Quizás el reto más grande para un equipo de la NFL es mostrar consistencia cada partido. Significa enfrentar los retos que presente una temporada tan larga manteniendo un nivel de competencia alto. Es prácticamente imposible jugar al máximo nivel semana tras semana. Hay factores físicos, mentales y personales con los que tienen que lidiar jugadores y entrenadores, pero aquellos que llegan a un nivel alto saben cómo manejar estas vicisitudes y ajustar a las circunstancias.
Entre los equipos más consistentes, uno que ha mostrado gran resiliencia en los últimos años es New Orleans. En años consecutivos fueron eliminados de postemporada de manera dramática: en el 2017 por "El Milagro de Minneapolis", y en el 2018 por una interferencia no marcada.
En este momento quiero hacer un paréntesis para indicar que no creo que errores de los árbitros, o decisiones favorables o desfavorables, decidan partidos. En ningún equipo en los que jugué hubo algún entrenador que culpara a los árbitros por una derrota. La consigna era "no dejar el resultado del partido en manos de los árbitros".
Una jugada ciertamente influye un partido, pero no lo decide. Un juego se gana o se pierde por las decisiones tomadas por los entrenadores y por la manera de ejecutar en el campo de juego. Tomando el ejemplo de la Final de Conferencia entre los Carneros de Los Angeles y New Orleans, se puede presentar un argumento indicando que la selección de jugadas de Sean Payton antes del momento controversial pesaron más que la interferencia no marcada. Aún como se dieron las cosas, New Orleans tuvo en sus manos cerrar ese juego y no lo pudo hacer.
En el Milagro de Minneapolis fue un error del safety Marcus Williams el que permitió el touchdown de la victoria de Stefon Diggs. Nadie mejor que Sean Payton sabe que tuvieron el control de esos partidos en sus manos y los dejaron ir. Pero como dice un dicho: "Lo que no te mata te hace más fuerte". El núcleo principal de jugadores que se quedaron en la orilla los dos años anteriores es parte de la versión 2019. La fortaleza mental que han mostrado en las últimas semanas es digna de ser emulada como ejemplo de como un equipo, o una organización, puede salir adelante cuando sufre fracasos dolorosos.
El último ejemplo fue la semana pasada cuando enfrentaron a Chicago, un equipo que cuenta con una de las defensivas más feroces de la NFL, sin Drew Brees ni Alvin Kamara, por mucho sus dos mejores jugadores a la ofensiva, y sin Jared Cook.
El plan de juego no fue complicado. Consistió en dominar la línea de golpeo en ambos lados del balón y doblegar mentalmente al rival. Los Santos fueron superiores en ofensiva, defensiva y equipos especiales. El marcador final no refleja lo que pasó en el partido. Muchas veces los analistas queremos hacer las cosas más complicadas de lo que son. En el fútbol americano, si dominas en la línea vas a ganar muchos más partidos de los que vas a perder, tan simple como eso.
La línea ofensiva de los Santos podría ser la mejor de la NFL en este momento. Cuentan con dos jugadores seleccionados en primera ronda, uno en segunda y dos en tercera. Todos los titulares de la línea defensiva fueron seleccionados en primeras rondas. Eso sólo tiene significado si juegan a ese nivel y vaya que lo están haciendo. Este es un equipo con talento que tiene una fortaleza mental forjada con reveses y frustraciones superadas y un grupo de líderes que ha sabido integrar a jóvenes y veteranos.
Seguramente habrá otros momentos complicados el resto de la temporada y no jueguen cada partido a su máximo nivel, pero estoy seguro que mantendrán un esfuerzo alto y limitarán los errores mentales, dos de los factores esenciales en los equipos ganadores.
Hay otros equipos que han mostrado consistencia. Insisto, tener consistencia no es jugar cada semana al más alto nivel. Eso nunca lo he visto. Tener consistencia es pelear hasta el final y no regalar los partidos.
El mejor ejemplo de consistencia lo dan los Patriotas de New England. La intensidad que muestran semana tras semana, sin importar el nivel de su rival, es admirable. En los equipos de Bill Belichick nunca han existido las excusas. Aun cuando ha faltado el mismo Tom Brady, han mantenido un nivel competitivo alto. Esta temporada perdieron en la línea ofensiva a su centro y tackle izquierdo, también a un fullback que era clave en el esquema y han jugado con un grupo de receptores que incluye nombres como Gunner Olszeweski, Jakobi Meyers, Matt LaCosse y Ryan Izzo. El ala cerrada titular es Ben Watson, que se había retirado de la NFL, regresó, fue suspendido, cortado y vuelto a firmar. Hace unos momentos llegó la noticia de que hicieron un canje por Mohamed Sanu. En un par de semanas regresará N’Keal Harry y en cuatro James Devlin. Estos son los momentos “difíciles” para Pats, pero con la mejor defensiva de la NFL, una que lleva ya 18 intercepciones, los han podido sobrellevar.
