Ser miembro de un equipo de fútbol americano es como pertenecer a una hermandad. No sólo me refiero al nivel profesional, sino también al colegial y de preparatoria. La temporada empieza mucho antes que los juegos. Eres parte de un programa de acondicionamiento físico, tienes prácticas de primavera. En el verano entrenas sin supervisión con tus compañeros antes de reportarte a la pretemporada. Durante la temporada sufres y gozas juntos porque cada partido es una aventura y un gran reto. Las relaciones que se forjan son para toda la vida.
Durante ese tiempo te exiges física y mentalmente, te motivas y motivas al grupo, y lo más importante, empiezas a conocer más a fondo a tus compañeros. El tiempo que pasas junto es preciado, pero es finito. Por eso, una derrota en playoffs es tan difícil de asimilar. Cada año llega a su final, pero en postemporada empiezas con la ilusión de lograr la meta fijada, que es ganar el campeonato. Es menos complicado aceptar la derrota si tu rival fue claramente mejor. Perder sabiendo que estuviste en la posición de ganar es un trago muy amargo que nunca vas a olvidar. Es más duro aún si sabes que durante el último partido fallaste de alguna manera. Algunos tienen la oportunidad de redimirse, otros viven el resto de su vida con ese recuerdo. Despedirte de tus compañeros el día después de haber perdido es duro porque sabes es posible no volver a ver a muchos, y sabes que el equipo del siguiente año, si tienes la suerte de regresar, será muy diferente.
A esta ronda de comodines no le faltó drama. Buffalo demostró que es un equipo al alza, pero que todavía le falta. Tennessee dominó físicamente, al igual que lo hizo Minnesota. Philadelphia, con muchos jugadores ausentes y sufriendo la baja de su quarterback temprano en el primer tiempo, cayó con la cara al cielo.
Aquí repasamos lo más importante que nos dejó el fin de semana:
Buffalo vs Houston
Una de las frases que nos repetía Bill Parcells una y otra vez es “no relajarse en ningún momento, porque esa jugada puede ser la clave del partido”. Houston perdía 0-13, en el tercer cuarto, cuando J.J. Watt, quien regresaba inesperadamente de una lesión muy seria, capturó a Josh Allen. Era el momento en que los Bills amenazaban con cerrar el partido. Faltaban 6:46 en el tercer cuarto y de anotar touchdown, la ventaja de Buffalo seria 20-0. Forzaron el gol de campo y a partir de entonces dominaron el partido.
El cierre de este juego me recordó el del Super Bowl LIII cuando New England ganaba por siete puntos y tenía cuarta y 1 desde la yarda 24. Tenían la opción de jugársela, despejar, o intentar un gol de campo. Optaron por la última y Stephen Gostkowski, convirtió de 41 yardas.
Bill O’Brien tuvo una situación similar, pero el gol de campo habría sido de 48 yds. O’Brien optó por el primero y 10, que habría liquidado el partido y no lo lograron y le dieron el balón a Josh Allen en la yarda 30. Allen procedió a mover a su equipo y conseguir un gol de campo que los llevó a tiempo extra.
Entiendo la decisión de O’Brien: el gol de campo era arriesgado porque Kaimi Fairbarin ha sido inconsistente esta temporada. Me preocupa que Houston no haya podido conseguir una yarda en esa situación. Respecto a Allen, demostró que la postemporada no lo intimida en lo absoluto. Al contrario, compitió al máximo aunque en ocasiones irresponsablemente. Aprendió más de este juego que de todos los demás en los que ha participado en temporada regular. Sabrá que tiene que jugar con más aplomo y madurez, y no pensar que cada jugada es la última jugada del partido.
Respecto a Houston, tendrán que dar un partido mucho mejor al que dieron. Este Kansas City no es el mismo equipo que vencieron en la Semana 6 y tienen más experiencia de playoffs que la que tuvo Buffalo.
Tennessee vs New England
Mike Vrabel es un head coach chapado a la antigua. Es discípulo de Bill Belichick y cerca del final del último cuarto lo vimos tomar decisiones dignas de su maestro manejando el reloj del partido. Le gusta el juego de poder, tanto a la defensiva como a la ofensiva.
