La historia del deporte nos ofrece muchos ejemplos de atletas que llegaron a lo más alto y pensamos que siempre estuvieron allí o que su camino al éxito estuvo lleno de pequeños triunfos para culminar con una gran victoria.
La carrera de John Elway en la NFL fue llena de victorias, de regresos memorables, de grandes hazañas, pero, también de tristes y humillantes momentos, pero nunca dejó de luchar para disfrutar su momento de gloria.
El 2 de mayo de 1999, al anunciar su retiro, John Elway se convirtió en el ejemplo más claro de perseverancia en la NFL para alcanzar lo que más anhelaba: ser campeón del Super Bowl.
El legendario número 7 de los Denver Broncos pudo disfrutar de esos grandes momentos, pero, aunque el final fue más dulce de lo que él mismo pudo imaginar, primero tuvo que sufrir, varias veces, el amargo sabor de la derrota.
La Clase 1983
John Elway fue la primera selección global del Draft 1983 de la NFL, en la que se seleccionaron a seis quarterbacks en la primera ronda y 16 en total. La de ese año, es considerada la clase de pasadores más talentosa en la historia de la NFL, pues en ella también Jim Kelly, Dan Marino, Todd Blackledge, Tony Eason y Ken O’Brien fueron tomados entre las primeras 27 selecciones globales.
La controversia ese año se presentó cuando Elway y su agente dejaron en claro que el pasador no pretendía jugar para los entonces Baltimore Colts (actualmente en Indianapolis), equipo que lo tomó con la primera selección global del draft.
El joven pasador egresado de Stanford dijo que, en caso de ser seleccionado por los Colts, se iría a jugar beisbol con los New York Yankees. El 2 de mayo de 1983, (la misma fecha en que diría adiós de la NFL 16 años más tarde), el entonces dueño de los Colts, Robert Irsay, accedió a cambiar a Elway a los Denver Broncos por el liniero ofensivo Chris Hinton, el quarterback suplente Mark Hermann y la selección de primera ronda del draft de 1984.
La historia estaría por dar un giro radical en Denver.
La maldición de la Clase de 1983
La generación de quarterbacks del draft de 1983 fue, sin duda, la más talentosa, pero también fue perseguida por la maldición de no poder ganar un Super Bowl.
En 1984, Dan Marino, reclutado por los Miami Dolphins, tuvo sólo una oportunidad y la perdió ante los San Francisco 49ers; Jim Kelly sufrió cuatro derrotas con los Buffalo Bills en el Super Domingo y Tony Eason, con los New England Patriots, llegó también sólo una vez al juego por el título de la NFL, pero no pudo ganarlo al caer víctima de la legendaria defensiva de los Chicago Bears. Blackledge con los Kansas City Chiefs ni O’Brien con los New York Jets pudieron llegar al juego grande.
Elway lo alcanzó cinco veces, pero sus tres primeras experiencias se convirtieron en las derrotas más escandalosas en la historia de los Super Bowls, en especial las palizas ante los Washington Redskins y los 49ers.
En la edición XXII ante Washington, los Broncos ganaban 10-0 al final del primer cuarto, pero los Redskins explotaron con 35 puntos en el segundo periodo para enfilarse a vencer 42-10 a Denver. Dos años después, en el Super Bowl XXIV, Elway compañía simplemente fueron borrados del campo por unos 49ers encabezados por Joe Montana y Jerry Rice que apalearon 55-10 a Elway compañía.
La forma en que esas derrotas se dieron hubieran acabado con el ímpetu y ánimo de cualquiera. No fue así con Elway y los Broncos, que no dejaron de luchar para alcanzar el Trofeo Vince Lombradi.
El brazo, la movilidad, los regresos: nace la figura
Al mismo tiempo de ser prospecto para la NFL, en 1983, Elway tenía la opción de jugar en Grandes Ligas. Esa fue su principal arma para presionar a Irsay a que lo cambiaran de equipo.
De haber jugado beisbol, Elway hubiera presumido también en los diamantes de la Gran Carpa la potencia en su brazo. En la NFL, Elway agregaba la movilidad, puntería en sus envíos, además de improvisación a sus cualidades como atleta, además de ese grado de dramatismo para montar regresos en los últimos minutos. Esas facultades hicieron del número 7 de los Broncos uno de los jugadores favoritos entre los aficionados de la NFL.
Elway entró a ese exclusivo club de jugadores que, en cualquier momento y sin importar el poco tiempo que quedara en el reloj, podría venir de atrás en el marcador y montar el gran regreso.
“The Drive” es, quizá, la obra maestra de su carrera.
Temporada 1986-87, Final de la AFC contra Cleveland. Los Browns estaban arriba 20-13 y sólo debían detener al ataque de los Broncos para avanzar al Super Bowl.
Elway tomó el balón en su propia yarda 2 con 5:32 por jugar y comandó una serie de 15 jugadas que terminó con un pase de touchdown que, tras el punto extra, empató la pizarra con 31 segundos en el reloj.
En el tiempo extra, los Broncos anotaron un gol de campo para ganar ellos el pase al Super Bowl, el primero de la mano de Elway.
Ese momento quizá sea el máximo reflejo de la perseverancia de Elway y que sería puesta a prueba más adelante.
Tres Super Bowls, tres frustraciones
Los Broncos dominaron la AFC en la segunda mitad de la década de los 80s. Con Elway como su líder moral indiscutible llegaron a tres Super Bowls en cuatro años, sin embargo, los resultados no son de los que los seguidores de los Broncos deseen recordar.
La primera derrota se dio en el Super Bowl XXI en Pasadena, cuando enfrentaron a los Giants. Denver perdió 39-20. Elway lanzó para más de 300 yardas con un pase de anotación y uno interceptado.
