraft, Shannon Sharpe y Ben Roethlisberger antes de declarar que ya nunca más jugaría en la NFL. A pesar de todo, habrá algún equipo que le de otra oportunidad, y él, que necesita ser el foco de atención, la aceptará.
Es una lástima que un jugador con ese talento tan especial no sepa cómo comportarse. De proponérselo, podría terminar como el mejor receptor de todos los tiempos. Aunque su talento sea mayor que el de Jerry Rice, la diferencia la marca la actitud, la dedicación y la disciplina. Bien dicen que el talento fijo el piso, pero la actitud, temperamento y disciplina establecen el techo, no sólo de un deportista, sino de toda persona.
Hasta la próxima semana.