Tennessee ganó este partido justamente cuando dominaron la línea de golpeo ofensiva y defensivamente. Derrick Henry fue una pesadilla en el primer tiempo con 14 acarreos para 106 yardas. Lo contuvieron un poco en el segundo, pero Tennessee no abandonó su plan de juego. La defensiva de Pats ajustó, pero no fue suficiente. Sufrieron dos lesiones durante el partido que fueron de impacto, en particular la de Patrick Chung que salió en el primer cuarto. Su ausencia se sintió cuando Ryan Tannehill, a quien limitaron con sólo 15 intentos de pase, completó uno magistral con Anthony Firkser para asegurar el partido.
Tom Brady luchó, pero no tuvo opciones a la ofensiva. De los 20 pases que completó sólo siete fueron a sus receptores. Al final, cuando necesitaban una serie ofensiva que los pusiera en posición de intentar un gol de campo, Julian Edelman soltó un pase que les habría dado una primera oportunidad.
¿Fue el último partido de Brady con Pats? No lo creo así. Dudo que Robert Kraft deje que Brady salga en agencia libre. Todavía veo el espíritu competitivo de Tom. No veo el decline físico que otros mencionan. Lo veo completar TODOS los pases que tiene que lanzar. Recuerdo a los 43, los años tendrá Brady la siguiente temporada, el problema no era la falta de fuerza ni de elasticidad. El problema era el tiempo que tomaba recuperarse de cada práctica y cada juego. Con los métodos que existen ahora este aspecto es menos complicado.
A Brady le faltaron opciones ofensivas. Todavía cuestiono la selección de N’Keal Harry en primera tomando en cuenta que DK Metcalf, A.J. Brown, Deebo Samuel y Diontae Johnson fueron seleccionados después que él y fueron altamente productivos. Jacob Hollister, canjeado por los Pats en abril, ha sido un jugador muy importante en la ofensiva de Seattle. No descarten todavía a Brady ni a los Pats.
Minnesota vs New Orleans
Sin duda fue la sorpresa de la semana. Desde el primer cuarto era notoria la superioridad física de Minnesota en ambos lados de la línea. Danielle Hunter y Everson Griffin, entre los dos, tuvieron tres capturas y seis golpes a Drew Brees. El último de Hunter resultó en un balón suelto en la yarda 20 de Minnesota cuando New Orleans buscaba asumir el control del partido.
Los Santos pudieron empatar al final, pero la superioridad física de la ofensiva de los Vikingos fue la diferencia. Minnesota es otro equipo con Dalvin Cook en el terreno de juego, pero al final, fueron dos pases excelsos en tiempo extra del malogrado Kirk Cousins los que marcaron la diferencia. El primero en finta y pase de 40 yardas a Adam Thielen, quien también marca diferencia, y el segundo, el pase de touchdown a Kyle Rudolph.
Drew Brees no tuvo su mejor partido, a pesar de que sus estadísticas finales fueron respetables. Cometió el error de soltar el balón cuando buscaban anotar. Lo noté cansado, quizás más mentalmente que físicamente. No era el mismo jugador. El equipo respondió mejor las veces que Taysom Hill se alineó como quarterback.
A diferencia de Brady, pienso que este fue el último partido de Brees en la NFL. New Orleans tiene opciones en la posición de quarterback, New England no. Brees jugó bien en el cierre de temporada, pero fue resultado de haber “descansado” cinco semanas debido a su lesión en el pulgar. No veo a Brees con la energía y determinación de Brady y creo que se retira.
Seattle vs Philadelphia
Fue el partido entre los dos equipos más disminuidos por lesiones en la postemporada. Seattle ganó, pero estuvo muy lejos de convencer ante un rival como Philadelphia que estuvo cerca de sacarse el partido de la manga.
Josh McCown compitió cuando entró de relevo por Carson Wentz, pero no presentaba una gran amenaza para la defensiva de Seattle. Russell Wilson se echó el equipo al hombro y fue responsable de 370 de las 382 yardas ofensivas que tuvieron.