Un equipo a seguir el resto de la temporada es Buffalo. No han enfrentado a equipos de gran nivel, pero le dieron muchos problemas a la ofensiva de New England y frustraron a Brady que tuvo uno de los peores partidos de su carrera en la semana cuatro. Tienen una situación similar a la de San Francisco en la que se apoyan en una excelente defensiva, buscan establecer el ataque terrestre y trata de minimizar errores a la ofensiva.
Siendo el tema de esta nota la consistencia, Josh Allen necesita desarrollarla. Ha tenido buenos partidos y otros en los que ha cometido errores no forzados. En su ímpetu por competir ha tratado de extender jugadas con consecuencias negativas que incluyeron una conmoción. Es parte del proceso de maduración. Debe aprender que el perder una batalla no significa perder la guerra. Al igual que Jimmy Garoppolo en San Francisco, no cuenta con grandes receptores y ese factor podría ser decisivo contra equipos contendientes. Buffalo no tiene un calendario muy complicado el resto del año y en una Conferencia Americana en la que además de los Pats, ningún otro equipo ha sido consistente, tienen excelentes posibilidades de calificar.
Dos equipos en camino por lograr la consistencia son Indianapolis y Green Bay.
El año pasado mi candidato a entrenador del año fue Frank Reich. Matt Nagy fue el designado, pero Reich hizo méritos para haber ganado. Su equipo empezó 1-5, y en los infames "Power Rankings" ocuparon el lugar N° 32. Cerraron con marca de 10-2. Avanzaron a playoffs para ser eliminados por Kansas City. Vengaron esa derrota hace un par de semanas en un partido en el que dominaron por tierra a la defensiva de los Jefes.
Contra Houston, una de las defensivas de pase más vulnerables de la NFL Jacoby Brissett lanzó cuatro pases de touchdown. Están siguiendo la pauta de Belichick de cambiar el plan ofensivo para explotar una debilidad del rival. Contra Raiders fueron dominados por una ofensiva terrestre de buen nivel y cometieron errores poco comunes. No contaron con su mejor defensivo en Darius Leonard, ni con Malik Hooker y T.Y. Hilton. Leonard y Hilton jugaron contra Houston y tuvieron impacto. Se perfilan como un equipo que va a ir mejorando semana tras semana.
Green Bay ha buscado la manera de ganar sus partidos durante un proceso de maduración. Matt LaFleur es un entrenador novato y está aprendiendo sobre la marcha. Ayuda tener al quarterback más talentoso de la NFL. En las primeras semanas la defensiva los sacó adelante, pero las Águilas de Philadelphia expusieron una debilidad en la defensiva terrestre que les podría costar en el futuro. En ese juego, Aaron Rodgers lanzó una intercepción y perdió un balón suelto. Rodgers regresó al nivel acostumbrado contra Raiders, lanzando cinco pases de touchdown y anotando otro por tierra. La relación entre LaFleur y Rodgers es trabajo en etapa de desarrollo.
Finalmente, los comentarios de jugadores, en particular los quarterbacks, revelan cual es la situación que vive un equipo. Mitch Trubisky, en la rueda de prensa después de la derrota aplastante contra New Orleans, declaró que la ofensiva de Chicago no tenía identidad. Eso nos ha quedado claro a todos, pero no es necesario mencionarlo públicamente. Otro detalle pequeño que hacen bien los Pats es que nunca dan declaraciones que puedan perjudicar de alguna manera al equipo. El comentario de Trubisky podría dividir a un equipo que en este momento pasa por una etapa de crisis.
En el "Monday Night Football" contra Pats, Sam Darnold portaba un micrófono que grababa sus conversaciones y comentarios. Lo que escuchamos debe alarmar a los fans de Jets. Después de una de sus intercepciones, escuchamos a Sam decir que "estaba viendo fantasmas". En otra, se captó una conversación con Adam Gase en la que le trataba de dar confianza. La confianza se gana durante la semana con la preparación de video, análisis del rival y ejecución durante las prácticas. Darnold estaba abrumado y totalmente perdido mentalmente. Los Jets no tenían ninguna esperanza para repuntar en el segundo tiempo. Sam Darnold tiene que aprender de esta experiencia y superar esta situación personal de baja confianza.
Hasta la próxima.