Chris Godwin y Mike Evans, receptores de más de mil yardas, Ronald Jones III, corredor prometedor, y un sistema ofensivo abierto es lo que los Tampa Bay Buccaneers han puesto a disposición de Tom Brady, pero queda una interrogante en el aire.
¿Y la protección para sacar provecho de este arsenal?
A reserva de otros movimientos que los Buccaneers hagan en la agencia libre o de lo que recluten en el próximo draft, lo que encontrará Brady en Tampa no es muy distinto a lo que tuvo disponible en su último año con los New England Patriots en relación a la protección de la línea ofensiva.
Incluso, parece que lo que los Buccaneers tienen disponible por el momento es peor a lo que tenían los Patriots en 2019, pero, quizá no es así.
La temporada pasada, la línea ofensiva de los Patriots permitió 28 capturas para empatar en el quinto puesto de esta categoría, mientras que el grupo frontal de Tampa Bay fue el número 22 de la clasificación con 47 capturas.
La presión sobre Brady fue constante en 2019, a tal grado, que en su afán por no dejar a la ofensiva en mala posición, repetidamente, el quarterback decidió deshacerse del ovoide para evitar capturas y situaciones de comprometidas de largo yardaje.
El actuar de Brady maquilló el pobre desempeño de la línea ofensiva de New England.
Un parámetro para dimensionar el trabajo de la línea ofensiva de los Patriots en 2019 es el índice de bloqueo en situaciones de pases, el cual indica que un defensivo gana la batalla contra su bloqueador si vence el bloqueo en menos de 2.5 segundos desde que se centra el ovoide (tiempo promedio en el que un quarterback lanza un pase). Cuando un bloqueador o liniero ofensivo sostiene su bloqueo por más de 2.5 segundos, entonces, gana el duelo.
El índice de bloqueo en situaciones de pase de los Patriots en 2019 fue de 23.2 por ciento (tercero en la NFL).
Los Green Bay Packers tuvieron el índice de bloqueo más alto en la NFL (71.5 por ciento), los Miami Dolphins tuvieron el más bajo (41.2 por ciento).
Recordemos que Brady eligió lanzar lejos el ovoide bajo presión, decisión que también evitó que fuera golpeado con frecuencia.
New England tuvo el porcentaje más bajo de contacto al quarterback (6.6) en la NFL, gracias a que Brady sacrificó en varias ocasiones su eficiencia y estadísticas.
Bruce Arians, coach de los Buccaneers, gusta de emplear un sistema de ataque abierto y vertical, algo que expuso a Jameis Winston a frecuente presión y golpes. En 2019, el índice de bloqueo en situaciones de pase de Tampa Bay fue de 28.5 por ciento (21 en la NFL) y su porcentaje de contacto al quarterback fue de 13.9 por ciento (20 en la liga).
La tarea de los Buccaneers puede ser tan sencilla como complicada. Winston es un pasador con más movilidad que Brady y aún así, fue físicamente castigado al ser presa de constante presión.
Los tackles Donovan Smith (izquierdo) y Demar Dotson, los guardias (izquierdo) Ali Marpet y Alex Cappa y el centro Ryan Jensen fueron los titulares la temporada pasada y a menos de que los Buccaneers hagan movimientos drásticos en la línea ofensiva, están proyectados para cuidar a Brady en 2020.
Al gustar Arians de lanzar profundo (más de 10-15 yardas), la tarea de los frontales es aguantar la presión por poco más de 2.5 segundos y dar a Brady oportunidad de conectarse con Goodwin y Evans, quienes sumaron 1,333 y 1,157 yardas la temporada pasada, respectivamente.
A los 43 años de edad, la protección para Brady es prioridad para Arians y los Buccaneers y si algo quiere demostrar su nuevo quarterback es que aún puede lanzar lejos y frecuencia.