Doug Pederson buscó atacar con Miles Sanders, Boston Scott y Dallas Goedert, pero no fue suficiente. La defensiva de las Águilas luchó y le dio una oportunidad al equipo, pero al final no les alcanzó con las limitaciones ofensivas que tienen.
Seattle avanza gracias a Wilson, y a DK Metkalf que es con mucho su mejor opción ofensiva. El ataque terrestre es limitado. Marshawn Lynch tiene destellos de vez en cuando, pero no marca diferencia. Travis Homer no es un jugador para llegar lejos en playoffs, pero todavía tienen a DangerRuss Wilson y eso los hace peligrosos.
Respecto a Philadelphia, espero que Carson Wentz desarrolle un juego que muestre balance entre sus deseos de competir y lograr la última yarda, y la prudencia de saber cuando hay que lanzar un pase incompleto, y estar listo para la siguiente jugada. No duró mucho, pero Wentz estuvo por primera vez en postemporada, y como fue el caso de Josh Allen, le va a ayudar en su desarrollo.
Dejando atrás la Ronda de Comodines, el lunes se anunció que Mike McCarthy había firmado como entrenador en jefe de los Vaqueros de Dallas. Mi compañero Carlos “Tapa” Nava escribió una excelente nota en donde profundiza sobre los pros y los contras de la contratación.
De primera instancia me gustó la decisión. McCarthy tuvo un gestado exitoso en Green Bay, aunque su último año, 2018, no fue bueno. Tenía diferencias con Aaron Rodgers y fue despedido en la Semana 10. Algo similar sucedió con Andy Reid en Philadelphia. McCarthy se tomó un año sabático que, de acuerdo a él, le permitió descansar y analizar a varios equipos, sistemas y entrenadores de la NFL. Queda por ver si habrá algo nuevo que incorpore a su sistema.
Siempre se le ha reconocido como un excelente coordinador ofensivo. Su historia ratifica este dato. Quizás deficiencias en defensiva y equipos especiales le costó llegar a otro Super Bowl. Tuvieron la defensiva N° 1 en puntos en 2010, año en que fueron campeones, pero poco a poco, el desarrollo de las ofensivas rivales dejó atrás a Dom Capers, quien fue su coordinador hasta 2017.
La responsabilidad mayor de un head coach es tomar decisiones, y las más importantes se dan cuando forma su grupo de trabajo. McCarthy seguramente mandará jugadas durante los partidos, pero contratará a un coordinador ofensivo que le ayude a estructurar planes de juego y organizar las prácticas durante la semana. McCarthy delega la defensiva a su coordinador. Se anunció que éste será Mike Nolan, y no me encanta esta decisión. Nolan tiene 32 años de experiencia como entrenador en la NFL, 17 como coordinador y cuatro como head coach en San Francisco, en donde todavía no le perdonan haber seleccionado a Alex Smith sobre Aaron Rodgers.
Su coordinador ofensivo en 2005, fue Mike McCarthy. El último puesto de coordinador defensivo de Nolan fue en Atlanta de 2012-14. Su esquema preferido es 3-4, pero en Atlanta, bajo Mike Smith usó el 4-3. En su último año como coordinador defensivo, su unidad terminó como la N° 32 en yardas totales, N° 21 en contra de la carrera, N° 32 contra el pase y N° 27 en puntos permitidos. No volvió a ser contratado como coordinador hasta ahora, habiendo pasado los últimos tres años como coach de linebackers en New Orleans.
Me pregunto qué esquema empleará en Dallas, su predilecto 3-4, o el del personal que tiene Dallas que sería 4-3. Fue un fracaso usando 4-3, y si cambia a 3-4, tendrán que restucturar el personal lo cual tardaría por lo menos dos años. En resumen, no me gusta esta contratación.
McCarthy tampoco ha sido muy exitoso rodeándose de talento en su grupo de entrenadores. De sus asistentes, sólo recuerdo a Ben McAdoo y Joe Philbin haber sido contratados como entrenadores en jefe. Ambos fueron rotundos fracasos. Dak Prescott se beneficiará siendo guiado por McCarthy, pero no tengo mucho optimismo hasta el momento debida a la contratación de Nolan.