Al siguiente año, Elway y Denver volvieron, pero la derrota fue aún más dolorosa en el Super Bowl XXIII. En la primera jugada del partido, Elway se conectó con Ricky Nattiel para un pase de anotación de 56 yardas y tomar ventaja de 10-0, pero, en el segundo cuarto, los Redskins explotaron con un feroz ataque y en sólo 15 minutos, acabaron con las ilusiones de Elway y los Broncos al anotar 35 puntos sin respuesta.
La tercera aparición de Elway llegó en el Super Bowl ante San Francisco. El panorama era terrorífico. Los Broncos se enfrentaban a uno de los mejores equipos en la historia de la NFL.
Con Montana, Rice y una sólida defensiva, los 49ers apalearon a Denver. Elway fue capturado en seis ocasiones, apenas superó las 100 yardas por aire, sufrió dos intercepciones. Sólo completó 10 de 26 pases.
Elway parecía estar destinado a cargar el mayor peso de la maldición de la Clase 1983 de quarterbacks.
El tiempo avanzó y las oportunidades de conquistar el Trofeo Vince Lombardi parecían agotarse.
‘Este es para John’
Habían pasado 10 años de la devastadora derrota ante San Francisco y Elway se mantenía como el quarterback titular de los Broncos. Ya no tenía a sus “Tres Amigos”: los receptores Ricky Nattiel, Vance Johnson y Mark Jackson.
En 1997, el número 7 de los Broncos tenía una banda comandada por Mike Shanahan como coach, Gary Kubiak (quarterback también seleccionado en aquél draft de 1983) como coordinador ofensivo, a Shannon Sharpe como ala cerrada, a Rod Smith como receptor y a un entonces desconocido Terrell Davis como corredor. Un elenco ofensivo más completo y balanceado.
Además, los Broncos tenían una sólida ofensiva, pero fue Davis quien sería clave para ayudar a Elway, quien había perdido su movilidad por el paso de los años, pero mantenía la fuerza en el brazo y la experiencia de tantos años en el campo.
Elway era una extensión de Shanahan y Kubiak en el campo y así, le llegó otra oportunidad de conquistar a la NFL.
La edición XXXII del Super Bowl se celebró en San Diego. Los Broncos se medían a los campeones defensores de la edición anterior, los Green Bay Packers de Brett Favre.
Terrell Davis fue el motor de los Broncos con 157 yardas por tierra y tres anotaciones que lo llevaron a ganar el premio como Jugador Más Valioso del Super Bowl, pero una jugada en ese marco definió la carrera de Elway.
Con el marcador empatado a 17 y menos de dos minutos por jugar en el tercer cuarto, Denver tenía tercera oportunidad y seis en la yarda 12 de Green Bay. Era la jugada número 11 de la serie ofensiva que Denver inició en su yarda 8. Elway salió de la bolsa de protección, corrió por el lado derecho y observó dónde estaba la marca del primero y 10. Al mismo tiempo, tres defensivos de los Packers se acercaban para detenerlo.
El quarterback veterano de 37 años se lanzó hacia el frente para alcanzar la marca del primero y 10. El impacto con los defensivos hizo que Elway girara en el aire como hélice de helicóptero. Al caer, los Broncos tenían el primero y 10.
No hay mejor muestra de la determinación, tenacidad y entrega de Elway.
El mensaje para los Broncos había quedado claro: “Este Super Bowl lo ganamos” y así sucedió. Denver venció a 31-24 a Green Bay.
Elway estalló en lágrimas con los brazos en lo alto, sus compañeros lo levantaron en hombros, mientras un centenar de fotógrafos lo rodeaba y el confeti caía para darle color y sabor a una victoria que lo había eludido tres veces.
La frase que se hizo inmortal esa conquista las dijo el entonces dueño de los Broncos, Pat Bowlen, cuando tomó el Trofeo Vince Lombardi: “Sólo tengo que decir una cosa esta noche. Son sólo cuatro palabras: ‘¡This one's for John!’”.
Elway tuvo por fin en sus manos el trofeo que tres veces se le había negado.
Al siguiente año, los Broncos regresaron al Super Bowl y le pasaron por encima a los Atlanta Falcons. Elway lanzó para 336 yardas con un pase de anotación y una intercepción para conseguir lo único que le faltaba, el premio como Jugador Más Valioso del Super Bowl.
Elway no buscó más en la NFL. Después de 16 años en la NFL e iniciar cinco Super Bowls, no tenía nada más que probar. Lo había ganado todo.
Se fue como los grandes, como nunca lo imaginamos después de las contundentes derrotas que sufrió en sus primeros viajes al Super Bowl.
John Elway se fue como bicampeón de la NFL.
Saco y corbata, su otro uniforme
Elway dejó el campo para trabajar en las oficinas de los Broncos.
En 2011, fue nombrado gerente general y vicepresidente de operaciones deportivas del equipo y, hasta ahora, su mejor decisión ha sido contratar en la agencia libre a Peyton Manning para redondear un equipo que llegaría a dos Super Bowls y ganaría uno.
La primera experiencia de Elway como directivo en el juego por el título de la NFL fue una derrota dura ante Seattle, nada extraño en la vida del ex quarterback, quien luego tuvo que tomar las riendas de los Broncos por el delicado estado de salud de Bowlen, quien falleció el 13 de junio de 2019).
Elway contrató a Kubiak como entrenador en jefe y en el último año de Manning en la liga y de la mano de una sólida defensiva en la liga, los Broncos derrotaron a los Carolina Panthers en el Super Bowl 50.
Elway tuvo por tercera ocasión el Trofeo Vince Lombardi en sus manos y en esa ocasión devolvió el favor que le hicieron 18 años antes: “¡This one´s for Pat!”.