Finalmente, el lunes también se anunció que Tua Taigovailoa se declaró elegible para el draft. Considero que fue un error que podría costarle mucho dinero y un futuro largo en la NFL.
De acuerdo a Nick Saban, Tua recibió una calificación de 1-15, los posibles lugares en donde sería seleccionado en el próximo draft. De haber sido elegible hace un año, habría sido la primera selección global sin duda. Este año he visto proyecciones entre el quinto y décimo turno. Nadie disputa el inmenso talento de Tua, pero el talento no lo es todo para triunfar en la NFL. Parece ser un muchacho inteligente y maduro. Todavía tengo grandes dudas que esté listo para jugar en la NFL, específicamente por su larga historia de lesiones, siendo la última devastadora.
Ningún quarterback que ha jugado tan solo tres años en el colegial ha ganado el Super Bowl. Lamar Jackson, Patrick Mahomes o Deshaun Watson tienen la gran oportunidad de ser el primero. Jared Goff lo pudo hacer, pero fue abrumado por la defensiva de New England y este año ha retrocedido. La diferencia entre estos cuatro mencionados y Tua es que fueron titulares tres años. Tua sólo dos.
Jackson, Mahomes y Watson eran quarterbacks de doble perfil, es decir, que atacaban por aire o por tierra. Tua es un excelente pasador, y es quarterback de bolsa de protección. Ha jugado también rodeado del mejor talento disponible en el colegial. Aún así ha sido propenso a lesionarse. Tua fue capturado 26 veces y golpeado en 196 ocasiones desde 2017, a pesar de que en 2018 y 2019, muchas veces no jugaba en los segundos tiempos dadas las ventajas que tenía su equipo sobre los rivales.
Los quarterbacks de “bolsa de protección” de nivel superior se lesionan poco, como ha sido el caso de Tom Brady, Philip Rivers, los Manning y otros, porque saben cuando aguantar, cuando deshacerse del balón y como protegerse. A Tua lo golpean seguido a pesar del talento que ha tenido a su alrededor. La disyuntiva para Tua era salir o quedarse.
Salir le podría valer, QUIZÁS, ser seleccionado entre los primeros cinco lo que equivaldría a ganar aproximadamente 30 millones de dólares. De caer al décimo lugar sería alrededor de 19 millones. No se puede culpar a nadie por tomar esa decisión porque aseguraría su futuro y el de su familia, pero no hay garantía que sea seleccionado en entre los diez primeros. De haber regresado, habría tenido la oportunidad de demostrar que puede jugar una temporada sin lesionarse, ganar un campeonato nacional como titular (el que ganó fue en relevo de Jalen Hurts), y posicionarse como la primera o segunda selección global (Trevor Lawrence posiblemente sea el primero seleccionado en el 2021).
Hay cuatro equipos entre los diez primeros que considerarían tomar un quarterback: Detroit, Miami, LAC, y Carolina. Seleccionar en esta posición puede cambiar el rumbo de una franquicia. Ningún jugador es una selección segura. Tua, por su historial de lesiones, menos. Me pregunto si un gerente general va a arriesgar su trabajo y su futuro yendo por un quarterback con historial de lesiones.
No estamos hablando de la situación de Jaylen Smith, que era linebacker y fue segunda ronda. Quarterback es la posición más importante de la NFL. Fallar con esta selección atrasa a una franquicia de tres a cinco años. El riesgo de Tua de regresar habría sido lesionarse otra vez y bajar aún más, pero esto sería la realidad de su futuro. Por eso prefirió la posibilidad de ganar 20 millones de dólares o más, en lugar de regresar a buscar llegar a lo que podría ser una segunda en 2021 por un monto de cerca de 35 millones. Tua fue por lo seguro en lugar de apostar en sí mismo.
Entiendo la decisión que él y su familia tomaron, pero eso me preocuparía de ser gerente general de un equipo. La prognosis de los médicos es positiva. Quizás para el 23 de abril ya haya podido demostrar que se ha recuperado. Le deseo lo mejor a Tua.
¡Hasta la próxima!